Uno de los templos del teatro alternativo en Londres sirve de improbable escenario esta semana para que la opereta Black, el payaso acerque la zarzuela del compositor donostiarra Pablo Sorozabal al Reino Unido. La producción del Cervantes Theatre ha sido recibida con entusiasmo dentro del festival de ópera Grimeborne que desde hace 15 años programa el teatro Arcola en el barrio de Dalston, en el este de Londres.

Con ocasión del 125 aniversario del nacimiento de uno de los genios de la lírica española del siglo XX, Black, el payaso deslumbra por una música que se aleja de los cánones del género y que supuso uno de los proyectos más ambiciosos de Sorozabal (1897-1988). Estrenada en 1942 en Barcelona, la obra –con libreto de Francisco Serrano Anguita– es una alegoría sobre el poder del arte y la política nacionalista, que consiguió superar los filtros de la censura franquista gracias a su ambientación en un ficticio principado centroeuropeo.

Black y White son dos payasos exiliados que actúan en París y, por una serie de malentendidos, el primero acaba convirtiéndose en rey del imaginario país de Suevia. “No es una opereta el uso, ni en la temática, ni en el estilo musical. Y eso me parecía clave para traerla a Londres, porque no hace falta tener una conexión cultural o referencias específicas para comprenderla”, explica a Efe la directora de la producción, Paula Paz.

Paz, también directora artística del Cervantes Theatre, cree que “la mezcla entre comedia y drama es fascinante y viaja muy bien”, aunque destaca ante todo la “música maravillosa” de la opereta, dividida en prólogo y tres actos.

Black, el payaso se separa de los ritmos tradicionales españoles para jugar a su antojo con otras influencias, desde el jazz hasta marchas militares, aunque con el elemento predominante de la música cíngara, que se ajusta a la ambientación de la historia.

El director musical de la versión representada en el Arcola hasta el 6 de agosto –y en el Cervantes Theatre en septiembre–, Ricardo Gosalbo, tiene claro que para él se trata de “una obra maestra, que no tiene nada que envidiar al mejor Puccini”. “El formato es más pequeño (que en las óperas), pero está todo ahí, condensado, en miniatura. Lo más importante es lo bella que es la música, tiene de todo: está el aspecto del circo, partes más románticas, más líricas...”, dice Gosalbo.

Para apoyar el estreno de la obra se ha desplazado a la capital británica el nieto homónimo de Pablo Sorozabal, quien se muestra muy satisfecho por el resultado y por la posibilidad de dar a conocer la obra de su abuelo en el Reino Unido.