Han pasado 45 años desde que se estrenó la película Grease (1978) y sin duda, se ha convertido en una de esas películas de culto. La mágica conexión entre Olivia Newton-John y John Travolta ha cautivado a distintas generaciones a lo largo de estas cuatro décadas y sus personajes Sandy Olsson y Danny Zuko ya forman parte de la historia del cine. Tenían 29 y 24 años respectivamente cuando rodaron la película, y junto con la canción y coreografía de Summer Nights o You’re The One That I Want, entraron a formar parte de la cultura pop para el resto de la eternidad. Multitud de canciones y coreografías son todavía grandes hitos en la historia del cine musical y permanecerán para siempre en nuestro imaginario colectivo.

La película, cuyo nombre hace referencia a los jóvenes de los 50 conocidos como los greasers, a los que se les identificaba por sus peinados greased back, engominados y peinados hacia atrás, ha servido de argumento también para muchas versiones musicales. 

 El instituto Rydell, donde estudiaban estos adolescentes californianos, se ha trasladado al Palacio de Euskalduna en una versión “rejuvenecida”, firmada por David Serrano, que ha dirigido también musicales de éxito como Billy Elliot, con un reparto compuesto por un grupo de jovencísimos artistas que derrochan talento e ilusión a lo largo de las casi tres horas que dura la función. Joan Miquel Pérez es el director de este montaje que es, sin duda, uno de los grandes éxitos de la temporada y que cuenta con las explosivas coreografías de Toni Espinosa. 

Quique González da vida al rebelde Danny Zuko y Natalia Serra a Sandy, aunque en esta ocasión ni Zuko es tan macarra, ni Sandy tan sumisa. “Se mantiene la esencia de Grease, el contexto histórico... Pero, es verdad que desde el escenario tenemos que hacer una labor de cara a los chavales que nos vienen a ver de transmitir una imagen. Además, queremos que el público se pueda sentir identificado con los personajes, por eso en el espectáculo hemos incorporado ciertos guiños para acercarlo más a nuestros días. El papel que tiene Sandy en la función es más reivindicativo, tiene las ideas más claras, sabe lo que hace y no se deja ningunear por Danny Zuko”, explica este joven de 20 años, a quien le ha tocado representar el papel icónico del rebelde chico de instituto que todo el mundo conoce. 

"Un regalo"

Para Quique González, que está considerado la sensación del momento en la escena musical, “el papel es un regalo porque la gente lo disfruta mucho cuando viene al teatro. Agradece las actitudes, los movimientos que les recuerdan a Travolta, porque inevitablemente cuando pensamos en Zuko pensamos en él. He querido darle un toque como tenía Travolta, pero hemos integrado también el tono adolescente de los jóvenes de hoy en día”, señala este actor de apenas veinte años.

González comenzó muy joven en la interpretación, un momento de diversión tras el colegio en las clases extraescolares; después llegaron los campamentos de verano, también con un extra de clases de teatro. A los 10 años debutó interpretando a Kurt Von Trapp en Sonrisas y lágrimas y a partir de ahí ha ido encadenando diferente papeles hasta llegar a Grease.

El primer contacto que tuvo con la película fue cuando en el colegio le tocó cantar Grease lightning con cinco o seis años: “Me vistieron mis padres de Zuko, también en mi escuela teatral me tocó hacer este personaje. He tenido contacto con Gresase en distintas etapas de mi vida, pero es verdad que cuando se estrenó la película yo ni había nacido”. 

Quique González fue uno de los miles de jóvenes que se presentaron al casting en Madrid para participar en este musical. “Fue multitudinario, todos teníamos entre 17 y 21 años. Estábamos muchísimos jóvenes, con muchas ganas... Fueron muchas fases porque para elegir al elenco musical hay que saber cantar, bailar, interpretar... cuanto más sepas, mejor. Después, a los que fuimos seleccionados, se nos dio una formación, tuvimos mucho tiempo para preparar el musical porque se tuvo que interrumpir por la pandemia. Pero la gente nos dice que en el resultado se nota que lleva mucho tiempo cocinándose”, asegura. 

Clases de jazz, rock, acrobacias, claqué, canto e interpretación han sido su formación hasta el momento. “En el teatro musical es necesario hacer de todo encima del escenario y eso es muy complicado. Es verdad que a día de hoy cada vez los jóvenes están más formados. Incluso hay niños protagonizando musicales, por ejemplo, Matilda, que también es de la productora de Grease, y está protagonizado por niños y niñas de 9 años que cantan, bailan... Es muy bonito y muy guay que cada vez más gente se quiera formar en este mundo. Además, te aporta mucho, sobre todo, para trabajar en otras cosas, yo también he trabajado en audiovisual y me siento muy preparado por la formación que he recibido desde muy pequeño. Si vienes del musical, te vas a sentir mucho más cómodo en cualquier otro ámbito”, reconoce el actor, que protagoniza la nueva serie de atresplayer UPA Next, que se estrenará próximamente.

Uno de los platos fuertes de Grease es el concurso de baile en el instituto. “Es el número que tiene más complejidad, es muy largo para lo que suele ser habitual. Tienes que cantar y estar a tope durante el número porque eres el protagonista, para mí es el más complicado”, reconoce.

Tras su éxito en Madrid, Grease, el musical estará en cartel en Euskalduna hasta el 3 de septiembre.