bilbao - Licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales por la Universidad de Deusto y profesor de la Deusto Bussiness School, Matellanes siempre ha confesado que llegó a la ópera casi por casualidad, a través de Iñaki Irusta, con el que compartió experiencias profesionales y amistad. Pero no se limitó a escuchar el bel canto. Desde 2003 es socio de la Asociación Bilbaina de Amigos de la Ópera (ABAO) y desde hace 16 años, ostenta el cargo de presidente con el objetivo de convertir a esta institución en un referente cultural internacional.

Inicia su cuarto mandato como presidente de ABAO. Casi una vida.

-Así es, serán 16 años como presidente, más 8 en la Junta directiva... Pero todas las temporadas son diferentes, aparecen retos nuevos... Nos tenemos que ir adaptando a los gustos del público, a la situación económica... Una asociación como la nuestra, que es privada, es atípica en el mundo de la lírica, en el que casi todo es público y las actividades están garantizadas por los presupuestos de las instituciones.

¿Qué balance haría de estos dieciséis años?

-En estos años, ha habido dos fases, una primera, mucho más expansiva, en la que lanzamos muchas iniciativas, alcanzamos un nivel récord de socios, sacamos adelante un gran número de proyectos como ABAO Txiki, Opera berri, Tutto Verdi... llegamos a los siete títulos por temporada, a las cuatro funciones... Teníamos más proyectos como acercar la ópera a Donostia, a Gasteiz... Pero llegó la crisis económica y nos obligó a replantearnos esa política expansiva de desarrollo. Tuvimos que apretar el cinturón y centrarnos en las actividades básicas, reducir los títulos de la temporada, de siete a cinco, lo cual fue una pena, pero a diferencia de otros teatros, hemos hecho un esfuerzo por mantener las actividades de tipo social y cultural. Y eso, sin subir los precios y, sobre todo, manteniendo la calidad. Quizás no hemos arriesgado en títulos, pero la prudencia económica dice que hay que programar óperas que sean del gusto de Bilbao y que tengan buena acogida en taquilla, sin reducir la calidad. Se han tomado decisiones de ajuste de gastos, de personal... pero nunca se ha contratado a un cantante de menor calidad para ahorrar dinero. No lo hemos hecho ni lo haremos jamás.

¿Durante estos cuatro años, tiene previsto realizar más ajustes?

-No tiene ningún sentido realizar más. Recientemente, hemos elaborado un plan estratégico, y en este se determina que no es un problema de optimización de costes, nuestro problema es de ingresos y creo que entre todos tenemos que conseguir aumentarlos. Hay que llevar a buen puerto este proyecto tan bonito, ilusionante y necesario para Euskadi porque, sin despreciar otras iniciativas, somos la ópera de Euskadi. Nos merecemos tener una ópera digna y reconocida. Y creo que, en estos momentos, como suele pasar, quizás nuestro modelo de gestión es más reconocido fuera que dentro.

¿Y cómo se plantea ABAO obtener más ingresos?

-Tenemos que solventar el déficit, año tras año vamos mejorando resultados. Y para eliminarlo, hay que hacer esfuerzos para incrementar los ingresos, por parte de ABAO, de los socios, que también van a tener que hacer una pequeña contribución adicional, y también por parte de los patrocinadores. Y, por supuesto, por parte de las instituciones, que es el apartado de ingresos que más se ha resentido en los últimos ejercicios.

¿Se han sentado ya con los responsables culturales para pedir más presupuesto?

-Hemos trasladado a todas las instituciones, a excepción del Ministerio, que todavía tenemos que estar con ellos, las conclusiones de nuestro plan estratégico, nuestras ideas, nuestros planes... No se trata de pedir por pedir, eso no tiene sentido. Hay que llegar a un acuerdo sobre cuál es el nivel de volumen, tipo y calidad de actividades que nuestra asociación tiene que ofrecer. También ofrecemos programas que son deficitarios, pero que son buenos para la sociedad como ABAO Txiki, jornadas, conferencias... El planteamiento es a la inversa, una institución como la nuestra, por mucho que sea privada, no puede vivir de espaldas al proyecto cultural de Euskadi. Somos un instrumento más que tiene Bilbao para fomentar el turismo, la cultura... Hay que determinar cómo lo ponemos en marcha y cómo se reparte el coste económico.

¿Y a los socios? ¿Qué esfuerzo se les va a pedir?

-Recientemente, el IVA ha bajado del 21 al 10%. Hemos estado analizando esa situación y, lógicamente, vamos a bajarlo para la temporada 2018-2019. Pero si vamos a solicitar una mayor ayuda a las instituciones y a los patrocinadores, también nosotros tendríamos que dar ejemplo, por eso vamos a pedir a los socios un esfuerzo que entendemos que es asumible, el 50% de la subida del IVA. Al que más, le va a suponer unos 60 euros al año. Debido al efecto impositivo, se va a producir esa aportación adicional por parte de los socios y también conseguimos que, al final, el precio del abono disminuya. Van a pagar menos que esta temporada. Hacer una temporada de ópera es cara, en el escenario están 190 personas; hay que pagar unos cachés a los cantantes, con el agravante que en otros sitios se ofrecen ocho funciones y nosotros, solo cuatro.

¿Cuánto puede llegar a costar una ópera por término medio?

-No hay dos óperas iguales, depende de la producción... Nosotros nos movemos, incluyendo todo, orquesta, cantantes, alquiler de Euskalduna, producción... en torno a los 900.000 o el millón de euros para las cuatro funciones. Y eso no se puede cubrir solo con las entradas.

Ha confesado que uno de sus sueños sería recuperar la temporada de seis o siete títulos. ¿Para cuándo prevé que podrá ser?

-Uno de nuestros objetivos e ilusión sería que en la temporada 2018-2019 tuviéramos seis títulos y déficit cero. Hemos conseguido este año reducir el déficit previsto en casi un 50%. El resultado del año pasado fue de 200.000 euros, cuando teníamos presupuestado uno de 345.000. Esto da ideal del esfuerzo que estamos realizando.

Otro reto de ABAO es captar nuevos públicos, sobre todo entre los jóvenes...

-Hay que asegurar la transición, no tenemos la suerte, como quizás tenga el Athletic, de que un padre inscriba como socio a su hijo nada más nacer. Hacemos esfuerzos para que se incorporen nuevos colectivos, el programa Gazteam es pionero en el Estado y sienta las bases para crear una nueva afición. Además, reconozco que venir a la ópera entre semana desde cualquier localidad de Bizkaia resulta complicado, son barreras que estamos analizando para facilitar la accesibilidad.

¿Qué opina de iniciativas como la de la Royal Opera de Londres de ofrecer a partir del 2020 entradas a precios muy económicos para aficionados que estén dispuestos a estar de pie o a sentarse en el suelo?

-Cualquier tipo de medidas está bien, pero nosotros tenemos también un abanico de entradas muy amplio, las de última hora, los jóvenes pagan 25 o 30 euros en las mejores localidades... Hay voces interesadas en convencer de que la lírica es muy cara, eso no es justo. Si cobráramos por entrada 190 euros, no tendríamos déficit ni estaríamos haciendo solo cinco óperas. Yo siempre digo que por menos de un euro al día puedes ser socio de ABAO.

¿Uno de los momentos más difíciles que ha pasado ha sido la demanda de la soprano María Bayo?

-Momentos complicados han sido el déficit, tener que renunciar a ese programa expansivo, la crisis con el descenso de los socios, la reducción de siete a cinco títulos por temporada... La demanda de Bayo fue un momento sorprendente. Que nos pongan una demanda es libre, como a cualquier institución o empresa. Pero siempre hemos velado por mantener los mejores niveles de calidad, cumplir escrupulosamente todos los contratos y desde luego, respetar la vida privada y profesional de los artistas. El juicio estaba señalado para antes del verano, pero se ha aplazado para principios de octubre.

¿Algún otro cantante o músico les ha demandado?

-Nunca.

¿Cómo ve la nueva etapa de Euskalduna?

-Esperanzadora; necesitamos una alianza estratégica y es bueno que colaboremos entre todos. Euskalduna es muy importante para Euskadi y ABAO, también. A lo largo de esta temporada y la próxima, nos vamos a encontrar con alguna iniciativa y con mejoras que nos permitan solventar algunas limitaciones que antes teníamos y colaborar para ir de la mano en proyectos conjuntos. Creo que eso va a ser bueno para ABAO, para Euskalduna y para Euskadi.