El primer recuerdo musical del escritor Patxi Irurzun (Iruñea, 1969) está encerrado en una cinta de Tequila que compró de joven en el rastro de la Txantrea y que le llevó, posteriormente, a conocer el rock radical vasco, al que define en su nuevo libro como "la religión de los que no creían en nada".

Así lo indica en una entrevista a Efe en la que cuenta que empezó a escuchar a Barricada y La Polla Records a través de "radios piratas" con 14 años y que, cuando fue por primera vez a un concierto, le "sorprendía mucho de repente ver a esa gente con las crestas, las cazadoras de cuero y demás".

En esos años, apunta, hacían incluso "peregrinaciones" a otras ciudades para ir a ver a sus grupos favoritos. "Cada concierto era como ir a misa", relata. Por esto recuerda vivir esa época "muy intensamente" y tenía la necesidad de plasmar esas sensaciones a través de una de sus obras.

Tras varios intentos fallidos, un día "casi sin premeditación", inició una historia escrita a modo de diario y con varios personajes que acabó en menos de tres meses. "Todo empezó a fluir muy bien y estaba muy cómodo, porque era un formato que ya había usado y con buenos resultados", añade.

También le hizo darse cuenta de que no era necesario escribir "una gran novela, sino que, con una historia pequeña como la de un personaje que había sido estrella del rock, pero que está un poco venida a menos, también era posible hablar del rock radical vasco". Y así fue como nació la novela "Tratado de hortografía". Sí, con h.

Es, según dice, un "pequeño chiste" para hacer ver "las contradicciones del personaje en su nueva juventud", que se enrola en una guerrilla ortográfica para "corregir rótulos mal escritos" por la ciudad, cuando en su adolescencia escribía las cosas "con k", influenciado por los grupos de rock y de modo "contestatario".

El libro cuenta la historia de un bibliotecario que ha vivido toda su vida con "trabajos precarios" y formó parte de un grupo de música ya olvidado: "Los Tampones", de un solo éxito y protagonistas de un escándalo importante en la televisión en horario infantil -basado en una historia real de 'Las Vulpes'-.

A esta inestabilidad laboral, también presente en sus hijos, se une la emocional por la reciente pérdida de su mujer. En cambio, Irurzun asevera que no es un libro triste, ya que mezcla fragmentos "más cómicos" con otros "más serios", y lo califica de "generacional".

Según el autor, la novela "puede interesar también a jóvenes, adolescentes y es atractiva para cualquier persona a la que le guste leer" porque uno se puede ver reflejado a sí mismo en el diario, tal y como él ha dejado parte de su esencia y de su personalidad en la ficción.

Por eso, da la razón a su madre, que siempre que lee algo suyo le dice: "Pero si este eres tú". Y es que, a la hora de crear sus personajes pasa "por el tamiz de la literatura" sus propias experiencias, como la de ser bibliotecario y escritor, y les añade una dosis de imaginación.

También le ha permitido hacer "un pequeño revival" de las canciones de aquella época; desempolvar cassettes que "no puede escuchar" para hacer la foto de la portada del libro y reflexionar sobre los cambios que se han producido a la hora de consumir música.

"Estoy cómodo con la forma de ahora, no te queda otra opción", se sincera Irurzun, aunque siente que "la música se vive con menos intensidad que antes", cuando los discos daban un valor añadido al trabajo y "te los aprendías de memoria y de manera ritual".

En ese sentido asegura que quizás "se ha ganado en calidad, pero se ha perdido en rabia y espontaneidad" porque los grupos antes "no tenían muchas facilidades", y, en el caso del punk, "se metían en un grupo sin tener ni idea de música y aprendían por su cuenta" pero aún así conseguían atraer a un gran público.

Él era uno de ellos, y con los años ha ido conociendo a aquellos a los que, cuando era joven, consideraba como "ídolos". Un ejemplo es Enrique Villarreal "El Drogas", al que se acercó a saludar por primera vez mientras miraba por el escaparate de una librería y le permitió saber cómo era la "humilde" persona detrás del músico.

Por todo ello, este 'Tratado de (H)ortografía' se ha convertido en una obra importante para Irurzun, ya que le ha permitido "atar los cabos" que había dejado en títulos y columnas anteriores; y confía en que la respuesta del público sea positiva tras su presentación de este martes en Iruñea.

Por eso lo define como un "libro de kilómetro cero con aroma fanzinero y maquetero" que, de funcionar bien, podría ser el primero de una serie de varias novelas con los mismos personajes y de la misma ambientación. Una saga que aspira a convertirse en la Biblia de los feligreses del "rock radical vasco".