Cuando las fronteras entre la imaginación y la realidad saltan por el aire, una mujer irrumpe en el teatro, a punta de pistola para dar una charla de Juan José Millás. La policía cerca el lugar, la mujer secuestra al público e imparte la conferencia que teóricamente el periodista y escritor tenía que dar. Acosada por la policía y el propio autor, su alegato es la demostración de una tesis a vida o muerte: Ella es él, la alter ego de Juan José Millás.

En el escenario, nada es lo que parece ¿o sí? Los miércoles parecen jueves, la obra que el Teatro Campos pone en escena hasta este domingo, es el tercer monólogo del escritor y periodista Juan José Millás, un thriller en tono de comedia, con reflexiones filosóficas, temas de actualidad y mucho humor. “El espectáculo es la historia de un grupo de gente, entre los que me encuentro yo, que fuimos cayendo rendidos ante el texto de Millás y decidimos hacerlo contra viento y marea. La que primero se lanzó sin red fui yo, leí el texto y no daba crédito. Lo iba leyendo y no paraba de reír y de asombrarme. No quería hacer otro monólogo porque estaba con Una habitación propia, de Virginia Woolf. Pero Miércoles que parecen jueves no lo es exactamente, hay una relación con el público, que es un personaje importantísimo en la función”, confiesa la actriz, pianista y directora teatral, que está de gira con esta obra, tras su gran éxito en Madrid.

Entrar en un teatro con un revólver es, en opinión de Sanchís, el sueño de cualquier actriz: “Si te la dan nada más entrar, te conecta con ese deseo de infancia de jugar a las aventuras. Cuando vi ese arranque del espectáculo caí rendida. ¿Cómo no iba hacer este regalo de la vida?”.

Le pasó lo mismo al director de cine y teatro Mario Gas “a quien por fechas tampoco le venía nada bien, pero no podía evitar lo inevitable. Su empeño fue hacer algo tan teatral que no lo parece. Lo ha despojado de todo y ha ido al origen del teatro: público, texto y actriz. Es algo único que no se parece a nada, tiene algo de experimental”.

Palabras e imaginación

Clara Sanchís (Madrid, 1968), hija del dramaturgo José Sanchis Sinisterra y de la actriz Magüi Mira, ama las palabras y la música, la musicalidad de las palabras. En esta ocasión, su personaje es una gran loca cuerda o viceversa. Dice verdades como puños mirando la vida desde un lugar que no es el actual, desde otro lado, como ocurre siempre con los textos de Millás. La actriz se convierte en la alter ego del escritor que sube al escenario los grandes temas de su narrativa: la realidad y sus extravíos, el poder de la imaginación, la extrañeza como fuente de saber o el cuestionamiento de la propia identidad. Es como si su mente fuera capaz de ver cosas que los demás no vemos. Pequeños detalles –cosas que tenemos delante– él las ve y las aprecia con todas sus contradicciones.

Entre estos temas, destaca el poder del lenguaje de la palabra. “Hay un momento maravilloso en que mi personaje dice que la realidad está hecha de palabras y quien las domina, domina la realidad. Es una tesis que defiende mi personaje en toda la obra. Es fundamental dominarlas y para ello es necesario leer”.

También se destaca lo importante que es desarrollar la imaginación, “lo que él llama el aparato imaginario”. ¿Por qué le brindamos más importancia a los hechos y a la realidad empírica que a nuestra imaginación? ¿Cuánto conocemos de nuestra psiquis? ¿Por qué desestimamos el valor crucial que la fantasía tiene en nuestra existencia? “Millás se pregunta por qué estudiamos el aparato digestivo, el locomotor y sabemos tan poco del imaginario. La imaginación es la puerta para la libertad de pensamiento. Porque este texto, como todo lo que hace él, también tiene un componente social importante. Hay algo movilizador, siempre está esa defensa humanista y un homenaje a la lectura”.

“Juan José Millás sostiene que este personaje que ha escrito es la psicópata que hay en él”, asegura Sanchís, quien añade que “está todo el tiempo en relación íntima y directa con el público porque hay una pistola entre ellos y yo, y eso une mucho”.