Muere Montserrat Caballé, la no diva de la ópera
Tenía 85 años y estaba a la altura de mitos como Maria Callas por su calidad vocal y su dominio de la técnica “Siempre tenía un huequito en su corazón para ABAO y Bilbao”, según Matellanes
Bilbao - En 1969, Montserrat Caballé encarnaba a Manon Lescaut en la temporada de ABAO apoyada en dos muletas, por culpa de la rotura de un tendón rotuliano. Aunque había cancelado una actuación en la Scala, no supo resistirse a los ruegos de la organización bilbaina. Volvería más tarde, en 1970 con Lucrecia Borgia e IlTrovatore y en el 75 repetiría Manon con ABAO. “Dentro del corazón de Caballé, la ABAO y Bilbao tenían un pequeño huequecito. Si no vino más, es porque la agenda de las grandes figuras de lírica es complicada”, explicaba ayer el presidente de la Asociación Bilbaina de Amigos de la Ópera, Juan Carlos Matellanes, poco después de conocer el fallecimiento de la soprano catalana a los 85 años.
Montserrat Caballé anunció un nuevo recital en el Arriaga en 2013 durante la gira que estaba haciendo junto a su hija Monserrat Martí. Pero tuvo que suspenderlo, debido a una infección vocal. Su estado de salud ya no era bueno, había sufrido un ictus el año anterior mientras se encontraba de gira en Rusia.
Su propia salud le dio más de un susto. De hecho, en 2006 confesó que desde hacía veinte años tenía un tumor. “Por entonces, los médicos me dieron como máximo tres años de vida”. Finalmente, resultó ser benigno y por eso empezó a llamarlo “mi pequeño amigo”.
Pero no se resistió a no volver a la capital vizcaina y en 2015, la Caballé se subía al escenario del Arriaga con su hija para despedirse del público vasco, en uno de sus últimos conciertos. “Desde ABAO intentamos que viniese a una conferencia en el ciclo Opera Bihotzetik. Opera desde el corazón en la temporada 2016-2017; iba a ser un pequeño homenaje a la cantante. Estuvimos a punto de conseguirlo pero no pudo ser por problemas de salud”, lamenta Juan Carlos Matellanes. Desde entonces, solo hizo “algún que otro bolo”, como solía bromear, hasta que su muerte hizo definitiva su retirada como gran figura de la canción lírica mundial.
SUS INICIOS Montserrat Caballé comenzó su carrera en el quinto piso del Conservatorio del Liceo de Barcelona, cuyo nombre llevó con orgullo por todo el mundo. Cantó sobre sus cenizas cuando el templo de la música catalana sufrió el asedio del fuego y con el elitista club masculino del Círculo del Liceo vivió otro sonado episodio, al ser la primera mujer en presentar su candidatura como socia. “Una mujer es signo de paz”, recalcó entonces la Premio Príncipe de Asturias, e insistió: “Serlo es tan noble como ser hombre y nos da prioridad por ser madres”.
Como profesional, señaló que “lo principal” para ella era “no convertirse en esclava del negocio del espectáculo” y llegó a lamentar que se hubiese olvidado “el hacer y la magia de la ópera con vistas al aplauso y al éxito”. “No soy contraria a la modernidad, siempre se pueden aceptar cosas novedosas pero sin destruir la música, ni la creatividad del compositor, ni desviar la atención del espectador”, precisó.
Fueron más de 50 años de carrera en los que coincidió con los más grandes, incluida María Callas, con quien mantuvo “una relación muy directa”. “Cuando hablaba conmigo no era la diva, sino María”, señaló La Montse, como a ella le gustaba llamarse: “¿Yo una diva, la última diva? Qué va. Cuando salgo a cantar soy la Montse y nada más”.
A lo largo de sus más de 50 años de carrera, Caballé interpretó cientos de óperas y conciertos en los principales teatros de todo el mundo junto a las mejores orquestas y repartos, gracias a un repertorio que abarca cerca de 90 papeles correspondientes a más de 40 óperas.
en los mejores escenarios Montserrat Caballé Folch nació el 12 de abril de 1933 en el barrio de Gracia de Barcelona, en el seno de una familia modesta, donde su madre le dio su primera formación musical que le sirvió para ingresar a los 11 años en el Conservatorio Superior de Música del Liceo con una beca. Caballé se graduó en 1954 en una accidentada prueba final en la que llegó a perder el conocimiento, y tras titularse hizo su primer debut operístico con el papel de Serpina de La serva padrona en el Teatro Principal de Valencia el 27 de junio de 1955 con la Compañía de Ópera de Cámara de Barcelona, dirigida por Napoleone Annovazzi.
Tras unos años fuera del Estado, en los que cantó para las óperas de Basilea, Viena y Bremen, consolidando su carrera y su cada vez mayor prestigio, finalmente debutó en el Liceo de Barcelona el 7 de enero de 1962 en el papel de Arabella, de Richard Strauss, una interpretación recibida con entusiasmo por crítica y público.
El 20 de abril de 1965 sustituyó en el Carnegie Hall de Nueva York a Marilyn Horne en Lucrecia Borgia, con un éxito arrollador, que luego repitió, con Fausto, en la Metropolitan Ópera de la misma ciudad. Tras su actuación en el Carnegie Hall, The New York Times tituló: “Callas + Tebaldi = Caballé”, lo que supuso un impulso definitivo a su proyección internacional e hizo que se multiplicaran las ofertas de grandes teatros y de discográficas para grabaciones.
Desde entonces, sus representaciones la llevaron a los más selectos teatros de ópera del mundo y su voz se escuchó junto a las mejores orquestas y los más prestigiosos directores, entre ellos Herbert von Karajan, Leonard Bernstein, Zubin Mehta, James Levine, Claudio Abbado, Seiji Ozawa o Riccardo Muti.
En la última etapa de su vida, Montserrat Caballé fue denunciada por la Fiscalía de Delitos Económicos, que la acusó de fraude fiscal por no haber presentado ante Hacienda la declaración de IRPF de 2010, alegando que era residente en Andorra, con lo que eludió tributar por los ingresos obtenidos en sus recitales y grabaciones. Tras una inusual tramitación de la causa, en la que Caballé pudo eludir siempre acudir a dependencias judiciales, sus abogados llegaron a un acuerdo con la fiscalía por el que la cantante, tras devolver a Hacienda medio millón de euros, aceptaba una condena de medio año de prisión y una multa de 254.231 euros por fraude fiscal. El acuerdo fue ratificado por Caballé ante el juez en 2015.