EN su estudio de Bilbao, sentado en un sillón que le regaló el escultor Jorge Oteiza, el pintor Iñaki García Ergüin relata la emoción que sintió el lunes al ver la galería Orfila de Madrid repleta de amigos. El espacio, uno de los más antiguos de la ciudad -este año cumple 47 años- está reservado hasta mediados de febrero a obras de artistas vascos que plasman la realidad de forma diferente y con un estilo muy particular. Sin renunciar a la idiosincrasia vasca, la galería madrileña brilla con una luz de vanguardia, creada a golpe de trazos de color y con un abanico de colores. "Llegamos media hora antes de la inauguración y no entraba ni un alfiler. Me emocioné. Fue toda una sorpresa ver a mucha gente interesada y entusiasmada por nuestras obras", confiesa el artista vizcaino.

Junto a Ergüin, la muestra La nueva abstracción vasca cuenta con pinturas de María Alonso Páez, Xabier Soubelet, Javier Sagarzazu y del escultor y exjugador del Athletic Carlos Purroy. En total son 19 pinturas y seis esculturas. El proyecto de dar vida a la muestra llevaba tiempo en la cabeza de Antonio Leyva, responsable de la galería, con el objetivo de recoger los trabajos que surgen bajo los parámetros de la abstracción en Euskadi. Se trata, según explica Julia Carvajal, comisaria de la muestra, de una corriente artística que surge "como oposición a la figuración. Es un estilo que consiste en imitar y retratar la realidad". A la inauguración de la muestra en Madrid acudieron, entre otras caras conocidas, los exfutbolistas Andoni Goikoetxea y Ángel Villar, amigos personales de Ergüin y Purroy. "Nos une una relación de muchos años y me hizo mucha ilusión que estuvieran", confesó el artista. Fue precisamente en el estudio de Ergüin donde DEIA organizó un encuentro con los dos artistas vizcainos, Ergüin y Páez, que exponen en Madrid, para recoger así sus impresiones sobre esta aventura artística. María Alonso Páez crea con unas ganas inmensas de experimentar, utilizando diferentes técnicas: materiales, texturas y pigmentos naturales. La forma y el color sustituyen a la figura y crea un universo repleto de sensaciones como en el óleo Emotio II, que se puede contemplar en Orfila. "Es importante contar con espacios donde exponer mis obras con otros artistas. Las cosas no son fáciles, pero yo tengo la suerte de realizar tres o cuatro muestras anuales", confesó Páez, quien aprovechó el encuentro para compartir impresiones con Ergüin.

El veterano artista juega ahora en otra liga. Tras una larga y exitosa trayectoria artística, Ergüin ha descubierto una técnica, sobre base de papel de arroz, en la que se centra a diario y con la que sigue experimentado. El artista ha abierto esta semana las puertas de su particular mundo donde, a sus 86 años, confiesa sentirse más vivo y a gusto que nunca. "Es ahora cuando estoy realmente disfrutando y divirtiéndome con la pintura, sin presiones de galerías, ni de nadie...". Sin embargo, la relación de amistad que le une desde hace más de veinte años con Carvajal le animó a hacer una excepción y a participar con su obra en la exposición colectiva La nueva abstracción vasca. "Es un lujo tener a Ergüin y es un lujo contar con las obras de todos estos artistas de gran nivel. Sagarzazu, maestro de acuarelistas; Soubelet, pintor emblemático del Baztan; el estilo diferenciador del escultor Purroy, Páez... todos son magníficos", reconoció la comisaria. De hecho, aunque cada uno de los cinco artistas cuenta con su particular estilo, sus obras al ser combinadas establecen un diálogo entre sí. "Estamos hasta mediados de febrero en Madrid y la idea, tras el éxito que está teniendo, es dar continuidad a esta muestra en otras galerías", concluyó Julia Carvajal.