NTRE las sombras de la noche su silueta se insinuaba, como si fuese un animal salvaje al acecho en la oscuridad. Se la intuye en las tierras de Itsasmuseum Bilbao que ayer estrenó sobre su piel un sistema de iluminación nocturna que enfocó a la legendaria grúa Carola, todo un monumento industrial del ayer, como parte del proyecto artístico Carolaren arima. En la noche cerrada el haz de luz provocaba un efecto singular: la semejanza a una jirafa de hierro junto a la ría.

Se trata, por pormenorizarlo, de un proyecto financiado por Obra Social BBK y la Diputación Foral de Bizkaia, una instalación artística que aúna arte, tecnología e innovación en la icónica pieza utilizada en la construcción de embarcaciones por Astilleros Euskalduna. Carola tiene una altura de 60 metros y es una grúa cigüeña de 30 toneladas construida en los Talleres de Erandio, S.A. en 1957. Las luces, encendidas sobre las 21.15 horas, provocaban una sensación de movimiento grácil.

La noche de celebraciones aclaró, en sus orígenes, con las antorchas musicales de Korrontzi Taldea, con Agus Barandiaran al frente. Pusieron el compás al encendido, amadrinado en el despegue por Lorea Bilbao, presidenta de Itsasmuseum y diputada foral de Euskera, Cultura y Deporte de la Diputación Foral de Bizkaia; Nora Sarasola, directora de la Obra Social BBK; Jon Ruigómez, director de Itsasmuseum Bilbao; Jon Astorquiza comisario del proyecto y Begoña Ibarra, directora de Cultura de la Diputación Foral.

Hay un puñado de historias sobre el nombre de la grúa pero la más aceptada es la de la figura de Carol Iglesias, una joven rubia que cruzaba la ría todos los días en bote desde Deusto para ir a trabajar a las oficinas de Hacienda y a la que piropeaban, a toque de bocina, los operarios de la grúa. De ello también hablaban los asistentes -en torno a ochenta personas- a la puesta de luces. Entre ellos se encontraban, además de los citados, Ricardo Barkala, capitán del Puerto, Garbiñe Atxalandabaso, Teresa Querejazu; el gerente de la Sociedad Coral de Bilbao, Iñigo Alberdi; el presidente de la Asociación Vizcaina de Capitanes de la Marina Mercante, Javier Zarragoikoetxea, quien saludó a Esmeral Herlo, ayer nombrada paseante de Bilbao; Alberto Durana, Alberto Fournier, Mónia Aguirre, Jaio de la Puerta, acompañada por la matemática por accidente, Alba Colomer, Jon Ander Hernández, quien se detuvo junto a Aitziber Elorriaga y Miren Zabala para presenciar el estallido audiovisual sobre la grúa, Ana Ortuondo, amante confesa de La Carola y un buen número de asistentes.

El sistema de iluminación elegido para la instalación, basado en tecnología y solución DMX permitirá un control total de la luz a la hora de diseñar la instalación lumínica inicial, con un carácter dinámico y artístico. Testigos de todo su esplendor fueron Margarita Esteban, Marian López, Beatriz Marcos; la presidenta de Mujer Siglo XXI, Carmen Miral, Bernardette Darico y Manuel de la Sota, Aitor Mendibelzua y toda una corte de hombres y mujeres que disfrutaron de una noche sin relente y sí cubierta por el agradable calor que desprendió la iluminación de la grúa Carola que permite ofrecer un elemento cultural atractivo y contemporáneo, muy en línea con el creciente interés existente en Europa por el turismo industrial y sirve para crear un elemento singular, que como ocurre en otras ciudades en las que se han llevado a cabo proyectos similares, conecta el pasado, presente y futuro de la ciudad. Desde las barandillas del puente Euskalduna, allá en lo alto, Oihane Martin, Idoia Muruguruza, Begoña Egizabal, Olatz Azkarate y Ane Etxebarria miraban cómo las luces iban rebotando sobre el hierro y jugaban a las adivinanzas. "Parece una jirafa", decía una de ellas. Y qué razón tenía, la muy perspicaz.

'Carolaren arima' es una instalación artística que aúna arte, tecnología e innovación en la icónica grúa 'Carola', iluminándola

En torno a 80 personas se acercaron a presenciar un proyecto financiado por Obra Social BBK y la Diputación Foral de Bizkaia

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La grúa 'La Carola' ilumina las noches de Bilbao