Quique González presentará su disco en el Arriaga en mayo

Casi un cuarto de siglo de canciones lleva ya Quique González a las espaldas, desde que debutara con Personal, en 1998. En el camino ha dejado algunos de los mejores discos y canciones del rock de autor en castellano del tránsito de milenio, de Salitre 48 a Kamikazes enamorandos, pasando por su conmovedor Aunque tú no lo sepas. González regresó el año pasado con Sur en el valle, un nuevo disco que le acercará al Arriaga el 29 de mayo, a las 19.00 horas, con entradas entre los 18 y 35 euros.

Sur en el valle ha vuelto a sacar a la carretera al madrileño de manera oficial tras la pandemia. En esta gira, que se inició a finales de noviembre en Cádiz y que recalará en Bizkaia a finales de mayo, González se rodea de una banda liderada por Toni Brunet, guitarrista y el productor del álbum; su lugarteniente fiel César Pop, al mando del órgano Hammond y el piano wurlitzer; Jacob Reguilón, al bajo y contrabajo, y Edu Olmedo, a la batería.

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El madrileño, que tiene a sus espaldas 13 discos, ha regresado con un disco de tono más acústico y más alejado de la Americana y el rock semi - acústico que domina gran parte de su discografía. Las canciones de Sur en el valle aluden al contexto en el que vive, en el entorno rural de los Valles Pasiegos cántabros, y a ese viento poderoso que invita a hacer locuras. Le ha quedado un álbum de puro rock´n´roll, aunque el más reflexivo y crepuscular de su carrera, "más de imágenes que de historias y personajes", explica el madrileño a DEIA.

NORMALIDAD

Este álbum supone "el regreso a la normalidad y a las canciones propias" tras su precedente, un disco, titulado Las palabras vividas, en el que ponía música a las poéticas letras de García Montero. Su disco actual "tiene el poso que me ha dejado ese maestro de la poesía; su cercanía ha añadido herramientas a mi forma de escribir", reconoce González. Varias de sus últimas 11 canciones, a las que suma una coda final con unos versos de Kirmen Uribe, surgieron antes de la pandemia, pero el disco sobre Montero las dejó en un cajón. Después, las retomó. "El protagonista es ese viento sur que va apretando el valle y condiciona tu estado mental, emocional y físico. Los vientos poderosos tienen un gran poder transformador", explica.

"El viento ha provocado que las imágenes sean más importantes que las historias y personajes. Es un disco más de planos, más de concentración que de acción", relata su autor, que defiende que es un disco de rock a pesar de su tono acústico, íntimo, introspectivo y, en parte, deudor del blues. "Se asocia el entorno rural con discos reflexivos y sosegados al carecer del exceso de información que aporta la ciudad, pero hay discos súper rockeros hechos en una cabaña; y se puede hacer punk desde lo alto de una colina", concluye. Las entradas para el bolo del Teatro Arriaga de Bilbao están a la venta en las páginas web de González, el teatro bilbaino y la promotora Last Tour.