Bilbao - Félix G. Modroño (Portugalete, 1965), banquero de profesión hasta hace escasos años, y al cual empiezan a llamar “el autor de las ciudades”, ha ambientado varias novelas en la capital vizcaina. Aunque La ciudad de los ojos grises fue la obra que le alzó a la popularidad, Modroño ha escrito otras novelas como Secretos del arenal o Muerte dulce. Esta vez admite que ha querido cambiar de registro, aunque “mis lectores me reconocerán”. El autor presentará mañana su novela en el centro cultural de Santa Clara de Portugalete, y el día 31 lo hará en Bidebarrieta kulturgunea.

¿Qué se va a encontrar el lector en ‘La fuente de los siete valles?

-Es una novela ambientada en La Rioja entre el siglo XIX y XX, y está protagonizada por un sacerdote que trabaja para los archivos secretos del Vaticano y vuelve a Logroño por un encargo del obispo de Calahorra y la Calzada para buscar los libros desaparecidos de San Millán de la Cogolla. En aquella época todos los conventos fueron desamortizados y desaparecieron muchos libros y obras de arte; y otras cambiaron de manos. Mi novela es un homenaje a aquellos libros, conventos y monasterios que eran templos del saber.

‘La ciudad de los ojos grises’ es la novela que le alzó a la popularidad.

-Yo había escrito dos novelas anteriores protagonizadas por el doctor Zuñiga, al que tengo mucho cariño al igual que mis lectores; aunque es cierto que parece que La ciudad de los ojos grises fue mi primera novela. Si digo que no intentaba homenajear a Bilbao mentiría. Era consciente de lo que quería hacer. Echaba en falta desde Paz en la Guerra una novela donde Bilbao fuese protagonista. Cuando Azkuna dijo que era tan buena como Paz en la Guerra dije: creo que lo conseguimos. Era mi objetivo y por eso elegí ese título tan evocador. No deja de ser un homenaje a Bilbao, la gente lo percibió y los de fuera también. No tengo pudor para desnudarme emocionalmente y eso el lector lo nota.

¿Por qué ese afán por elegir Bilbao como localización?

-Yo no vivo aquí y siempre que escribo sobre Bilbao lo hago con cierta añoranza y nostalgia y ese aire evocador imprime a mis novelas un aire emocional que mis lectores notan. Nunca me he parado a pensar el por qué, pero de algún modo es una deuda pendiente; quizás porque me fui demasiado pronto. Siempre vuelvo a través de mis escritos, de hecho mi próxima novela si que será muy bilbaina, porque mi intención es escribir una trilogía sobre el Bilbao del siglo XX que empezó con La ciudad de los ojos grises y que continúa con la novela que estoy escribiendo. Bilbao es como una amante. He tenido la ocasión de vivir aquí y no he querido. No quiero casarme con Bilbao, quiero que sea mi amante. Si no acabaré aburriéndome como pasa en las relaciones tradicionales. Siempre que vengo me recibe con los brazos abiertos y creo que se nota en mis novelas.

¿La ambientación es lo que le caracteriza como autor?

-No sé si puedo considerarme el escritor de las ciudades como alguno me ha empezado a llamar pero sí que es cierto que una característica es la ambientación. Necesito que cuando lo lean se sientan ahí, que paseen por la Bilbao del XIX, Sevilla de los años 40... Más que la historia me interesa cómo esta contada. Por eso, también es muy importante la psicología de los personajes y el lenguaje.

¿Es lo que convierte la historia en realista?

-Sí, se convierte en algo verosímil. Puedes contar cualquier cosa si la haces verosímil. Así diriges al lector hacia donde quieres llegar de una manera natural, aunque te permitas hacer giros, tiene que venir previamente argumentado. Lo último que puede hacer el escritor es engañar al lector.

Con una carrera consolidada como escritor con seis novelas en su haber... ¿Qué debe tener un buen escritor?

-Leer lo que se está publicando actualmente es muy importante, para aprender de lo bueno y de lo malo. Un escritor tiene que leer mucho y tener disciplina. Y sobre todo no tener pudor a la hora de escribir, hay que desnudarse emocionalmente. Yo distingo entre autores y escritores. Autores hay muchos, pero necesitas algo más para ser escritor. No es lo mismo ser un contador de historias que ser escritor. Para ser escritor te tienes que implicar emocionalmente a la hora de escribir, y hacerlo obviamente con cierta destreza. Pero no es fácil porque hoy en día las editoriales necesitan publicar tanto que la calidad literaria de lo que se está publicando deja mucho que desear. Se está educando al público lector de una manera deficiente. Yo me resisto y procuro cuidar mucho cómo cuento mis historias.

Siempre se dice que nunca se es profeta en su tierra, pero ha recibido diversos galardones de la villa.

-En ese sentido creo que el País Vasco es distinto, tenemos una filosofía de muy de lo nuestro. Esta vez publico en una editorial vasca también por eso, porque me apetecía jugar este partido en casa. Creo que defendemos mas lo nuestro que fuera.

¿Cree que aquí es donde más se valoran tus obras?

-Sin duda. Valoramos todo lo nuestro y es una de nuestras señas de identidad. Forma parte de nuestra idiosincrasia; es una de las mayores características que tiene la gente. Estoy agradecido y mi intención es no dejar nunca de escribir sobre Bilbao.