El Bilbao Arena de Miribilla ofreció anoche un festín cultural y solidario con el acto inaugural de Fair Saturday 2021, en el que colabora DEIA, y en el que, en torno a la Orquesta Sinfónica de Bilbao (BOS) y a la música clásica, el pop, las bandas sonoras y la música vasca, se congregaron 1.600 participantes entre músicos, bailarines y coralistas de varias generaciones que actuaron ante miles de vizcainos. Su buen hacer y el despliegue técnico y artístico convirtió la cita en un espectáculo de primer nivel que proseguirá hoy con hasta un centenar de actividades solidarias repartidas por Bilbao y Bizkaia.

“Será una noche especial alrededor de la música y los valores”, había advertido Jordi Albareda, fundador de la Fundación Fair Saturday. No mintió. Miribilla fue un ejemplo de creatividad, ingenio, arte y espíritu solidario, ya que, como contrapunto al consumista Black Friday, todos los artistas habían optado por actuar de manera gratuita para contribuir al programa Barreras Invisibles, que posibilita estudios artísticos de niños y niñas en riesgo de exclusión. De hecho, un 10% de los alrededor de 5.000 asistentes eran personas de estos colectivos, pertenecientes a algo más de una veintena de organizaciones vizcainas.

El espectáculo, que destacó por su carácter participativo y comunitario, se inició antes de las 20.00 horas con una selección musical del sobresaliente James Room, que mezcló temas propios y versiones de Clapton y Marley antes de la interpretación del Agur jaunak, y se estructuró en torno a la BOS, que hizo suyo el amplio escenario desde el arranque y apareció siempre rodeada por siete coros en las gradas, a su espalda y laterales, situados en diferentes niveles, conformando una producción musical y audiovisual de primer nivel.

El espectáculo, con la BOS enchufada desde el inicio, arrancó, como si los musicales de Broadway se hubieran trasladado a Bilbao, con Overture gypsy, de J. Styne, composición con swing a la que siguió la cinemática suite de la película Polar Express, de Alan Silvestri, entre lo orquestal y lo vocal, con los coros infantiles y escolares luciéndose. El saludo del director de la BOS dejó paso al primer momento popular de la velada, la interpretación del mítico y empalagoso We are the world, donde todos los coros compartieron espacio con el dúo Mäbu, con María Blanco cantando aquellos versos popularizados por Michael Jackson, Dylan o Springsteen como tributo a la infancia, con su compañero, Txarlie Solano, a la guitarra acústica. Ambos arrancaron las primeras palmas del público.

Pop, clásica y folk

Pronto el pop dejó paso a la música clásica… y a la danza, ya que la BOS atacó la grácil Farandole, de Bizet, con el apoyo de los miembros de la Escuela de Danza Igor Yebra, a la que siguió la dramática Oh Fortuna, de Carl Orff, subrayada por un bonito espectáculo de luces y pirotecnia. Tras el impasse folk de la cantante Idoia Azurmendi, que interpretó su tema Viejo refranero, con arreglos orquestales de Fernando Velázquez y su mensaje a favor del canto, siguió el buceo clásico con una de las arias más líricas y sentidas del mundo de la ópera, Nessun Dorma, de Puccini, con la que el tenor Beñat Egiarte logró una ovación estruendosa a pesar de sufrir algunos problemas de sonido.

El espectáculo siguió con la evocación de J. Guridi, primero con la BOS rescatando un pasaje de la zarzuela El caserío, con el escenario compartido por los bailarines de Ballets Olaeta, y después con la orquesta interpretando Eusko irudiak y Ezpatadantza, con las corales infantiles y escolares de apoyo. Tras un descanso, la segunda parte, que arrancó con la orquesta citando al Williams de Star wars, tuvo en sus inicios otro de los puntos fuertes de la velada, cuando la orquesta se sumergió en el rítmico Mambo del musical West Side Story, con los coralistas levantándose y danzando los bailarines de Al Son, surgidos entre el asombrado público.

Un dúo femenino de Escuela Tango escenificó la imborrable Por una cabeza, popularizada por Carlos Gardel, antes de que Egiarte y la soprano bilbaina Marta Urbieta compartieran el brindis de La Traviata, de Verdi, para, después de un guiño de Room a la maravillosa Aquellas pequeñas cosas de Serrat, siguiera el tobogán clásico con Sinfonía de los juguetes, de Mozart, con los txikis de Talles Infantiles SCB invadiendo el escenario, y la Rapsodia Paganini, de Rachmaninoff.

Tras lucirse Ander Marzana al piano y Conrado Moya a las percusiones, Mäbu repitió con Piel, versión que María Blanco sintió muy dentro porque fue dada a conocer por su aita y ama, Sergio y Estibaliz, y Egiarte repitió aplausos con Chess anthem antes de que Miribilla se mirara al ombligo para rescatar varios clásicos de la música euskaldun de las últimas décadas. Y con los versos dejados por Idoia en el escenario -“cantar y cantar, para no olvidar, que cantando se arreglan los corazones/cantar a la vida y cantar”-, todos los coros participantes se atrevieron con Txoria txori, con el apoyo del lenguaje de signos, y el rescate de un festivo Kaia barrenian, de Urko.

La recta final, con el público ya más que encendido, siguió con los arreglos realizados por Velázquez a dos emotivas canciones euskaldunes. La primera, ya un himno con canas, el mítico Lau teilatu, de Itoiz, con los coros y la BOS refulgiendo entre luces de linternas; y la segunda y más reciente, Zurekin batera, con la voz de su autor, el líder los alaveses En Tol Sarmiento (ETS), Iñigo Etxezarreta, que bordó esos versos de unión y celebración -“ta elkartuko gara berriro, gure betiko lekuetan/zabalduko ditugu besoak, besarkatuz gure arimak ta amestuko dugu gauean, oraindik gelditzen zaiguna”- mientras llegaba el agur con el lema Ta elkartuko gara berriro entre aplausos encendidos.

Un centenar de actos

Tras el concierto inaugural de ayer, hoy se celebrará el Fair Saturday como tal, que incluye más de 300 eventos culturales con impacto social organizados en ciudades, países y territorios como Huelva, Lisboa, Escocia, La Rioja y Bizkaia. En el caso de Bilbao y el herrialde vizcaino, acogerán un centenar de actividades, la mayoría de ellas gratuitas, en el ámbito de la música, el arte, el teatro, las performances, la poesía… Los participantes actuarán en apoyo a organizaciones como Cáritas, DalecanELA, Aspanovas, CEAR, Unesco Etxea, Barreras Invisibles, Unicef, Cruz Roja o Médicos sin Fronteras, entre otras asociaciones.

Destacan entre los participantes los más de 100 músicos de los conciertos de DalecanELA, en Muxikebarri; las citas con las corales Zozoak Abestatza, Irutasun, Andrés Isasi, A Little Jazz Mass, Ugaoko Sarea Abesbatza y Coro Rosini; Allegro ma non Troppo, con la soprano y performer Miren de Miguel; los novedosos conciertos en el metro; Acosta Danza en el Arriaga y Flashmob Dena Bilbao, en la explanada de Itsasmuseum; la magia de Mago Oliver; teatro con La zanja; diferentes talleres; las conferencias de Mäbu y ETS, o los Cuentos para pensar, en Yimby. Toda la programación se puede consultar en festival.fairsaturday.org.