NO es una ópera, es un operón”. Así define Cesidio Niño, director artístico de ABAO, la obra Semiramide, de Rossini, que se representará en Bilbao mañana y los días 19, 22 y 25 de febrero. Una gran producción de tres horas y media que el genial compositor italiano estrenó en el Teatro La Fenice de Venecia, en 1823. Se trata de una obra de proporciones monumentales, que se ha caracterizado por la presencia dominante de joyas del bel canto. Es una de las más demandantes de este estilo, ya que las partes cantadas están adornadas con complejísimas florituras y hay pocos cantantes que se atreven a interpretarla.

Por ello, ABAO ha reunido a una admirable plantilla de figuras de primer nivel dentro del mundo del bel canto: la soprano italiana Silvia Dalla Benetta (Semiramide) y la mezzosoprano Daniela Barcellona (quien encarna al general Arsace). Les acompañan en el reparto el bajo menorquín Simón Orfila, en el papel de Assur, el tenor navarro José Luis Sola como Idreno, el bajo galés Richard Wiegold en el rol de Oroe, la soprano bilbaina Itziar De Unda como Azema, el tenor catalán Josep Fadó en el personaje de Mitrane y el bajo alicantino David Sánchez como fantasma de Nino.

El elenco al completo lleva ya desde el pasado 30 de enero en Bilbao acudiendo a ensayar a Euskalduna para dar el do de pecho cuando se levante el telón del escenario. Todos han interpretado en numerosas ocasiones sus roles, pero es necesario trabajar para ofrecer al público lo mejor. Empiezan a las diez de la mañana y acaban en algunas ocasiones a las diez de la noche. “Es algo habitual en todas las óperas, el público ni siquiera puede imaginarse todo lo que conlleva una producción operística; la temporada se programa con dos años de antelación. La ABAO está ya programando la temporada 2021-2022 para poder traer a los mejores”, destaca el director artístico de ABAO.

205 personas La producción que se podrá ver en Bilbao pertenece al teatro de Nápoles y ha viajado hasta la capital vizcaina en varios camiones. En total, esta ópera, como muchas otras, movilizan a más de 200 personas, entre cantantes, atrezzo, vestuario, peluquería, músicos... Y personal técnico, que concretamente en Semiramide tiene una gran importancia. Durante la representación de esta intriga romántica y maniobras por el poder en Babilonia, se producen más de 51 movimientos en el escenario a la vista del público.

Son muchas horas de prueba de vestuario, de planificación, de maquillaje... Pero, se nota que hay buen ambiente entre los cantantes. A pesar del esfuerzo vocal que exige la ópera, también hay espacio para el humor. La mezzosoprano Daniela Barcellona interpretó por primera vez el rol de Arsace en 1998 en el Gran Théâtre de Ginebra. Desde entonces, ha cantado el rol del general en más de 50 ocasiones.

Tras más de una hora de maquillaje y vestuario, se acerca al camerino de la soprano italiana Silvia Dalla Benetta, que está terminando de maquillarse y vestirse, antes de comenzar el preensayo. El modisto francés Emanuel Ungaro ha sido el autor del diseño de vestuario, quien ha optado por cubrir con corazas tanto a los hombres como a las mujeres, aportando la sensación a los espectadores de que los cantantes están con sus dorsos desnudos.

El personaje de Daniela Barcellona es uno de los más complicados. A su exigencia vocal -tan solo en el primer acto tiene que estar más de media hora seguida cantando en escena - se le añade la dificultad de tener que hacerlo travestida en el comandante del ejército asirio. Pero Barcellona es una veterana cantante rossiniana y ha recibido los elogios de la crítica internacional por sus múltiples interpretaciones de este personaje. La cantante italiana participará en la reposición de la producción de Semiramide en Bilbao, de Luca Ronconi, bajo la dirección musical de Alessandro Vitiello, su marido, “aunque cuando trabajamos juntos, él es el maestro y yo la cantante”, matiza.

A la mezzosoprana se la ve cómoda en su papel. Mientras la maquilladora Estibaliz Moyano le pone más sombra en el mentón para endurecer “su aspecto masculino”, la cantante de Trieste conversa distendidamente con algunos de los cantantes. Pese a las dificultades, a esta soprano de prestigio internacional le apasiona cantar su aplaudido rol, con el que acaba de ser galardonada en la Royal Opera House con el prestigioso premio Olivier Award.

Detrás del telón, están Mario Episcopo y Ainhoa Barredo, que forman parte del equipo que consigue que la magia de la opera se haga realidad. Mario Episcopo, el responsable técnico, cuenta con un equipo de 11 personas para controlar hasta el último detalle durante toda la representación. Nada queda al azar.

Al igual que Ainhoa Barredo, jefa de regiduría, que se encarga de que la representación funcione como un engranaje perfecto. Trabaja codo con codo con el director de escena y con el musical, anotando en la partitura todas sus indicaciones por nimias que parezcan. Para ejercer esta función hay que tener un sólida preparación musical y Ainhoa Barredo la tiene.

Todo está ya preparado para que mañana se levante el telón del auditorio de Euskalduna y el público pueda disfrutar de Semiramide, la última ópera seria de Rossini.