donostia - Cuatro años después de recibir el Premio Donostia, el actor de la saga Star Wars (1999, 2002, 2005) y de títulos como Moulin Rouge (2001) o Lo imposible (2012), vuelve al Zinemaldia para presentar su ópera prima como director. Además, Ewan McGregor interpreta al personaje principal, el Sueco Levov, un deportista y hombre de negocios de éxito que parece haber triunfado en la vida. Tiene una bella mujer (Jennifer Connelly), una hermosa hija (Dakota Fanning) y una enorme mansión. Sin embargo, el sueño americano no tardará en estallarle entre las manos.
‘American Pastoral’ está basada en la obra maestra homónima del escritor Philip Roth. ¿Cómo se ha atrevido a llevar la novela al cine?
-Mucha gente me recuerda que no es una idea inteligente hacer un filme con una novela tan buena, pero la decisión no surgió de la nada. Me habían ofrecido el papel del Sueco y llevaba tres años con la ilusión de interpretarlo. Sin embargo, el proyecto no avanzaba y cuando me convencí de que no saldría adelante, me propuse como director.
¿Ha hablado con Philip Roth sobre la película?
-Nunca le he conocido ni he hablado con él. Los productores no me animaron a ello y yo me sentía un poco intimidado, porque yo tenía mi visión y creía que estaba siendo fiel a su trabajo. Hace dos o tres semanas, envió un correo electrónico al productor, y aseguró que le gustó el guión y que no le había parecido demasiado oscuro. También dijo que había visto que lo había reducido, pero entendió que la supresión de algunas escenas y de personajes secundarios era necesario para la película. Después de escuchar eso, me sentí muchísimo más tranquilo. Sentiría que había fracasado si su opinión fuese mala.
¿Cómo ha vivido la experiencia de dirigir?
-Creo que tiene mucho que ver con la personalidad de cada uno y del ambiente que quiere tener en el rodaje. Yo no quería que fuese un campo militar, ni tampoco pretendía enfadarme, sino que fuese un lugar agradable para trabajar. Me ha gustado estar encima en todo el proceso: nunca había tenido la responsabilidad del filme hasta el último minuto.
¿Ha echado de menos que alguien le dirija?
-No me he sentido así, en ningún momento he querido que alguien se fijase en mi interpretación, porque nunca he estado tan preparado para un papel. Durante tres años pensé en mi personaje y después, desde que me convertí en director. Entonces no tenía otra cosa en la cabeza, me imaginaba las escenas. Pero eso no hizo que perdiera a mi personaje, porque el Sueco está en medio de todas las historias. Mi forma de trabajar como director fue de ayuda también para mi papel como actor.
¿Cómo ha sido la experiencia de ser actor y director al mismo tiempo?
-Mi manera de trabajar como director ha sido el de ensayar solos, en el set, probando una y otra vez. Tenía ideas para casi todas las escenas. Antes de comenzar con el rodaje, hacía mis dibujos de lo que imaginaba y ponía dónde estaba cada personaje y qué hacía. Al final, me salió un libro gordísimo con todos los dibujos, pero creo que es una buena idea. Después le contaba al actor la idea que había tenido: lo probábamos y si funcionaba, lo filmábamos, y si no, probábamos otra cosa.
A pesar de ser escocés, ha dirigido una historia muy americana...
-No la elegí, sino que fue una oportunidad que cogí al vuelo. Además, no creo que mi nacionalidad me defina como persona. Estaba haciendo un filme sobre América, pero también sobre una familia. Entendía ambas cosas, también la colisión entre la generación nacida en la posguerra y la de quienes persiguieron el sueño americano después de la guerra. No creo que debiéramos estar limitados por nuestra nacionalidad.
¿Cómo ha buscado el equilibrio entre la trama familiar y el contexto americano?
-Creo que la trama principal es la familia, pero el contexto de la posguerra y el movimiento hippie más radical tenía que estar presente. Por eso decidí meter en el metraje algunas imágenes reales. Necesitaba darle importancia a la historia de la familia, porque la pérdida de Merry, la hija de los protagonistas, es lo más importante, pero no podía olvidar el contexto. Aun así, he hecho un esfuerzo por no defender ninguna parte, al igual que lo hizo Roth en el libro, y creo que es evidente. El Sueco es un ejemplo de capitalismo y muere, mientras que su mujer puede vivir en ese ambiente. Merry, la hija que representa a los años 60, sobrevive, aunque no se dé mucha información.
¿Volverá a dirigir?
-Es probable. Ha sido una experiencia enriquecedora, aunque de gran responsabilidad. Supongo que debería enamorarme de la historia para volver a ser director de un filme.