Nerea Lupardo se hizo cargo en plena pandemia, el pasado mes de junio, de la nueva dirección general de Euskalduna. Lupardo ocupa el hueco que dejó hace meses el anterior director gerente, Andoni Aldekoa, tras su salto a la dirección de EITB. Encima de la mesa de su despacho, se encuentran numerosos proyectos que ayudarán a mantener el liderazgo de este espacio, “que fue en 2003 considerado el mejor palacio del mundo. Somos una referencia en el Estado y a nivel internacional estamos muy bien posicionados en muchos sectores”, explica Nerea Lupardo.
¿Le costó mucho tomar la decisión de aceptar la dirección general de Euskalduna?
—No fue una decisión difícil porque el reto me parecía bonito y además recibí el apoyo para llevarlo a cabo. Y, evidentemente, aunque la situación ha sido complicada, hemos recibido una ayuda económica que es lo que nos ha permitido poder seguir avanzando en el cuidado del entorno cultural. Nuestro objetivo es conseguir lo que siempre ha sido Euskalduna, una entidad autosuficiente con una financiación propia, pero está claro que estos dos años están siendo duros. Tenemos que seguir adelante con la colaboración de la Diputación. Pero es un reto personal y profesional bonito, de gestión, de interacción con un equipo, que no es muy grande, y con un reto de acercar valores que pueden ser una realidad en los planes que tenemos de futuro.
¿Y cuáles son esos planes? ¿Qué es lo primero que ha puesto en marcha cuando ha llegado a la dirección de Euskalduna?
—Hemos intentado, sobre todo, que no falle la labor de continuidad con respecto a los promotores y promotoras del mundo cultural. Ese ha sido probablemente uno de los mayores retos del palacio, que no perdieran rentabilidad, que pudieran seguir produciendo, aunque ello haya supuesto para el palacio un esfuerzo enorme a la hora de desdoblar y de tener mayor número de representaciones, con menor rentabilidad. Pero hemos conseguido que el talento local y cultural se mantenga. Y eso ha sido importante. Ahora, nos encontramos con la ilusión de poder hacer esa misma labor pero con rentabilidad.
¿Qué balance haría de 2021?
—Ha sido un año de una recuperación importante, en los meses de septiembre, octubre, noviembre y diciembre ha habido un gran ascenso en cuanto se refiere a congresos y actividad cultural. Ya empezamos en Aste nagusia con una oferta de teatro, pero realmente el colofón se ha producido en los últimos cuatro meses del año. Y eso ha hecho que tanto el equipo de Euskalduna y la sociedad en general recuperan la ilusión viendo que se empezaba a normalizar el acceso a la cultura.
¿2022 va a suponer la vuelta a la normalidad?
—Creo que todo el esfuerzo que se ha invertido en que estos promotores sobrevivan y mantengan la ilusión ahora tiene que verse consolidado este año. Nuestra propuesta de programación contempla 21 congresos, algunos de carácter internacional de más de 1.000 personas, otros estatales, y también más pequeños, pero estamos hablando de eventos de 400 o 500 personas. Y en la actividad cultural, ofreceremos teatro, conciertos, opera, danza... E insistimos siempre, cultura segura, porque si en algo tiene un rol importante Euskalduna, es en ofrecer y normalizar esa vida social que ha sido tan intensa en Bilbao y Bizkaia. Y tenemos que ser tractores hacia esa normalización.
¿Para cuándo prevén la recuperación de los congresos internacionales al nivel de antes de la pandemia?
—La apertura de los aforos es un elemento fundamental porque es verdad que el mundo internacional es el que más ha podido sufrir las restricciones. Vemos a nivel general que el acceso internacional va a tener un tiempo mayor de maduración, probablemente hasta 2025 no podamos hablar de una normalización del 100%. Pero tenemos que enfocarnos mucho y hemos funcionado muy bien en las de carácter estatal y regional, porque allí sí somos referencia. Es importante que además nos vean desde la doble dualidad como ciudad y territorio, como una oferta empresarial, congresual y turística para disfrutar de Bizkaia y de Euskadi. Al final, es el objetivo para que se generaron los palacios de congresos, como una fuente de riqueza del entorno.
¿Qué congresos están previstos para este año?
—Algunos tan relevantes como el de Dermatología, Radiología, el Congreso nacional de transplantes, que se tuvo que retrasar en 2021, un evento nacional medico, el de Resonancia Magnética...En cuanto se han abierto las puertas a la posibilidad congresual, la respuesta ha sido muy positiva y luego la gente va a poder disfrutar de nuestro entorno. No solo vienen a Euskalduna a tener sus sesiones, está la interacción que tienen con la ciudad y con el territorio durante los dos o tres días de estancia en el congreso. Tiene un alto impacto económico.
¿En estos 23 años desde que abrió sus puertas cuántas personas han pasado por el Palacio?
—Quitando estos dos años de pandemia, hemos tenido cifras de 400.000 por año. Estaríamos hablando de nueve millones de personas que en alguna ocasión se han acercado al palacio. Euskalduna ha sido un referente donde la gente ha asistido a diferentes espectáculos, bien a una jornada o a un acto cultural. Hay un público que evidentemente mantiene una fidelidad con Euskalduna pero hay otro que no lo conoce o no ha tenido la oportunidad de conocerlo y tenemos que acercarlo. Captar nuevos públicos, fundamentalmente, a los más jóvenes; todos sabemos que tienen una sociología diferente, más digital, consumen un ocio especializado... Tenemos que ir a ese público e intentar ver qué le podemos ofrecer en cultura y en ocio, ofrecer también cultura del conocimiento, no solo musical.
Precisamente, este sábado el palacio abrirá sus puertas para que la ciudadanía pueda conocerlo y “vivirlo”.
—El programa Euskalduna bizi ofrecerá la ocasión de acercar el Palacio a la ciudadanía, un emplazamiento inclusivo, diverso y accesible. Las visitas guiadas han arrancado hace tres sábados, pero el colofón va a ser este sábado con una oferta desde las nueve y media de la mañana hasta la noche, doce horas ininterrumpidas de teatro, charlas... Incluso podrá venir gente a pasear por Euskalduna, a tomarse una cerveza de La Salve y a disfrutar de sus recorridos. Y a la tarde, habrá conciertos a un precio asequible. Diferentes formas de cultura y todas a la vez en una intensa jornada. Es un día de carnavales, pero pueden terminarse dando un paseo por Euskalduna.
Este año también van a celebrar el Festival Aurrera Fest.
—Entra dentro del objetivo de captar un público diferente que antes no ha experimentado el Palacio. Tenemos programaciones que se van a consolidar de la mano de la Diputación de Bizkaia como Aurrera fest, que es además una idea estupenda de mantenimiento y soporte para el talento local. Qué mejor idea que dejar estas instalaciones para ayudar a promesas del mundo de la cultura para que puedan utilizar todos nuestros medios para seguir adelante.
¿Van a ampliar las colaboraciones con otros espacios culturales como el Guggenheim o el Bellas Artes?
—Es un proyecto que estamos trabajando conjuntamente con el Convention Bureau y es una labor conjunta que tenemos que hacer en este momento para caminar hacia adelante y poder ofrecer entre todos un buen servicio de ciudad y de territorio. La Diputación de Bizkaia es un elemento fundamental porque son los grandes creadores de eventos de cultura, muchos de los cuales vienen al Palacio.
Dentro de dos años, Euskalduna cumplirá sus bodas de plata. ¿Cómo le gustaría que fueran?
—Creo que estaremos hablando de un aniversario en otras condiciones. Durante años, hemos estado hablando de más del 90% de asistencia y aforo, con lo cual está probado que hay una respuesta favorable de la gente hacia Euskalduna, pero este año hemos estado haciendo esfuerzos sobrehumanos por mantener esa cultura viva y hemos llegado al 78%. Vamos a seguir manteniendo esa posición de liderazgo que nos llevó a 2003 a que nos consideraran el mejor palacio de congresos del mundo.
“Durante estos años de pandemia, hemos conseguido que el talento local cultural se mantenga”
“Nuestro objetivo siempre ha sido que Euskalduna sea una entidad autosuficiente con financiación propia”
“El sábado va a ser una jornada intensa, doce horas con actividades para que el público viva el Palacio”