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Manchester, territorio de Buzzcoks y The Hacienda

La reedición de dos discos del mítico grupo británico coincide con el libro de Peter Hook (Joy Division y New Order) sobre el pionero club

Manchester, territorio de Buzzcoks y The Hacienda

sI Liverpool pasó a la historia por The Beatles, Manchester se lo merece, tanto o más, porque fue la cuna de Joy Division, Happy Mondays, Stone Roses, New Order, The Smiths, Oasis y Buzzcocks, entre otras bandas icónicas del pop y el rock de las últimas décadas. De los últimos citados, el más pop de los grupos punk del 77, se acaban de reeditar sus dos primeros discos, coincidiendo con el libro que el mítico bajista Peter Hook dedica a The Hacienda, el club de la ciudad que avivó Manchester y el acid house.

Tras la reedición el año pasado de los EP Spiral scratch y Time’s up, Domino Records prosigue con la publicación de los dos primeros discos de Buzzcocks, el grupo por siempre ligado a Pete Shelley y, curiosamente, a Howard Devoto, aunque este les abandonara para fundar Magazine antes de su debut. Buzzcocks, que siguieron funcionando de forma intermitente hasta la muerte de su líder el año pasado, arrojaron la visión más pop del punk setentero, en liza con los irlandeses The Undertones.

Con el sonido remasterizado con motivo de su 40 aniversario, se editan ambos con las portadas de Malcolm Garrett, disponibles también en vinilo tras muchos años y con notas del periodista musical Jon Savage. El debut fue Another music in a different kitchen, editado en 1978, en los estertores del punk. A pesar de ellos, mantenía toda la urgencia guitarrera del movimiento, junto a un vocalista de voz aguda y nada académica, a lo John Lydon.

El álbum incluía dardos inmediatos, acelerados y cortos, y, siempre, cierta prestancia pop en sus estribillos, de Fast cars a la febril y coreable I don’t mind (“la realidad es un sueño”) o Love battery. Canciones sobre el amor, la ecología, las difíciles relaciones personales y la fragilidad del rol masculino, aunque también se ponían punkies en I need al cantar “necesito sexo, amor, bebida, drogas, comida, pasta y que vuelva tu amor”.

Buzzcocks, que reivindicaban ser “un grupo de pop”, aguantaron solo medio año hasta la edición de Love bites, su segundo disco, cuando ya gozaban del estatus de las celebridades y, como Siouxie & The Banshees y The Clash, miraban ya más allá de las crestas y los escupitajos del punk. El álbum incluía su canción bandera, la enérgica Ever Fallen In Love..., versionada en los años venideros hasta por Roger Daltrey y David Gilmour, entre otros, y temas de similar pegada pop como Nostalgia o Just lust, claramente menos punk e, incluso, con la concesión acústica en el medio tiempo Love is lies.

el libro Buzzcocks aparecen (¡cómo no!) en The Hacienda. Cómo no dirigir un club (Contra), el libro firmado por Peter Hook, quien ofreciera inolvidables líneas de bajo tanto en Joy Division como en su continuidad tras el suicidio de Ian Curtis, los más bailables New Order. El dinero procedente de las ventas de ambos grupos cimentó la creación de este club y sala de conciertos (y bar, restaurante, peluquería...), junto al del pionero sello The Factory, bajo el liderazgo del manager Rob Gretton.

Conocido como FAC 51, The Hacienda, fruto de “un esfuerzo colectivo” y copiado de las discotecas de Nueva York como Danzeteria, “transformó el panorama de los clubes en Inglaterra”, según Hook, pero nunca fue rentable. De hecho, Hook, un juerguista nato, y sus colegas de New Order, estuvieron años viviendo “con 20 libras a la semana” mientras todo el dinero de los discos y las giras del grupo se iba por “el agujero” del club, que fue gestionado por amigos sin experiencia y trabajadores que les robaban desde las cervezas a los equipos de luces y sonido.

Hook nos cuenta una historia idealista (“estábamos haciendo historia, no ganando dinero”), sincera y repleta de errores, que le sirve a su autor, entre anécdotas descacharrantes, para dibujar el retrato de una década de fiesta y desfase (en torno al club) adornada con relatos sobre su propia vida y la de sus dos inolvidables bandas. Un relato donde míticos conciertos de The Smiths, Stone Roses y New Order se entrecruzan con historias de violencia y gánsteres, DJs, policía, éxtasis, Ibiza y el acid-house. “Sencillamente, no estábamos hechos para llevar un negocio”, admite Hook. Eso sí, provocaron la revolución cultural de Manchester.