El BBK Bilbao Music Fest 2022 finalizó con Loquillo y sus músicos abrazados y cantando ante el público People have the power, con la que Patti Smith concluyó embelesada una semana antes su paso por el Azkena Rock. El poder es de la gente, sí, y las posibilidades de cambio, de colorear la gris actualidad y de pasar a la acción. A todo ello le cantó el rockero barcelonés en la primer parte de su recital atronador y convincente en Miribilla, pero el público, disperso y festivalero, no rompió la tregua hasta la llegada de clásicos como El ritmo del garaje o Cadillac solitario.

Con Loquillo, que acudió por segunda vez en Bilbao a tapar bajas inesperadas tras la enfermedad de Alan Parsons como ya hiciera una Aste Nagusia en lugar de El Arrebato, no valen las medias tintas. Él juega siempre a lo grande. Y se apreció desde antes de saltar al escenario, precedido por la épica de la partitura de la película bélica El desafío de las águilas, de Ron Goodwin. Arropado por su sexteto actual, de negro, trajeado y con su tupé ya encanecido, confesó "soy un filibustero" en búsqueda del Santo Grial con Los buscadores, envuelto en un sonido farrogoso en el arranque.

Caña a saco desde el inicio. Mostrando sus cartas, pie al monitor, arropado a su izquierda por el gijonés Igor Paskual y a la derecha por el también guitarrista y productor Josu García. ¡Menudo par, como el tercero, Pablo Pérez! Era casi medianoche pero él abrazó el pop y el baile con Sol, con los sintetizadores sacando lustre al ritmo y más bailarín que nunca antes de descargar Planeta rock y su primer dardo de Diario de una tregua, su última gema. Con ella gritó "libertad, libertad" y reivindicó que "nadie sea más que nadie" con un sonido monolítico y él con la garganta firme y bien sonorizado.

"Rendirse no es una opción€ imposible no hay nada", escupía El Loco, aclarando posturas antes de su presentar otro pulso al poder, este de Johnny Cash, titulado El hombre de negro, a ritmo de boogie. El público -festivalero y ecléctico- siguió impasible a pesar de que el teclista bajara a primera línea con un acordeón para embellecer un tabernario Creo en mí. Entonando mejor que nunca y entre patadas lanzadas a la base del micro para hacerlo volar, cruzó el paraíso rescatando una joya de Balmoral con recuerdo al gran Johnny Halliday.

Blandiendo sus armas y principios, el relevo del Loquillo del siglo XXI dejó paso a la nostalgia -y a los gritos, aplausos y móviles, por fin- con El rompeolas. Y el rock´n´roll empezó a conquistar los corazones del gélido público, que se volvió a calentar con El último clásico y su defensa de la pasión, lo básico y las personas. Y llegó Carne para Linda con guitarras kamikazes y rugidos de teclados, y el fan bajó finalmente las barreras mientra El Loco chocaba manos en las primeras filas. La comunicación se incrementó con Rey del Glam, con Igor boa al cuello y el recuerdo a Bowie y T. Rex en cada salto. Ni algunos problemas en los micrófonos lastraron Memoria de jóvenes airados, con dos solos de guitarras cruzados inolvidable.

DE THE WHO A PATTI

Entregado, sonriente, con la misión de vencer a la tristeza de estos últimos años, se puso aún más chulo con Rock and roll actitud, con una batería poderosa como un obús y una intro de sintetizadores que remitió a The Who. Igor jugaba a ser Pete Townshend antes de sonar La vampiresa del Raval y Loquillo se expuso, a su manera, orgulloso y sin esconderse, declarándose El rey Con su propia ley, sus estribillos y su vida a golpe de emociones. Y políticamente incorrecto, como en la coreada La mataré, con el protagonismo del bajista, Alfonso Alcalá.

Miribilla se metió en el túnel del tiempo para gozar con El ritmo del garaje, que sonó a hard rock de los 70 y que los fans, ya entregados, cantaron hasta la ronquera. Igualmente renovada sonó Cadillac solitario, con los músicos ensayando poses y volcados al borde del escenario. "Gracias por las muestras de cariño recibidas desde hace un año", la presentó El Loco. ¿Por el apoyo a sus conciertos pioneros durante la Covid o a la enfermedad que sufre y de la que nos falta información? Clásico ya, el barcelonés parece eterno, capaz de sobrevivir "hasta el infinito y más allá", como cantó en segundo ejercicio glam, Feo, fuerte y formal. Sonrientes, él y su banda, dijeron agur entre abrazos y bailando People have the power. Con la gente, por fin, entregada. Él tiene el poder.