Pulcras y aseadas, con sabor a himno y épica de estadio; y tan pegajosas como el chicle. Así volvieron a sonar las canciones de The Killers, el grupo de Brandon Flowers, su mesiánico cantante, en la actuación estelar de la segunda jornada del Bilbao BBK Live 2022. Por la tarde, el protagonismo se lo disputaron los renacidos Supergrass y el pop del grupo estatal Lori Meyers, que hizo brillar su pop entre el sol y calor de Kobetamendi.

The Killers regresaba a Kobetamendi en olor de multitudes, como ya hiciera en el festival en 2017. Repetía escenario… y también éxito, según se comprobó cuando el trío –ampliado a un octeto de músicos, con dos coristas femeninas incluidas– saltó al escenario de Kobetamendi cerca de las 23.00 horas, con la noche recién estrenada.

No se les pudo recibir mejor. Por algo es una de las escasas bandas capaz de abarrotar festivales y estadios, consecuencia de su manera de entender el pop, amable y mainstream. Su desembarco no pudo resultar más coreado, al son de When we were young. Flowers, líder absoluto, guaperas y mesiánico, apareció, como siempre, maqueado y en magnífica forma para sus ya 41 años, vestido de traje. No habían transcurrido ni 10 minutos y ya se había hecho tantos kilómetros como Jagger antes de llegar a la edad de jubilación. 

 “Gabo, Bilbo”, gritó a la audiencia antes de descargar Jerry was a friend of mine y lanzar, en un euskera farragoso y leído, “bizirik gaude” y hacer referencia al aislamiento y al regreso a la carretera.

Nos pareció entender “paz, amor y rock’n’roll en su discurso, mientras la trasera del escenario pasaba a recoger las evoluciones del escenario, especialmente de Brandon, que se agitó más que una lagartija y optó por un concierto rebosante de himnos imbatibles y con melodías y estribillos destinados a ser coreados por multitudes, introducido por Jenny was a friend of mine y Smile like you men it. El chaval es de Las Vegas, la ciudad del juego y el espectáculo, y se le notó en cada cita con los fans, que en ocasiones compitieron en volumen y entusiasmo con él.

La banda se mostró muy cumplidora –la forman instrumentistas destacados– y generalmente estática, sabedora de su papel como comparsa del gurú Flowers. Cual flautista de Hamelín fibroso, volvió a dominar a la multitud, la mayoría compuesta por jóvenes, con cada inflexión de su dotada garganta al micrófono, que combinó con el sintetizador que dominaba el escenario. 

A la hora de cerrar esta edición, el concierto seguía con el público esperando más himnos, a la espera del confeti, las explosiones y el aluvión de éxitos que les han convertido en una de las bandas de pop mayoritario del siglo XXI gracias a Human y Mr Brightside con sus melodías rotundas.

Antes de la misa pagana de The Killers, el día fue cobrando entrega a media tarde con Inhaler, la banda irlandesa liderada por Elija Hewson, el hijo pequeño de Bono, el vocalista de U2. El vástago también sabe rockanrolear, como demostró en la presentación de su disco, It won´t always be like this. A Elija, arropado por la bandera de su país, se le notó que le falta el carisma y el genio de su progenitor, pero bien apoyado logró que su pop–rock sonara aseado. Así lo demostraron temas como It won’t always be like this, con la que abrieron, o My honest face. Mezclando guitarras y sintetizadores dejaron buenos estribillos y mostraron deudas con New Order y Franz Ferdinand ante un público que bailó con Cheer up baby o When it breaks.

Pop y britpop

Les relevó el grupo granadino Lori Meyers, que repetía en el festival. Noni, Alejandro y Alfredo, que mamaron en su niñez del pop de Los Ángeles y en su juventud del indie de Los Planetas, ahora, ya en la madurez, demostraron la vigencia y contundencia de su pop actual, revestido con una pátina del pop electrónico del siglo XXI tras dos décadas de carretera.

Liderado por la voz personal de Noni y con una gran respuesta ya de miles de fans, repasaron su reciente Espacios infinitos con canciones como Punk, Primavera o Seres de luz, con la que abrieron el concierto. Y, como resulta obligado cuando se trata de fiesta y de botar, intercalaron muchos de sus himnos, de Siempre brilla el sol –quizá su mejor estribillo, coreado y bailado a muerte– a Mi realidad y Emborracharme, que compartió con Jordi Évole.

Y justo antes de que The Killers recibieran a la noche, tocaron Supergrass, lugartenientes del britpop que manejaron con ventas millonarias Oasis y Blur a finales del milenio pasado. El trío de Oxford, todavía liderado por el guitarrista y vocalista Gaz Coombes, con barba y sombrero y ahora con su hermano Rob a los teclados, ha vuelto a los directos. Y aunque pueda que sea por la pasta –titularon un disco In it for the money–, sonaron lustrosos y enérgicos en Bilbao, aunque les costó montaron un karaoke con miles de fans al son de su primer y contagioso sencillo, Caught by the fuzz, el vibrante Alright o su éxito de cariz glam Pumping up on your stereo. l