El mundo de la moda llora el fallecimiento esta semana de Karl Lagerfeld (1933, Hamburgo-2019, París), que durante casi cuarenta años dirigió la firma Chanel, a la que devolvió el esplendor de antaño. Políticamente incorrecto, controvertido y al mismo tiempo admirado, el diseñador que revolucionó el mundo de la moda no dejaba indiferente a nadie con sus trajes negros, sus alzacuellos blancos y sus gafas de sol. Y son muchas las voces que destacan que Lagerfeld tenía una personalidad única y que seguirá siendo un referente para varias generaciones de diseñadores, dado que es imposible comprender la moda contemporánea sin los diseños del conocido como Káiser.

También se destaca el ojo experto con el que descubrió a algunas de las supermodelos de las últimas décadas, como Inés De La Fressange, que firmó un contrato de exclusividad con Chanel en 1983, la alemana Claudia Schiffer, la británica Cara Delevingne o Lily-Rose Depp.

Enamorado de Biarritz Durante décadas, Lagerfeld mantuvo una estrecha relación con Euskal Herria, tras descubrir la costa labortana en los años cincuenta. A finales de los ochenta volvió a tierras vascas, donde alternó descanso y trabajo.

El famoso modisto y fotógrafo preparó la colección de Chanel del verano de 1989 en los jardines de la Villa Arnaga de Kanbo, junto con Inés De La Fressange. Diez años más tarde realizó la campaña publicitaria de la famosa firma en el marco incomparable de la Playa Grande de Biarritz. Lagerfeld aprovechó sus estancias para adquirir Elhorria, un caserío vasco construido en 1928 en la carretera de Arbona. El baserri, de mil quinientos metros cuadrados y tres alturas, hoy en día pertenece al óptico Alain Afflelou. Cuenta con un pequeño lago, jardines y nueve hectáreas de terreno desde donde que se puede contemplar el monte Larrun y parte de los Pirineos.

Así era el refugio vasco de Karl Lagerfeld. Como ya ocurriera con Coco Chanel, que abrió una de sus primeras boutiques en Biarritz en 1915, Lagerfeld también se enamoró del País Vasco. En Elhorria, tenía una importante colección de cerámicas de Ziburu, jarrones en negro y rojo que presentan estampas bucólicas del País Vasco y cuyo valor hoy en día ronda, cada uno, los 10.000 euros. Lagerfeld contribuyó a revalorizar estas cerámicas, tal y como aseguran coleccionistas que coincidían con él en subastas en Anglet y en Biarritz. Un pintor de la zona que tuvo la oportunidad de trabajar para el diseñador recuerda con humor que en Elhorria Lagerfeld mostraba cuadros de hombres desnudos en posturas muy sugerentes.

Hoy en día el estudio de fotografías que el Káiser acondicionó en su baserri labortano permanece intacto, según la periodista biarriztarra Virginie Lavauden. “Venía a menudo pero siempre con mucha discreción”, explica esta reportera especializada en la actualidad de la faceta glamourosa de Biarritz.

En la ciudad costera, numerosos comerciantes y hosteleros se acuerdan de las visitas de Lagerfeld y de la elegancia que le caracterizaba. “Solía comprar rosas blancas y chocolates para sus amigos”, explican. Y lo que más les sorprendía eran sus vehículos: varios Rolls Royce y, sobre todo, su emblemático Hummer, que parecía más un bunker ambulante que un coche.

En las redes sociales, varios biarriztarras han destacado estos días que era de carácter simpático, pese a mostrarse muy estirado en sus apariciones en televisión. “No tenía ningún problema para sacarse fotos en la calle con las personas que le admiraban”, recuerda una mujer que durante años vendía periódicos en el centro de Biarritz. La antigua Miss Túnez Leïla, que durante años dirigió la discoteca Ruby’s, situada cerca del casino Bellevue, coincidió con el diseñador en el emblemático Hôtel de Palais. “Alquilaba casetas en la piscina del hotel donde nos sacábamos fotos”, recuerda Leïla. “Ha sido una inmensa estrella, muy caprichoso, pero con mucho talento”, zanja Leïla, anfitriona durante años de los famosos que acudían a Biarritz.

molesto En 2004, Lagerfeld viajó en jet privado de Mónaco a Iparralde acompañado de la princesa Carolina para asistir al concierto que Elton John ofreció en la plaza de toros de Baiona. Poco después, vendió su casa de veraneo sin dar explicaciones, aunque en Biarritz se comenta lo mucho que le molestó una manifestación contra la especulación inmobiliaria organizada por la izquierda abertzale delante de su caserío. Tampoco le gustó que el alcalde le negara el permiso para construir una biblioteca en los jardines de Elhorria.

La concejala conservadora de Biarritz Maider Arosteguy ha asegurado esta semana que Lagerfeld fue “el rebelde más elegante y que su nombre seguirá unido para siempre con el de otra rebelde, Gabrielle Chanel”. Esta política que aspira a convertirse en alcaldesa de Biarritz lamenta que su ciudad no se haya portado mejor con el Káiser. Leïla y Viriginie Lavauden comparten esta opinión y no entienden el motivo por el que durante estos años nunca se llegó a organizar una exposición con algunas de las miles de obras diseñadas por Lagerfeld. Tras fracasar el proyecto de crear el museo Chanel en Biarritz, las tres consideran que Lagerfeld se merece por lo menos una calle en la ciudad que contribuyó a promocionar y cuyas fotografías han dado la vuelta al mundo.