La literatura nos ha enseñado que el mejor ladrón del mundo siempre ha sido Arsène Lupin, creación de Maurice Leblanc. No obstante, todo eso cambió entre la década de los 60 y los 70 cuando la tradición del cómic manga demostró que había otro todavía mejor. No había que separarse mucho del personaje original del escritor francés para encontrarlo, ya que todo queda en familia. El nuevo rey del saqueo y ladrón de guante blanco no es otro que un descendiente de ese mismo Arsène Lupin. Concretamente su nieto y, por lo tanto, el tercero de su nombre. Lupin III fue obra del desaparecido mangaka Monkey Punch -falleció el año pasado-, una serie que en el Estado fue conocida gracias a su versión animada que, pese a desarrollarse entre finales de los 70 y los 80, no llegó a emitirse hasta una década después en Telecinco- si bien sus aventuras completas están editadas en cómic por Panini. Hoy, gracias a la Semana de Cine Fantástico y de Terror se podrá disfrutar de una nueva historia de este ladrón de guante blanco, su primera película animada en 3D y que se ha titulado: Lupin III: The First.

Divertida, irreverente y llena de aventuras, Monkey Punch diseñó un protagonista a medio camino entre el propio personaje de Leblanc, James Bond, Ethan Hunt e Indiana Jones, al que le acompañan su fiel escudero, el pistolero Jigen, y el samurai Goemon. Como buen noir que se precie, no puede faltar en este universo una contraparte, siempre a la caza y captura de este ladrón de guante blanco, el inspector Zenigata de la Interpol es el clásico policía que calza borsalino y abrigo de tres cuartos y que vive obsesionado con adelantarse a Lupin y ponerle las esposas. El cuadro de personajes recurrentes se cierra, por supuesto, con una femme fatale, Fujiko Mine, de la cual el ladrón está absolutamente enamorado hasta perder, en muchas ocasiones, sus botines por engaños de esta astuta ladrona, que llegó a tener una serie de televisión propia llamada Lupin III: La mujer llamada Fujiko Mine.

En Lupin III: The First, editada por Selecta Visión y que se proyectó en el último festival de Sitges, el nieto de Arsène se embarca en una aventura en busca del diario del profesor Besson, al tiempo que sabotea una conspiración nazi para poder salvar al mundo.

LA INFLUENCIA DE MIYAZAKI

Obviamente, sin Leblanc y sin Monkey Punch, Lupin no hubiese sido lo que hoy conocemos. No obstante, hay otro autor al que hay que agradecerle su aportación a esta obra, sobre todo, en lo que se refiere a su versión animada. Ese artista no es otro que Hayao Miyazaki, responsable del Studio Ghibli y responsable de joyas como Mi vecino Totoro (1988), Porco Rosso (1992), La princesa Mononoke (1997) o El viaje de Chihiro (2001).

La insatisfacción de los responsables del estudio de animación con cuestiones de producción de la segunda temporada de Lupin III, emitida en Japón entre 1977 y 1980, hizo que la compañía solicitase la colaboración de un entonces jovencísimo Miyazaki; más tarde también se sumaría al proyecto la otra pata de un Ghibli que aún no existía, Isao Takahata, responsable de La tumba de las luciérnagas (1988) y El cuento de la princesa Kaguya (2013). El dúo creativo ya había tenido experiencia en televisión gracias a Heidi (1974) y Miyazaki se encontraba a punto de estrenar Conan, el niño del futuro (1978).

El éxito de la segunda temporada de Lupin III hizo que se encargasen dos películas de este ratero con clase. Una de ellas, titulada El castillo de Cagliostro, se convirtió en la primera experiencia de Miyazaki en la gran pantalla. Como inspiración para la obra, el también creador de Nausicaä del Valle del Viento (1984) y El castillo ambulante (2004) tomó como referente Atrapa a un ladrón (1955), de Alfred Hitchcock y, por supuesto, una novela de Leblanc: La señorita de los ojos verdes. Todo ello dio como resultado un Lupin más blanco y para todos los públicos, en una película que siempre será recordada por su comienzo. No en vano, la secuencia de apertura del largometraje, la fuga de Lupin y Jigen en un Fiat 500 tras atracar el casino de Montecarlo, es una de las más alabadas en el cine de aventuras, aplaudida por realizadores como Steven Spielberg.

De la decena de producciones protagonizada por Lupin y su banda, al Estado han llegado dos cintas en los últimos 20 años, Goodbye Lady Liberty, de Osamu Dezaki, y otra que convirtió las creaciones de Monkey Punch en personajes de carne y hueso. Se trata de la película de imagen real de Ryûhei Kitamura y James Bobin, Lupin y el corazón púrpura de Cleopatra. Hoy, en cambio, es el día de disfrutar de sus robos con un modelado en 3D.