bilbao - Apreciado y ennoblecido por emperadores, la pintura de Giuseppe Arcimboldo (Milán, 1526-1593) cayó tras su muerte en el olvido , del que no saldría hasta los años treinta del siglo pasado, cuando Alfred H. Barr Jr., el fundador y primer director del MoMA de Nueva York, lo reivindicara como precursor de surrealistas y dadaístas. “Arcimboldo sufrió un prolongado e injusto olvido histórico”, aseguró ayer Miguel Zugaza, director del Bellas Artes de Bilbao, durante la presentación de la exposición que la pinacoteca dedicará hasta el 8 de febrero a este original y fascinante pintor. No obstante, consideró que Barr miró con ojos del siglo XX una obra del siglo XVI que se nutría de las lecturas de manuales de botánica, de tratados de flora y fauna, del deslumbramiento por los hallazgos de un nuevo mundo. “Fue un artista en consonancia con su tiempo”, reivindicó.

Comisariada por José Luis Merino Gorospe, y patrocinada por la Fundación Juan March, Arcimboldo. Las Flores y la Primavera reúne, por primera vez, las obras del pintor renacentista conservadas en colecciones estatales, junto con otras pinturas y documentación que ayudan a su contextualización. “La exposición es pequeña, pero matona”, describía ayer Miguel Zugaza. De pequeño formato, con pocas pero exquisitas obras, el Museo ha realizado un montaje sumamente cuidado. En total, se exhiben 14 cuadros, cuyo núcleo principal lo componen los óleos sobre tabla Flora (1589) y Flora meretrix (1590), pertenecientes a una colección particular y nunca antes mostradas hasta su publicación en 2014 por Miguel Falomir, director del Museo del Prado y autor del texto principal del catálogo.

A ellas se suman La Primavera (1563), del Museo de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, y dos copias contemporáneas de El Otoño y El Invierno de la colección de la duquesa de Cardona (Córdoba), para mostrar al más alto nivel ejemplos de las originales teste composte, o cabezas compuestas, realizadas con un virtuosismo miniaturista excepcional a base de flores, pequeños animales y otros elementos del mundo natural.

Junto a estas obras se exhiben los retratos de los principales comitentes del pintor: El emperador Maximiliano II, de Antonio Moro, perteneciente al Museo del Prado; y Rodolfo II, emperador de Austria y El archiduque Ernesto de Austria, de Alonso Sánchez Coello, procedentes de la Royal Collection Trust de Londres.

La galería se completa con la pintura también de Moro del Bellas Artes de Bilbao Retrato de Felipe II, monarca que tuvo en su colección obras de Arcimboldo. La muestra incluye además tres tratados de botánica de autores contemporáneos de Arcimboldo, lo que permite ilustrar el conocimiento científico del pintor milanés sobre las especies florales y vegetales que retrataba en sus pinturas, incluidas algunas procedentes del recién descubierto Nuevo Mundo, como el maíz y la berenjena. Completan la exposición cinco obras de la colección propia del Museo con temas florales.

interés por la botánica Guiuseppe Arcimboldo es uno de los artistas más originales y desconocidos del periodo de grandes genios individuales del manierismo italiano de la segunda mitad del siglo XVI. Y un personaje enigmático, cuyos asombrosos retratos llamaron la atención de emperadores. Maximiliano II y Rodolfo II le nombraron retratista real. Pero su cometido en la corte iba más allá de pintar: planificaba fiestas y espectáculos, realizaba ingenios mecánicos y asesoraba al soberano en sus colecciones e inventos diversos.

Además, Arcimboldo retrató el busto de personas con sus cabezas y ropajes adornados con flores y plantas existentes realmente en la época que las pintó, lo que podría reflejar el interés del artista milanés por la botánica. El comisario de la muestra ha considerado que con estas obras, el autor pretendió reflejar también la grandiosidad y poderío del entonces emperador Maximiliano II, y de su hijo Rodolfo II, emperador del Imperio Austro-Húngaro, para los que pintó varias obras. En concreto, explicó Merino, las obras de la serie Las Estaciones las realizó para el emperador Maximiliano II, a quien se las presentó en 1563, y las floras se corresponden con un encargo que le hizo Rodolfo II.

La exposición incluye una mesa táctil, que muestra macrofotografías que permiten profundizar en el conocimiento de la técnica de las obras. A través de esta aplicación interactiva los visitantes pueden acercarse a otros aspectos, como los dibujos de botánica de la época o el significado, a través de otros cuadros, de los mitos de Flora y de La Primavera. Además, podrán comprobar la influencia de Arcimboldo en el arte posterior. Arcimboldo. Las floras y la primavera protagonizará el otoño expositivo en la pinacoteca, junto con una exposición de gran formato dedicada a las obras más recientes y de gran formato del pintor y escultor Eduardo Arroyo, que se inaugurará a finales de mes.