Partiendo de un hecho real, una galerna ocurrida en el Cantábrico en 1878, nace una historia donde hay suspense, mitología y amor. 332 pescadores vascos y cántabros sucumbieron a la furia del mar. A Alaitz Leceaga una noticia sobre un aniversario que narraba los trágicos avatares de un grupo de pescadores que partieron en barcas y traineras de distintos puertos cantábricos. Era una soleada y calmada mañana, pero en cuestión de minutos, el cielo despejado se tornó de un gris amenazante y la mar en el peor enemigo de los que trabajaban en él. En la novela aparecen dos personajes centrales, Dylan y Ulises, esperan impacientes la llegada de un barco que está al mando de su abuelo. No llega a buen puerto y naufraga. Pero avistan a una joven, Ofelia, en el agua y luchan por salvarla. Lo consiguen y la relación desemboca en un triángulo amoroso. Perderse en las páginas de este libro no es un retorno exclusivo al pasado, es unir otros tiempos al presente. La furia del mar sigue latente.

‘Hasta donde termine el mar’ es una historia que nada tiene que ver con los dos anteriores, pero que sí tiene ingredientes comunes.

—Es verdad que en esta novela me acerco un poco más al misterio y al suspense. Es un homenaje a esos clásicos que me atraen como lectora. Tampoco quería perder los elementos y el estilo de los personajes que han hecho tan populares mis anteriores novelas. Quería que los lectores que tan bien habían aceptado mis otras dos historias pudieran reconocerme en Hasta donde termine el mar.

Parte de una galerna, un fenómeno de la naturaleza que cambia la vida de las personas y en medio de la tormenta surgen sentimientos potentes como los que están en un triángulo amoroso.

—Es una relación de amor entre tres de los personajes que tienen un peso muy importante en la historia. El triángulo amoroso de los protagonistas es casi imposible. Para cada una de las personas implicadas en él, las otras son las más importantes de sus vidas, a las que más quieren. Me tentó desde el principio darle ese enfoque emocional.

¿Cómo surge esta historia y se convierte en libro?

—Leyendo un artículo que hablaba sobre el aniversario de un hecho histórico, la galerna que en 1878 azotó toda la costa cantábrica. Murieron 322 pescadores. Mientras lo leía, me planteé lo que supondrían esas vidas para unas comunidades pequeñas, para pueblos cercanos entre sí y que presumiblemente se suponía que estaban muy unidos. Pensé en la pérdida y en el dolor que suponía una tragedia de este tipo para la gente que quedaba allí. Me obsesioné con la idea. Leí más sobre ese suceso y al final me lancé a escribir una historia que desemboca en Hasta donde termine el mar.

Ha recorrido una parte de la costa vizcaina milla a milla, ¿no?

—Antes de que empezara la pandemia tuve la suerte de poder recorrer la costa y los municipios en los que se ambienta toda la novela. Después, el parón que sufrimos por el coronavirus me permitió documentarme de otra forma y comenzar la escritura. Recorrí los pueblos que salen en mi historia y me empapé en los recuerdos de la gente que habita en ellos.

Narra cómo un temporal puede trastocar la vida de una comunidad repartida en pequeños pueblos. ¿Qué lugar representa el mar en esta historia?

—Es un protagonista más, quizá unos de los más importantes. La historia gira en torno a este mar Cantábrico que pasa de la calma más absoluta a la tempestad más cruel. Cuando todo termina y vuelve la calma se impone la realidad de esas vidas que se han quedado atrapadas dentro del mar.

La parte de suspense también se inicia dentro del mar.

—La protagonista de esta historia es una joven misteriosa que aparece en la playa después de una tremenda galerna. No recuerda nada de su pasado. Es, inexplicablemente, igual a otra joven que desapareció en esta misma zona hace más de 20 años. Desde el principio me cautivó la idea de acercarme más al misterio y a la investigación. Como autora, eso supuso planear y escribir una historia de suspense, aunque siempre manteniendo mi estilo.

¿Ha sido ardua la documentación?

—A mí me gusta el proceso de documentación. En esta parte, a mí me gusta incluir el ir a los lugares, el verlos de cerca y acercarte a la gente para pedirles que te cuenten sus recuerdos y sus propias historias. A muchos les puede parecer raro pero es un proceso en el que disfruto mucho.

Algo a lo que no renuncia es a los elementos mitológicos. Se va a convertir en una experta en brujas, lamias, sirenas...

—En este caso la mitología como es evidente tiene mucho que ver con la mar. Con esa protección que buscan los pescadores y sus familias para poder volver a al puerto donde están sus casas. Cada zona tiene sus propias leyendas y están basadas en las forma de vida de sus habitantes. En Hasta donde termine el mar está la mitología propia de las zonas donde se ambienta y tiene bastante importancia en la trama.

¿Qué es lo que más le ha sorprendido de este viaje por la costa vizcaina?

—Cuando estaba recopilando datos sobre la potencia destructora de las galernas, recuerdo haber estado hablando con una señora que me contó que su abuelo falleció en una galerna diferente a la que sale en el libro. Ocurrió en 1912 (la galerna de Bermeo) y afectó solo a la costa vizcaina. Me di cuenta de cómo un hecho tan lejano, estamos hablando de hace más de 100 años, ha dejado una huella muy fuerte y ha llegado hasta nuestros días.

La naturaleza impone unas reglas a veces muy crueles.

—La potencia destructora de la naturaleza es impresionante y enorme. Lo estamos viendo ahora. Luchar contra la naturaleza es imposible en muchas ocasiones. Hay que imaginarse cómo eran las embarcaciones que salían a la pesca en la época de la que estamos hablando en el libro.