Bilbao - Pasión Vega llega mañana al Serantes Kultur Aretoa (SKA) de Santurtzi con su gira 40 quilates. Íntimo, en un concierto en el que colabora DEIA y en el que alternará canciones propias con otras claves en su vida, de Mediterráneo a La tarara. “Ha pasado la época en la que el artista se mantenía al margen de lo social y político”, explica la malagueña. Vega celebra sus 25 años de carrera con una gira personal y cercana. “Ha ido tan rápido que no me he dado ni cuenta porque lo bueno dura poco”, explica. “No se me pasó nunca por la cabeza. Soñaba con dedicarme a esto, pero nunca pensé que iba a grabar tantos discos y cantar en los mejores teatros. Es muy difícil, se tienen que dar muchas circunstancias diferentes”, explica la cantante.

Vega, que estudió Magisterio y también Arte Dramático, defiende que “toda preparación es buena, la llevamos siempre con nosotros y nunca sobra”. Sin dejar de lado la copla que abrazó en el inicio de su carrera, su repertorio se ha enriquecido con canción latinoamericana, bossa, jazz, canción francesa y fado, fruto de sus gustos, ligados a “la inagotable música popular”, y alejados del reguetón.

“Estoy en mi época dulce. El público conoce mis aristas artísticas, aunque todavía mantengo la capacidad de sorprender a algunos en los conciertos. A los que se quedaron en mis primeros discos, por ejemplo. A mí me gusta mucho sorprender, forma parte de la química de esta profesión. Hay que aventurarse con cosas nuevas”, defiende Vega.

Reacia a lamentarse ante el mal estado de la industria y el escaso apoyo de radios y televisiones, la cantante realza “otros caminos que tenemos para darnos a conocer”, además de los conciertos. “Busco que la gente se quede con buen sabor de boca”, explica sobre su gira, que acerca su último disco, 40 quilates, a un formato más íntimo, “a teatros más pequeños”, con el apoyo de Joaquín Sánchez (clarinete y flauta), Manu Masaedo (percusión) y su director musical, Jacob Sureda.

En el SKA alternará temas propios, como María se bebe las calles, con versiones que han marcado su vida personal y profesional. “Disfruto con todas porque las siento y hago mías. Escuchar Mediterráneo me cambió la vida. Y tenía que estar porque es parte de mi vida y de la del público. Es un acto de respeto al maestro Serrat”, indica una artista que ha colaborado con el propio el Nen del Poble Sec, Noa, Sabina, Poveda o Estrella Morente y sueña con hacerlo con el ganador de Eurovisión Salvador Sobral. “Compartir es de las cosas más bonitas, multiplica el arte”, apostilla.

Política y feminismo Reacia a posicionarse políticamente, a Pasión no le duelen prendas cuando hay que mojarse por el empoderamiento femenino. “Hay temas en los que tenemos que involucrarnos como ciudadanos, como las injusticias sociales o los relacionados con las mujeres”, indica. “Es posible mejorar las cosas cuando nos plantamos, está en nuestras manos. Otra cosa es declarar a los cuatro vientos a quién votas, que puede pasarte factura, pero la política nos afecta a todos. Ha pasado la época en la que el artista se mantenía al margen, somos parte importante de la sociedad”, concluye Pasión Vega.