- Mikel Santiago (Portugalete, 1975) es un viajero impenitente, que ha residido en diferentes países, y que hasta ahora había ubicado sus trepidantes historias en parajes lejanos. Sin embargo, aposentado de nuevo en Bilbao, con su último título, El Mentiroso, lleva al lector hasta la costa vizcaína. El autor rememora que su anterior thriller, La isla de las últimas voces, transcurría en un islote perdido del Mar del Norte, y en otras ocasiones se había movido por Irlanda o Francia: “¿Pero por qué no conseguir que mi nueva historia pasara en el País Vasco, en un pueblo ficticio llamado Ilumbe?”, se pregunta.

“Siempre digo -prosigue- que mis novelas se desarrollan en una cocina, en la sala de un comedor o en un bosque frondoso y oscuro. Todo esto lo tenemos al lado de Bilbao, igual que carreteras sinuosas, acantilados por los que alguien se puede despeñar, o noches de tormenta terribles, con lo que las posibilidades de crear un universo allí también eran muy grandes”. Así pues, decidió que su nueva novela pasaría en la capital vizcaina, y ya desde la primera página, de apenas cuatro líneas, el lector sabrá que hay un hombre quieto en el suelo con “dos ojos negros, fijos, sin brillo”.

Publicado por Ediciones B, en el libro, Santiago irá de la mano de un personaje llamado Álex, un joven superviviente, casi en la treintena, que ejerce de jardinero, y que a raíz de lo que podría ser un accidente de automóvil queda amnésico. Novio de Erin, con un abuelo que empieza a tener síntomas de Alzheimer, Álex se verá envuelto en una trama con momentos que no sabe si los ha soñado o los ha vivido sobre el terreno, y otros en los que le costará discernir sobre lo que es verdad y lo que no.

Bromea en una entrevista con Efe con que nadie busque en Google el pueblo de Ilumbe porque no existe, aunque puede ser parecido a muchos otros de la costa vasca o de la otra punta del mundo. A su juicio, “desde un pueblo pequeño se puede explicar casi toda la humanidad, porque nuestras sociedades, por muy sofisticadas que puedan llegar a ser, parten de algo muy básico, que es la familia, y varias familias juntas son el origen de una comunidad, el principio de todo”. Incluso en grandes ciudades como en Madrid o Barcelona, defiende, “cada uno tiene su barrio, sus amarres, gente con la que se comparten las cosas importantes, los secretos de tu vida, y de ahí surgen las historias interesantes, las confesiones que hacemos, el testimonio que dejamos de nuestras vidas”.

En esta novela también tiene su peso la memoria, los malos tratos en matrimonios tóxicos, las relaciones entre los socios de una empresa o el tráfico de drogas. Sin embargo, insiste en que al final cree que escribe novelas “en las que la familia es la protagonista principal, un núcleo interesante en el que ocurren tanto historias truculentas, violentas, tensas y verdaderos dramas, como historias cómicas”.

Este hecho le permite manejarse “en varios niveles”, que es algo que le gusta mucho como escritor, “que haya un secreto muy profundo y, a la vez, poder desarrollar a los personajes, y eso en las comunidades más pequeñas da muchísimo juego”.

Orgulloso por cómo ha conseguido “sujetar el misterio de la novela”, sólo avanza que Álex no logrará rebobinar sus recuerdos de forma inmediata, con lo que “el enigma queda planteado en la primera página, pero, como escritor”, no lo cierra “hasta la antepenúltima”.

Mikel Santiago resalta que con esta novela ha hecho “un arco enigmático como nunca antes” y su personaje Álex será el encargado de ir recomponiendo todas las piezas del puzzle a una gran velocidad, “con muchos personajes sospechosos, de manera que el lector podrá ir haciendo sus teorías y sus juegos de investigación”.

“A lado de Bilbao, las posibilidades de crear un universo para un thriller también son muy grandes”

“El pueblo de Ilumbe no existe, pero puede ser parecido a otros de la costa vasca”

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