La joven cantante andaluza Julia Medina, dada a conocer en la edición 2018 de Operación Triunfo, actuará este sábado en el SKA de Santurtzi, a las 20.30 horas, con la participación de DEIA y entradas a 20 euros. Desembarca en Bizkaia en el arranque de la gira de presentación de segundo disco, Epicentro(Universal), en el que colabora Miguel Poveda, y será su primer concierto con su banda después de casi dos años. “Cantar es la razón de mi existencia. Como soy tímida, es mi forma de comunicarme”, explica.

De vuelta a los escenarios.

—Estoy muy contenta porque si grabo un disco es para cantarlo en directo. Es como la burocracia previa a subir al escenario o colgar canciones en redes sociales. Cuando publiqué Epicentro, el 1 de octubre, hice conciertos chiquititos, yo sola con la guitarra, pero ahora voy a lo grande, con toda la banda.

¿Qué formación trae?

—Yo toco la guitarra acústica y me acompañan Antonio Reina, colaborador también de El Barrio; Javi Portela, el hombre pulpo, a los teclados; Miki Martínez, a la batería, y Carlos Bueno, al bajo, que toca con Dani Martín. Confío mucho en ellos y, además, somos amigos, lo que se traduce en el escenario. Rodearse de la misma gente siempre es una suerte.

Empieza gira en Santurtzi. ¿Está con nervios?

—¡Estoy atacada! Y emocionada también, ya que todavía no me lo creo. Llevo sin tocar con mis músicos desde antes del confinamiento, el 20 de febrero de 2020. Soy tranquila y lo llevo por dentro, aunque la gente me dice que lo afronto con serenidad en el escenario. Es porque no saben que en mi interior estoy como un flan.

Hablaba de lo bien que se siente en escena. ¿Disfruta también del proceso creativo, de la composición?

—Son dos momentos totalmente diferentes, pero no sabría decirte cuál de ellos prefiero. Si me tengo que decidir... lo que me da la vida y la adrenalina es el directo. Es la razón de mi existencia. Siempre he sido tímida y me fui atreviendo a cantar con el tiempo, al principio en casa, luego en el colegio, la iglesia... Cantar es todo lo que soy y necesito; si no canto, me vengo abajo.

¿Y cómo ha sobrevivido estos dos últimos años?

—Lo he pasado muy mal, con mucho dinero gastado en psicólogos y terapias.

Al contrario que otras cantantes de ‘OT’, usted es compositora. ¿Es importante y más fácil poder cantar sus propios temas?

—Al ser tímida me cuesta pronunciarme y sacar mis cosas fuera, así que uso la música para lograrlo. Es mi forma de comunicarme. Y lo hago desde niña, aunque todo lo que componía era una porquería. Ahora le echo cara (risas).

Hizo versiones mucho tiempo.

—He cantado mucho en hoteles y bares, y hacía versiones. Y también lo pasaba bien y disfrutaba cantando a Adele, por ejemplo. Me metía en la piel de esos intérpretes. En esta gira incluiré alguna versión.

Ha invertido mucho más tiempo en ‘Epicentro’ que en su debut.

—Por la pandemia. En este caso ha sido buena, me dio más tiempo para crear junto a mi pareja, Eduardo Hermida, con quien me confiné. Así pude estar más segura de lo que quería. El primero fue más rápido por la presión de aprovechar el momento de OT, pero no reniego de él. Ese disco me hizo feliz y provocó que haya podido sacar el actual. Sí echo en falta haber dispuesto de más tiempo en el primero.

¿Por qué ‘Epicentro’?

—Porque he tenido mucho tiempo para pensar en mí misma. El confinamiento fue divertido porque compusimos mucho, pero después fui consciente de lo que vivía el mundo, de que la cultura estaba de capa caída, de la mascarillas, la distancia y la falta de abrazos. Me afectó muchísimo; me quedé mucho tiempo en casa, algo triste. Y salió Epicentro, la canción. Y advertí que la que tenía que cambiar era yo, para ver las cosas de manera diferente. El título representaba aquel momento vital.

Además, tiene una canción titulada ‘La inseguridad’.

—Me la pide mucho la gente porque es muy humana y se sienten identificados. La escribí justo antes de mi primer concierto profesional. Creo que es el himno de mi vida, ya que ahora, con el tiempo, siento aún más exigencia en mi interior. A veces me levanto y pienso que qué hago subiéndome a un escenario. Es el síntoma del impostor (risas).

El nuevo disco es muy pop, pero tiene más guitarras.

—Soy muy popera, pero oigo muchos estilos. Ahora me apetecía recuperar el pop-rock y también, aunque no soy flamenca, hacer algo en esa onda con Miguel Poveda, que dijo que sí a cantar en La cuarta parte. En otra meto un puntito country... Al final, hay un abanico de influencias. Lo que nos hace más grande y aprender es abrir la mente y encontrarte con gente. Ahí descubres tu camino.

Menciona a Adele, pero le gustan Vanesa Martín y Manu Carrasco.

—Me muevo entre el folk aflamencado y lo anglosajón. También me gustan los cantautores como Carmen Boza, el Kanka, Antílopes...

Defiende el disco físico ¿verdad?

—Soy muy romántica para eso. Recuerdo que mi madre me daba la paga y la gastaba en el disco con la portada más bonita. Echo en falta eso hoy en día, no compramos discos y no los oímos de principio a fin. Todo es muy efímero.

Julia se pregunta en un tema “qué será de mí”, y dice que si acaba fallando la música tiene el título de Magisterio

Defiende como positivo su paso por ‘Operación Triunfo’, porque le dio a conocer, pero lamenta que se la encasillara