- Su propio arte y el beneplácito de Camarón y Alejandro Sanz lograron convertir a la por entonces jovencísima cantante gaditana María Rosa García en una estrella vendedora. Bajo el nombre de Niña Pastori y a medio camino entre el flamenco y el pop, Niña Pastori está de gira para conmemorar sus 25 años de carrera. Hoy actuará en el Bilbao Arena de Miribilla, en el marco del Bilbao Musik Fest, que cuenta con el patrocinio de DEIA. “Cantando expreso lo que llevo en mi interior”, explica en esta entrevista, en la que defiende “el valor y el mérito de la originalidad”.

Lleva un cuarto de siglo cantando. Me ha venido a la cabeza una canción suya titulada Dime quién soy yo. ¿Lo va ya teniendo claro?

—(Risas). Siempre estamos ahí, en el camino de conocernos. Eso sí, soy de quienes creen que nunca acabamos de conocer totalmente a las personas y, por tanto, a nosotros mismos. Evidentemente, vamos teniendo más claro lo que nos apetece, pero conocernos... Yo creo que la vida es improvisación constante, en la que surgen cosas que no esperas.

¿Se gusta ahora más que cuando era joven?

—Creo que sí (risas). Siempre he tenido claro lo que me gustaba, lo de cantar. Ha sido mi vida, y lo sabía desde muy pequeña. Y con los años, una va aprendiendo a mejorar, como persona y artista. El tiempo está para algo ¿no?

Se habrá perdido cosas en el camino.

—Bueno... es otra etapa. Lo evidente es que sacrifiqué muchas cosas al cantar desde niña; me las perdí. Y gané otras, ya que el cante y cantar ha sido mi vida, lo que más me gusta. Es ahí donde me expreso como persona y saco fuera aquello que llevo en mi interior. Y siempre me ha compensado. Además, me ha dado la oportunidad de conocer a muchas personas y artistas, de viajar...

Canta “doy gracias a la vida porque tengo lo que quiero”.

—Claro, yo como adolescente, con apenas 20 años, no podía ir con mis amigas de noche a disfrutar de una feria. Tenía que viajar o, si estaba en casa, quedarme para descansar y cuidar mi voz. Sí que perdí cosas, pero por hacer lo que más me gustaba y gusta. Y cantar es también mi medio de vida.

Ha publicado un disco en directo, pero su último álbum en estudio es Bajo tus alas. Lo editó hace casi cuatro años y ahora ha estado parada por la pandemia. ¿Ya va tocando uno nuevo, no?

—Va tocando, sí (risas). Va haciendo falta un repertorio nuevo... Ya lo tengo, y es muy bonito, estoy muy contenta con él. Creo que en 2022, si Dios quiere, podremos hacer público lo nuevo en lo que hemos estado trabajando últimamente.

¿Lo está empezando a dejar ver en los últimos conciertos, aunque sea con cuentagotas?

—No, están ahí paradas. En estos conciertos estamos con una gira que conmemora mi 25º aniversario de carrera, repasando mi repertorio de toda la vida. Habrá que esperar al 2022, y ver cómo están las cosas. Todavía queda por superar todo esto tan malo que vamos pasando.

Hablábamos de Bajo tus alas. Escuchándolo, parece una muestra clara de amor a la música y al público que va a sus conciertos.

—Sí, canto “la música se siente... te conecta al momento, te lleva, te va”. Sí, es una declaración de amor a la música y a mis seguidores, la gente que me ha sostenido estos años. He tenido la suerte de contar con un público fiel, del que estoy muy orgullosa. Ahí está mi tributo, ya que sin ellos todo esto no sería posible. Ellos nos mantienen.

En esa canción alude también a “la música de siempre”. ¿Cuál es?

—Cada uno tiene la suya, la que escuchó, sintió y aprendió desde la niñez. Yo tuve la suerte de nacer en Andalucía, concretamente en Cádiz, donde hay muchísimos artistas, aunque muchos de ellos no sean conocidos. Hay grandes músicos en cada rincón de nuestro país. He visto cantar, tocar y bailar a enormes cantaores, guitarristas y bailaores; tanto mujeres como hombres.

A pesar de su raíz flamenca, fuera del género también siempre le han interesado otras músicas.

—Claro, algunos músicos extraordinarios. Citaría entre ellos a Serrat y a Sabina.

¿Cree que ambos, en sus facetas y estilos, son tan grandes como su adorado Camarón de la Isla?

—Sin duda, cada uno en lo suyo son grandes artistas. En mi caso, si me citas a Camarón no puedo hacer comparaciones, ya que en mi opinión ha sido el más grande. Es lo que mamé y lo que más me gusta. Pero Sabina ha creado un mundo y unas canciones extraordinarias; y Serrat, también.

Viene del flamenco, pero le gusta también tender puentes hacia sonidos más actuales, más pop.

—Claro. El flamenco es lo que más me gusta, pero escucho otras cosas, como la salsa, por ejemplo. Eso se escucha y, a la hora de interpretar, aunque sea de forma inconsciente, salen las cosas. Creo que es rico para cualquier artista, sea del estilo que sea. Escuchar de todo enriquece.