La gira de Morgan, en la que presenta su tercer disco, The river & The stone (North Records), n.º 3 en listas de ventas y nº1 en formato vinilo, llega hoy al Arriaga bilbaino, para recalar de nuevo en tierras vascas el 23 de diciembre, en el Victoria Eugenia donostiarra, donde ya ha agotado entradas. El grupo girará con Fito y Fitipaldis en 2022. "Ir de gira con ellos será un regalo. Aprenderemos a tocar en escenarios más grandes", explica su batería en esta entrevista.

Antes del tercer disco editaron un directo, pero solo en digital. ¿Cómo surgió?

—Fue improvisado. Al terminar la gira íbamos a tomarnos unas vacaciones, pero nos metimos a componer juntos en una casa de la sierra. Un día cenando escuchamos ese directo, que estaba abandonado, y al haber muchas incertidumbres sobre el futuro y los conciertos nos pareció que se podía publicar, ya que sonaba muy bien. Y salió en digital como un regalo para la gente que nos estaba esperando, solo en ese formato por no complicarnos las cosas. Así recordamos aquellas noches en el Circo Price, que reflejan una época bonita junto a nuestro anterior bajista, Alejandro Ovejero.

Venían de una gira exitosa, la de su consolidación, antes de la pandemia.

—Sí, pero sentimos todo lo vivido como una larga gira, del debut con North al siguiente, Air. Todo fue creciendo de forma paulatina, y el crecimiento y esa unión y energía en los escenarios se advirtió ya en el segundo. Por eso hubo un periodo corto entre ambos trabajos. Casi grabamos Air al finalizar la primer gira. Fue por la inercia y el seguir creciendo, consolidándonos, ganando aforos...

Y sintieron que había que parar.

—Eso es, para este tercero. Había que descansar, digerir lo pasado y disfrutar de ello. Compusimos con calma y sabiendo que habría gira y gente esperando, aunque eso no influya en nuestro caso al crear canciones. Sentimos mucha libertad, que el público nos permite hacer lo que nos apetece y da la gana, lo que es increíble. Al estar en el local probamos, exploramos e intentamos innovar dentro de nuestro estilo. Este disco es el resultado de ese proceso.

¿Y en ese proceso todos los músicos aportan?

—Siempre ha sido un poco así, y ahora se ha ampliado porque el guitarrista, Paco López, ha traído unas canciones al local también, además de las de Nina. Ahí está la semilla básica, la de guitarra o piano y voz, y luego todas las ideas son bienvenidas, con todos con capacidad de voz y voto. Antes de empezar hablamos de alargar algunas canciones, de dejarnos llevar.

Especialmente en dos temas, 'A kind of love' y 'Alone', que tienen ese halo de las 'jam sessions' de los 60 y 70.

—Así es, quisimos llevar ese concepto al disco, no limitarnos a alargar los temas en el escenario. Y tienes razón sobre esas décadas, que forman una época maravillosa de la música para Morgan y las tenemos presentes por su inmediatez. Y, encima, Alone salió como adelanto, con su siete minutos de duración. Sabemos que es el anti-single, pero estamos aquí por la música y por la emoción.

¿Se sienten un grupo de la vieja escuela?

—Es que no tenemos en cuenta el mercado y sus reglas. Vamos a nuestro rollo, estamos contentos con esa filosofía desde el día 1 y nos va bien. Pensamos solo en la música y en estar contentos con lo hecho.

Libertad y naturalidad. ¿Son las claves de vuestro éxito?

—Claro, no tenemos miedo al componer.

Ni a grabar guitarras a lo David Gilmour en 'Alone'.

—(Risas) Es que Pink Floyd es un grupo de referencia para nosotros. En el segundo, en el tema Planet earth, ya se advertía. Llegué tarde a los Floyd, pero son todo un viaje.

Grabaron 'The river & The stone' en Las Landas, en Le Manoir, donde han viajado Duncan Dhu, Barricada...

—Nos tiramos medio año viviendo juntos en una casa de la sierra de Madrid, componiendo, y le dijimos al productor, Campi Campón, que había que seguir con ese concepto de unidad y convivencia.

Vieja escuela total ¿Es Morgan una comuna?

—(Risas). No tanto, no, pero fue como un confinamiento artístico. Y fuimos a un estudio residencial, en el campo, en el que poder vivir todo unidos y con horarios flexibles y en calma. Fue una experiencia espectacular, no habíamos grabado ninguno así. Ahora ya no queremos hacerlo de otra manera, con aquel entorno maravilloso en el campo.

Trabajaron con José Nortes y ahora eligieron a Campi para la producción.

—Él ha grabado con Xoel López, Marlango, Vetusta Morla, Drexler... Nos apetecía cambiar y ofrecer un toque diferente en sonido. Y eso lo facilita Campi, como se ve en Drexler, que hace discos muy diferentes, cada uno un mundo. Ha sido un acierto y un cambio, y nos ha guiado sin interferir mucho adonde queríamos llegar.

Introduciendo nuevas texturas y ambientes ¿verdad?

—Tienes razón, pero sin llega a ser un disco rupturista. Igual se ve más en el siguiente, ya que trabajamos casi 30 canciones. En las que no se han publicado quizás haya más riesgo y experimentación. Este disco ha sido todo un aprendizaje y, en mi caso, he sentido que participaba más al grabar una canción por día, no todas mis baterías en dos o tres jornadas.

Siempre dentro de una música rock atemporal y clásica, tanto negra como blanca.

—Tal cual, nos gusta el rock, el soul, el r&b, el funk, el gospel, el folk... Y lo equilibramos con pasajes eléctricos y baladas. Por ejemplo, Paranoid fall es lo más eléctrico que hemos grabado nunca. Nos apetecía y surgió muy natural, ya que venimos del rock. Reconozco que he roto algunos parches a la batería (risas).

Y llegan a Bilbao.

—Hemos estado casi dos años sin tocar, imagínate los nervios. Pero ya vamos rodando las canciones desde principios de noviembre aunque tocar en Bilbao... Como berritzarra me gustaría llegar con más tiempo. Y hacerlo en el Arriaga, donde no he tocado nunca, es como un sueño. Seguro que estaré muy nervioso.

Y en 2022 llegará la gira con Fito como banda invitada.

—Otro regalo que nos da la vida. Vino a vernos tocar a Bilbao, al Kafe Antzokia, y nos conoció. Compartimos manager y oficina con él, y en una comida en Mungia nos ofreció ir de gira. Como persona es increíble y tenemos mucha gente en común. Además, ir de invitados nos quita la presión de vender las entradas (risas).

Y supondrá un salto cuantitativo para Morgan. Les verá gente que ni les conocerá.

—Probablemente, y nos servirá para aprender tocar en esos grandes escenarios. Nos vendrá muy bien en todos los sentidos.

"Este disco ha sido todo un aprendizaje y, en mi caso, he sentido que participaba más al grabar una canción al día"

"Como berriztarra tocar en el Arriaga, donde no he tocado nunca, es como un sueño. Estaré muy nervioso"