‘Manon’, entre bambalinas
DEIA se adentra en los camerinos de Euskalduna donde maquilladoras y sastres dan vida a los personajes de una grandiosa y suntuosa ‘Manon’, primer título de ABAO de este año
ABAO-OLBE pone en escena estos días Manon de Massenet, una producción proveniente de la Ópera de Monte-Carlo y un título muy exigente y clave del repertorio francés y operístico en todos los teatros.
Para ello, la Asociación Bilbaina de Amigos de la Ópera ha reunido un elenco encabezado por la carismática soprano rusa Irina Lungu, quien debutó en ABAO en 2012 con Un giorno di regno, y que ahora da vida a Manon, prototipo de mujer fatal que, aunque enamorada del joven Renato Des Grieux (Micheal Fabiano, tenor), otorga sus favores para conseguir ser libre.
Pero antes de que el público llene las butacas aún vacías, entre bastidores hay un equipo que trabaja para que todo esté perfecto. En los pasillos de los camerinos de los pisos superiores del Palacio Euskalduna, se pasean mujeres con vestidos rococós sobre corsés y guardainfantes, encargados de formar la silueta, y hombres con calzones y jubones que parecen rescatados de la Belle Époque parisina del siglo XVIII.
La lujosa producción de Arnaud Bernard cuenta con un vestuario, elegante y suntuoso diseñado por Carla Ricotti, que remite al París del Dieciocho en el que las pelucas empolvadas, los lunares y la profusión de volantes, dorados y adornos hacían furor en la sociedad de la época. Un vestuario que los profesionales de ABAO tienen que adaptar a las 70 mujeres y 90 hombres que componen el elenco artístico de esta sofisticada producción operística, de factura cuasi cinematográfica, con que se desarrolla la acción ante el espectador.
Numerosas personas trabajan en los departamentos de maquillaje y sastrería, encargándose hasta del último detalle para conseguir la máxima fidelidad histórica. Alicia Suárez es la responsable del equipo de maquillaje y Francisca de Prado, del de sastrería. Ambas comenzaron su trayectoria profesional hace más de 30 años en el Arriaga y ahora forman un tándem perfecto en ABAO. “Es una suerte porque en otros teatros hay enfrentamientos entre ambos departamentos”, explica Alicia Suárez, mientras controla que las maquilladoras no pongan demasiado color en las mejillas de las cantantes y de los integrantes del Coro de Ópera de Bilbao.
“Todo tiene que ser lo más realista posible. En este caso, el maquillaje debe ser muy claro, pero no muy blanco, con los ojos no excesivamente marcados. En otros títulos operísticos, hacemos tareas de investigación buscando la máxima fidelización histórica”, explica.
A lo largo de todos estos años, Alicia Suárez y Francisca de Prado han maquillado, vestido y caracterizado a muchos de los grandes tenores y sopranos que han cantado en la capital vizcaina, entre los que se encuentran Luciano Pavarotti, Alfredo Kraus, Montserrat Caballé, Plácido Domingo?“Se suele hablar de divismo en el mundo lírico, pero no estoy nada de acuerdo. Cuando el cantante se encuentra frente al espejo, en la soledad de su camerino, maquillándole, se produce un momento muy especial. Es una profesión muy solitaria, son muchos días fuera de casa, solos en un hotel... Se producen momentos muy especiales entre sastrería, maquillaje... Parece que se establece una conexión anímica”, explica esta experta maquilladora.
pelucas Mientras en el foso del escenario la orquesta Verum ensaya la difícil partitura, arriba el elenco artístico se prueba las pelucas. “Son más de 160. Cada participante en esta producción tiene adjudicada la suya. Se utilizan en diferentes repertorios operísticos de esta época; en este caso, llevamos desde agosto peinándolas, transformándolas para darles las diferentes formas, volumen... ¿De qué material son? Las de color están hechas de pelo natural, otras blancas son de pelo jak del Himalaya y el resto, de fibra sintética”, explica la jefa de sastrería.
Francisca de Prado señala la enorme complejidad de esta ópera en cuestión de vestuario. “Son vestidos de seda salvaje, con bajos con colas, que a veces se pisan en el escenario... Lo que exige que haya que dedicarle todos los días un tiempo al mantenimiento”. Especial complejidad tiene también para Irina Lungu, que debe hacer cinco cambios de vestido durante la representación, dos en unos pocos minutos. “Hay momentos en los que una la calza, otra de sastrería la viste, otra la pone la peluca, todo a la vez y a contrarreloj”.
En un pasillo, se encuentra también Cesidio Niño, director artístico y de producción, preocupado para que todos se sientan lo más cómodos posibles. Niño se encarga de contratar a los cantantes, buscar la producción, al director de escena? Y observa todo para que, cuando dos horas más tarde suba el telón, todo esté a la perfección.
con la soprano Manon posee la esencia del romanticismo más puro y apasionado, es un relato pasional donde sentimientos y emociones se desbordan. En uno de los camerinos se encuentra la soprano rusa Irina Lungu, preparándose para dar vida a Manon, un papel en el que debuta y que confiesa que le resulta realmente estimulante, “complicado, pero lleno de pequeños detalles, de colores... Lo que me gusta más de Manon es que hay cinco actos y en cada uno de ellos es totalmente diferente. Esto me da la posibilidad de mostrar diferentes lados de mi personalidad artística y vocal”, confiesa, mientras se maquilla y se viste para convertirse en la femme fatale de Manon. Es consciente de que el público ha de enamorarse de ella, “tiene que emocionar al público”, asegura.
Cinco años después de su exitoso debut como Marquesa del Poggio en Un giorno di regno, Irina Lungu ha incorporado este nuevo personaje en su repertorio en Bilbao. “Una ciudad que me encanta, que encuentro también muy estimulante a nivel cultural”, explica. “En el escenario no solo canto, sino que también tengo que hablar, hay diálogo, y esto no es fácil, porque yo no soy francesa y mi lengua materna no es el francés... Interpretar a Manon es estimulante, es un papel que me aporta muchas cosas”, explica y asegura que, de alguna forma, Manon es una mujer contemporánea. “Es rebelde, libre... Hace lo que quiere y en esa época, no era normal. Tiene una mentalidad muy libre”.
Mañana y el lunes, 29 de enero, con el patrocinio de la Diputación Foral de Bizkaia y el INAEM, Irina Lungu se volverá a subir al escenario de Euskalduna para dar vida a la protagonista de esta historia de amor sin final feliz.