Ryan Adams, el niño mimado y figura de culto del country alternativoWedsnesdays

A ver, para empezar ante la evidente polémica ¿se pueden o deben establecer lindes claros entre el autor y su obra? ¿Es justo loar una creación artística cuando su autor ha demostrado ser un redomado gilipollas y mala persona, defender políticas extremistas o renegar de sus amigos y engañar a sus parejas? Como en otros ámbitos de la vida, la decisión es subjetiva y personal. Eso sí, si no estableciéramos tal separación no disfrutaríamos de las películas de John Ford o Elia Kazan, los cuadros de Picasso, ... y los discos de Ryan Adams.

Adams (Jacksonville. 1974) es uno de los más emocionantes compositores de su generación, un trovador que bebe de la tradición de los mitos de la música de raíz estadounidense, sobre todo de Neil Young y Springsteen. Tipo particular, tan prolífico como Prince, aquejado de una enfermedad que le provoca vértigos y una dependencia de la botella que ha echado por tierra algunas de sus relaciones y conciertos, como el que ofreció en el Azkena Rock de Gasteiz, el niño mimado del alt-country ha caído en desgracia.

Parafraseando una de sus últimas canciones, el suyo es un paseo por el dolor y la culpa desde que tuvo que parar la edición de tres discos en 2019 tras la denuncia de varias mujeres, entre ellas la magnífica cantante Phoebe Bridgers y su exesposa, Mandy Moore, que le acusaron de maltrato psicológico y de obtener placeres sexuales a cambio de ayudarlas en sus carreras artísticas. En plena ola del #MeToo, optó por el silencio, que tuvo que romper finalmente para reconocer su dependencia del alcohol y pedir disculpas por sus actos.

El ángel caído se levanta ahora (artísticamente) con Wednesdays, que se disfruta en las distancias cortas y remite a sus mejores tiempos, cuando debutó en solitario con el doliente Heartbreaker tras abandonar Whiskytown. Álbum adelantado en plataformas musicales y ahora disponible en formato físico, suena acústico, confesional, introspectivo y melancólico, repleto de baladas emocionantes bañadas en las caudalosas aguas del folk y el country.

Lo siento, te quiero

Sin rastro de electricidad ni rock, con su voz justa pero capaz de emocionar a las piedras y con una instrumentación espartana, Adams inicia el repertorio de estas 11 canciones de culpa, desolación y tristeza cantando “lo siento y te quiero”, citando al maestro canadiense Young con su voz aguda, entre ecos country, un piano sensible y un leve acompañamiento orquestal.

Y el resto no baja el nivel. Who is going to love me now, if you not incorpora un riff precioso de guitarra; When you cross over, una de las más vestidas, proyecta una melodía y un estribillo deslumbrantes, y suena honesta entre los ruidos del manejo de los trastes; Poison & pain vence con el crepitar de sus guitarras y su colchón de teclados; So, anyways incorpora una armónica que te rompe el corazón; Lost in time suena a lejana psicodelia y con Dreaming you backwards se despide con la única batería en primer plano.

Y luego están sus versos crípticos, abiertos a interpretaciones. Y nos dejamos llevar por su polémica vida personal y sus propias declaraciones. “Lo que me sucedió había sido tan suficientemente fuerte que solo tuve que sentarme y darlo a conocer”, indicó después de grabar Prisoner, fruto de su divorcio. ¿Qué podemos entender pues cuando canta “lo siento y te quiero”? ¿Y cuando se refiere a “borrar la mentira con la verdad” o entona “mi vida es solo un túnel hacia la tumba”?

Sobre un paisaje emocional repleto de casas en sombra, un dolor que fluye del fondo de su copa y del sentimiento de pérdida que le atenaza desde que abre los ojos, queremos creer que Adams le canta a su pena, su culpa y su arrepentimiento. “Nadie sabe realmente lo que quieres hasta que el coche está lleno de cajas y lo ves alejarse”, canta, consciente de sus errores. Y echa la vista atrás para seguir adelante y desear que aquellas personas a las que ha hecho daño sean capaces de que “el amor encuentre el camino de vuelta a casa”.

El cantante pidió disculpas públicamente a las mujeres que le habían acusado de intentar obtener sexo por ayudarlas en sus carreras

Ahora pone en marcha la maquinaria y ha vuelto al trabajo tras su retirada por el escándalo provocado por múltiples denuncias