bilbao - El festival de cine LGTB (gay, lesbo, trans y bisexual) de Bilbao, Zinegoak, despegó ayer con la gala de inauguración en la que se otorgó el premio de honor al cineasta portugués Joao Pedro Rodrigues “por su búsqueda incansable e inclasificable de encontrar nuevas formas para viejos contenidos renovados y por su mirada provocadora y provocativa”.

“Este premio me honra mucho, pero siento que no lo merezco”, expresó ayer el galardonado. Asimismo, explicó que se sentía extraño porque “yo no hago películas para recibir premios, las hago porque creo que es la forma que tengo de comunicarme con la gente”.

Su carrera empezó a despuntar en el año 2000 con su primer largometraje de ficción que se estrenó en el festival de Venecia en competición oficial: O fantasma. En 2005 vio la luz su segundo largo en el festival de Cannes, Odete, que tuvo mucha repercusión. El filme cuenta la historia de una mujer enamorada de un joven gay que muere en un accidente y que queda embarazada al masturbarse sobre su tumba. Este trabajo fue el que le llevó a participar por primera vez en Zinegoak. A estos títulos se les suma Morrer como un homem (2009), A última vez que vi Macau (2012) y O ornitólogo (2016). Este último filme recibió el Premio al Mejor Director en el pasado festival de Locarno. Ante este fructífero recorrido, que también cuenta con cortometrajes e instalaciones, el jefe de programación del festival, Roberto Castón, declaró que “ya era hora de que le diéramos un premio en Zinegoak”.

Ninguna de sus películas se ha estrenado en el Estado español. Sin embargo, se ha movido por diferentes festivales internacionales además de competir en dos ocasiones en el festival bilbaino -sin ser galardonado-. Castón comentó que hace poco mostraron una retrospectiva en el Pompidou de París sobre el cineasta, y que el festival de cine de autor de Barcelona también planeaba dedicarle una retrospectiva amplia en abril, “y ahora nos sumamos nosotros”.

Aunque el jefe de programación lo presentara como un cineasta “muy arriesgado”, Rodrigues explicó que su trabajo es más bien personal, natural y profundo: “Siempre intento encontrar un lenguaje o un gesto personal, una voz particular que mira al mundo”.

La búsqueda incesante de la singularidad, de hacer algo único, sin tener “un estilo” específico es lo que persigue el director en sus proyectos audiovisuales: “Siempre intento cuestionar lo que está a mi alrededor y la forma de hacer cine, pero no quiero encontrar un sello personal porque no me gusta la idea de repetirme, quiero que cada película sea diferente”. Rodrigues no quiere “encerrarse” en una sola forma de llevar a cabo sus películas, porque siempre está aprendiendo cosas nuevas y sobre todo porque cree que hay mucho que hacer todavía: “No me gusta nada cuando dicen que el cine está muerto o que todo ya está contado... yo no lo creo”.

Asimismo, opinó que “las películas que se hacen ahora se parecen mucho. Yo intento que no sean iguales. Cuando las hago pienso que esa es la única manera de hacerlo. Es como cuando yo encuentro a los actores; si no hubiese elegido a esos, no la podría haber hecho. Cada película es un gesto, una especie de milagro”.

El cajón de las ideas “Es siempre muy distinta la forma en la que surgen las ideas. Es algo que me inquieta mucho. Tengo muy pocas ideas, para mí siempre es difícil saber cuál será mi próxima película, pero sé que de esa misma angustia nacerá mi nuevo proyecto”. Con estas palabras explicó ayer Rodrigues ese instante de creación. “Mi primera película, O fantasma, nació del lugar donde viví. Me parecía que esos lugares me contaban historias”, dijo al mismo tiempo que relataba que “esos mismos relatos estaban dormidas en esos lugares sencillos y poco espectaculares, pero para mí siempre fueron misteriosos. Filmarlos siempre fue como despertar a los fantasmas que están escondidos”.

En esta misma línea argumentó que “cada película que hago es estar cerca del abismo. El riesgo quizá venga de eso, de algo que es único. Pero no lo concibo como un gesto espectacular. A mí me gusta hacer cine con cosas sencillas”. Al cineasta portugués también le interesa la realidad y sobre todo, el presente. “Es como un viaje. El cine es muy concreto, son imágenes muy realistas pero también puede ser irrealista. Me interesa llegar a un nivel de irrealidad partiendo de la realidad”, aclaró.

‘o ornitólogo’ Joao Pedro Rodrigues quiso ser ornitólogo. Según contó, antes de graduarse en la Escuela Superior de Teatro y Cine de Lisboa, estudió biología. Quizá ese deseo motivó al director a hacer algo más autobiográfico en O ornitólogo, la última pieza, hasta el momento, de su filmografía, que obtuvo el Premio al Mejor Director en el Festival de Locarno. “No es como volver al pasado, es mirar un camino que podría haber sido el mío, hacerlo como una fantasía. A través del cine vuelvo a algo, a un pasado de ficción”, explicó. En esta pieza ha hecho unas pruebas, en concreto, aseguró Rodrigues, se ha intentado mirar a sí mismo: “Es como crear un otro, he tratado de mirarme desde fuera”.

El cineasta dará hoy una masterclass junto a su compañero Joao Rui de Mata a las 12.00 horas en Bilbao Arte, con entrada libre y después, a las 19.30 horas se hará un pase gratuito de su última película en el cine Golem.

‘Parabéns!’ 1997

‘Esta é a minha Casa’ 1997

‘O fantasma’2000

‘Odete’2005

‘China, china’ 2007

‘Morrer como um homem’ 2009

‘A última vez que vi Macau’ 2010

‘O ornitólogo’ 2016