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El espejo del euskera

Representantes de una docena de comunidades lingüísticas minorizadas visitan la Azoka invitados por la asociación Garabide, que apoya procesos de revitalización de la lengua partiendo de la experiencia del euskera

El espejo del euskeraJosé Mari Martínez

HAY estampas que son un clásico en la Azoka de Durango. Como la de ver una larga cola de gente esperando, pacientemente dentro del pabellón de Landako, libro en mano, a que le firmen su ejemplar. Al otro lado del puesto, aparece Toti Martínez de Lezea, una de las novelistas con más tirón, que les atiende amablemente con una sonrisa. Mientras estampa su sello personal, le da tiempo a conversar un rato con sus lectores. Es la magia de la Azoka, que personaliza la cultura, le pone cara y la acerca a todos los públicos. También los componentes de diversos grupos musicales generan una gran revuelo, especialmente, entre el público juvenil, que busca con desesperación una imagen que enseñar a los amigos. Fuera del pabellón, padres y madres aguardan con paciencia su turno de acceso al espacio Saguganbara, donde tienen lugar los espectáculos diseñados para los más pequeños. Los servicios de autobús y tren no cesan y trabajan de forma ininterrumpida. Forma parte de la vorágine de la Azoka...

En los puestos de la feria del libro, los amantes de la literatura tratan de encontrar unas páginas que alimenten su deseo de lectura. Entre todos ellos, sobresale una atípica estampa. Sobre la marabunta, un colorido tocado de plumas causa admiración entre los asistentes. Como si de una escena de la película Un indio en París se tratara, se acerca a uno de los puestos y contempla unos libros escritos en euskera. “Es su indumentaria tradicional”, explica Miguel Ángel Oxlaj Cúmez, integrante de la comunidad maya kaqchikel de Guatemala. “Venimos de diversos rincones de América representando a doce comunidades lingüísticas minorizadas invitados por la asociación Garabide”, resume. Garabide es una entidad no gubernamental que trabaja en apoyar procesos de revitalización lingüística de lenguas minorizadas partiendo de la experiencia del euskera. “Hemos venido veinte personas de doce comunidades lingüísticas minorizadas que estamos realizando el Curso Experto en Revitalización de la Lengua en la facultad Huhezi de Mondragon Unibertsitatea”, detalla. Se trata del proyecto “más importante que realiza Garabide, y también el único en el mundo en el ámbito de la recuperación lingüística”. Una formación destinada a reforzar las relaciones estratégicas entre las organizaciones y establecer las bases de proyectos potenciales y que está dirigida a fortalecer las organizaciones indígenas que trabajan a favor de la lengua.

“En este proyecto estamos representadas diversas comunidades como el pueblo kurdo, turco, el amazigh de Marruecos, el mapuche de Chile y Argentina, el guaraní de Bolivia, el Nahuatl de México, el maya Kaqchikel de Guatemala, el maya yucateco, el kichwa, el nasa yuwe de Colombia y el cashinahua de Brasil, entre otros”, apunta.

El denominador común que les une y les impulsa es el peligro de desaparición que corren sus lenguas. “En el caso de la mía, la maya kachikele, que se ubica en la zona central de Guatemala, corre peligro de desaparición porque la transmisión generacional se ha cortado. Los niños ya no lo aprenden en casa de forma natural y eso es simplemente debido a que ha caído en desprestigio frente a la lengua dominante. Se debe a que nuestra lengua tiene una restricción de funciones. La lengua dominante es la oficial, la que se utiliza para todos los asuntos públicos, la administración pública, la cultura, etc.”, explica Oxlaj Cúmez.

Hasta la fecha, su experiencia en Euskadi no ha podido ser más grafiticante. “Estamos impresionados de ver cómo el pueblo euskaldun ha logrado revitalizar su lengua y recuperarla después de pasar por una etapa como la que, probablemente, estemos atravesando nosotros en la actualidad”, sostiene.

Sin embargo, el hecho de compartir sinergias supone todo un avance. “Esta experiencia nos guía el camino para intentar llevar a cabo un proceso de recuperación lingüística. Para nosotros es muy importante ver lo que ha recorrido el pueblo euskaldun y aprender de ello. También queremos establecer relaciones entre todos los pueblos porque todos somos actividades y estamos involucrados en la recuperación de nuestras lenguas”, agrega.

LA OTRA FERIA Además de libros y discos, y viceversa, la Azoka tiene mucho más recorrido. Por ejemplo, la feria de artesanía Euskal Denda que organiza Arbaso y que cumple dos décadas ofreciendo todo tipo de productos hechos a manos y apoyando la artesanía de Euskal Herria. “El público que viene a la Azoka es muy variado y dispar en comparación con otras ferias. Viene gente de todos los rincones de Euskal Herria”, señala el artesano Jorge García, del taller Zurberri, creador de objetos exclusivos y que se muestra encantado de poder mostrarlos en Durango.