La implementación de la inteligencia artificial en la industria editorial podría suponer una revolución que, sin embargo, aún no ha llegado y que difícilmente llegará. Así lo considera el autor Bernardo Atxaga. “Hay una hipérbole en el caso de la inteligencia artificial, una desmesura, una representación excesiva que resulta publicitaria”, consideraba ayer jueves el escritor poco antes de inaugurar las jornadas El autor en el nuevo mundo de la edición, en las que diferentes expertos del sector debatirán hoy sobre esta nueva tecnología. Inmerso en los últimos detalles de la edición de su próximo trabajo, el laureado autor se mostró escéptico con respecto a la posibilidad de que la inteligencia artificial pueda sustituir el conocimiento y la creatividad humana.

Bajo el título Sobre fantasmas, Atxaga relacionó a partir de su último libro, Desde el otro lado –donde los fantasmas son narradores–, ciertas ideas sobre las que lleva tiempo rumiando. “Un fantasma surge cuando hay señales de vida, como susurros, movimientos o sombras, pero detrás no hay nadie, nada orgánico ni físico”, explicó el autor traducido a más de 33 idiomas. “En el caso de la inteligencia artificial, hay algo que es la voz, que da pie a pensar que estamos ante un hecho real, a pensar que hay alguien humano que está físicamente. Y, sin embargo, no es así. Esa es la parte fantasmagórica”, cavilaba.

En ese sentido, consideró que se trata de “un fenómeno que tiene que ver más con la moda o con los mecanismos de repetición que utilizan los medios de comunicación de masas que pueden hacer que, de un día a otro, medio mundo esté hablando de la misma cosa”. En esa línea, citó el trabajo del catedrático Víctor Etxebarria, quien afirma que de la inteligencia artificial se empezó a hablar hacia 1940. De hecho, teniendo en cuenta que está finalizando, junto a su mujer, la traductora y editora Asun Garikano, la edición del texto que publicará a principios de octubre, reflexionaba lo siguiente: “No creo que llegue el día en el que pueda suplantar el trabajo que realizan dos personas especializadas”.

Por ello, Bernardo Atxaga no considera que exista una preocupación en el sector sobre las implicaciones de la inteligencia artificial en relación a la creatividad. “Con una máquina puedes hacer 300.000 canciones de tres minutos pero son canciones que siguen una fórmula, se ha hecho toda la vida”, alegó. Y añadió otros ejemplos: “Hay una forma de escribir poesía que es Cadáver exquisito, que consiste en meter palabras al azar en una bolsa y luego las vas sacando y juntando”. De una forma casi mecánica se realizan también los cuentos tradicionales que siguen una misma estructura.

Cuestionado sobre si le molestaría que se emplearan sus textos para alimentar sistemas de inteligencia artificial, Atxaga confesaba que es algo que se escapa a su control. “Ahora mismo cuando una editorial española publica un libro, de cualquier novelista, ese texto está en Internet en apenas 24 horas”, aseveraba el escritor en euskera más leído y traducido de la historia, quien bromeaba diciendo que lo que le gustaría es “que la inteligencia artificial creara lectores para que los escritores estemos más contentos”.

En cuatro idiomas

Nueva publicación en octubre

Lectura en cárceles. Bernardo Atxaga publicará su nuevo trabajo a principios de octubre. “Hoy mismo –por ayer– he decidido cambiar el título, Paradisuaren inguruetan. Idatzi komikoak eta tristeak”, adelantaba sobre el texto de unas 150 páginas que verá la luz en cuatro idiomas (euskera, castellano, catalán y gallego), y también en inglés si se cumplen los plazos. El libro está basado en la experiencia del autor en diferentes cárceles de presos comunes de Francia en las que ofreció lecturas. “La experiencia me resultó sosprendente, lo que ocurre durante la lectura frente a gente que lleva más de 20 años en la cárcel. ¿Qué leer? ¿Cómo leer? Tenía un poema, que cantaba Itoiz, Desolatio. Y pensé: ¿Cómo leerlo?”, meditaba.