Donostia- A mediados de 2018, el centro Koldo Mitxelena Kulturunea (KM) cerrará sus puertas durante casi tres años para acometer una importante obra de remodelación y buscar una “identidad propia” centrada en la difusión de sus fondos patrimoniales. Mientras el centro de la calle Urdaneta estaría más especializado, la Biblioteca Central de Alderdi Eder se volcaría en los servicios generalistas más relacionados con la lectura pública y el préstamo de libros.
El diputado de Cultura, Denis Itxaso, y la concejala donostiarra de la misma área, Miren Azkarate, comunicaron su acuerdo de “aplazar” la integración física en el mismo edificio del KM y de la Biblioteca Central, de titularidad foral y municipal, respectivamente. Hace algo más de un año, Diputación y Ayuntamiento anunciaron su intención de estudiar la fusión de ambos centros en el mismo edificio: el Koldo Mitxelena. Sin embargo, y tras un intenso trabajo técnico, ambas instituciones han coincidido en que “a corto plazo había problemas para llegar a una convergencia física” que, sin embargo, no descartan llevar a cabo más adelante.
Así, por el momento la convergencia será solo “de servicios” a fin de lograr “un mejor y más nítido” reparto de funciones entre ambos centros, según subrayó Itxaso. Por ello, el KM tratará de dar “un impulso mayor” a sus fondos patrimoniales, que deberá “difundir” y “poner en valor” a través de programaciones especiales. Al mismo tiempo, y para evitar la “duplicación de servicios”, el centro irá “apartándose” de las cuestiones relacionadas con la lectura pública, que serán responsabilidad de la Biblioteca Central. “Eso no quiere decir que no haya préstamo bibliotecario en el KM, sino que éste tendrá una identidad diferenciada y reconocible”, dijo.
El diputado abogó por “reposicionar” el KM y “rediseñar” su política de colecciones patrimoniales. Así, mientras la Biblioteca Central seguiría ofreciendo servicios “más generalistas” relacionados con la “lectura masiva” y el “ocio”, el KM acentuaría su condición de centro “especializado” que custodia volúmenes que no existen en ningún otro lugar. “Se trata de buscar una identidad propia a través de nuestros fondos de pensamiento, antropología o etnografía. Tendríamos que incrementarlos y ponerlos al servicio de los problemas sociales del momento”, declaró Itxaso.
Asimismo, advirtió de que esa misma filosofía regirá en las salas de exposiciones, que plantearán “discursos nuevos” que inviten a la “reflexión social”. Según dijo, “podrá seguir habiendo exposiciones de bellas artes, fotografía o etnografía” porque “lo de menos es el soporte” y lo importante es que la oferta ayude a generar debate e invite a la creación. - Juan G. Andrés