ONVIVEN con distintas restricciones que municipios vecinos y otras particularidades que pueden entrañar un trastorno en el día a día, como la cobertura sanitaria, para la cual acaba de suscribirse un convenio que les garantiza la atención en Osakidetza. Pese a enclavarse geográficamente entre Artzentales, Karrantza y Turtzioz, ¿por qué pertenece a Cantabria y no a Bizkaia? De la época en la que se produjeron estos hechos, cuyas consecuencias aún se arrastran y sus protagonistas, versa la última publicación del Museo de las Encartaciones: análisis y transcripciones de documentos fechados entre 1385 y 1704 que se conservan en el Archivo de la Nobleza en Toledo y relatan las vicisitudes de la familia Velasco. A mediados del siglo XV, compraron el Valle de Villaverde a los Avellaneda, “integrándolo en los cántabros de Soba y Ruesga, que también poseían”, según explica el historiador Goio Bañales, autor del libro, que ya puede descargarse en la página web www.enkarterrimuseoa.eus.

“Junto con los Aiala y los Salazar”, sobresalían como “uno de los tres principales linajes” que pugnaron por la hegemonía en el Señorío de Bizkaia. “A nada que sales por Burgos, en todos los pueblos con un poco de entidad se levanta un castillo de los Velasco”, apunta. El de Medina de Pomar “constituía su centro neurálgico”, cuenta Bañales. Llamaban ya a las puertas de Bizkaia y terminaron anexionando “parte de Zalla”. En Balmaseda “construyeron el castillo de la Piedra”, lo que les otorgaba el control “de todo el comercio procedente de Castilla hacia el mar, que transitaba por allí hasta que se rompió la peña de Orduña”. Para cerrar el círculo, por un trueque con los igualmente influyentes Aiala incorporaron varias casas fuertes, incluyendo la torre de Lutxana, “considerada la más poderosa de su tiempo”. Dominando la entrada desde la meseta “y además la ría, te conviertes en el amo y tienes unas posibilidades de medrar impresionantes”. Tan es así que barajaron “fundar una villa en Barakaldo que rivalizara con Bilbao, aunque no lo consiguieron”. Los ricos señores feudales “eran insaciables, cada vez querían más y hubo un momento en el que la historia tal y como las conocemos podría haber cambiado”. Y es que detectaron la “oportunidad estratégica de aprovechar los enfrentamientos entre los bandos de gamboínos y oñacinos irrumpiendo en Bizkaia con el ejército”. Sin embargo, los enemigos hicieron causa común y se aliaron con el duque de Nájera para cerrarles el paso. Derrotaron a los Velasco “en Mungia tan salvajemente” que disiparon sus ansias de conquista.

Conforme se fortalecían “población e instituciones” decayó su ascendencia. Así pues, no deja de resultar paradójico que “lo establecido por estos señores feudales prevalezca sobre la voluntad popular” en cuanto al estatus administrativo del Valle de Villaverde, con “una casuística muy similar a la de Treviño”. La división se mantuvo cuando se “trazó la repartición por provincias” en el siglo XIX y se definieron las autonomías en el XX.