EL Bacalao D’Oro acerca los sabores de Portugal a Bilbao. Allí, el comensal se adentrará en el ambiente de una casa típica portuguesa con toda la gastronomía tradicional del país a pedir de boca y todos los detalles que rodean a la buena mesa del país vecino, desde la comida servida en vajilla de barro a los bordados decorativos que adornan el comedor.

De la mano de un matrimonio portugués, entre imágenes de Coímbra, Lisboa... las comidas o cenas discurren a modo de reunión familiar en su comedor para 40 comensales, que propicia el trato cercano al cliente. Y los sábados por la noche con música en vivo durante la cena. Un pianista y una cantante de fados, que interpreta también canciones de todos los tiempos (boleros, tangos...) acompañan cada bocado con temas del gusto de la clientela. Eso sí, dada la buena aceptación, es necesario reservar. “A la gente en Bilbao le gusta y de hecho, participan de forma animada”, comentan los responsables del negocio.

La carta de El Bacalao D’Oro recoge numerosos platos de la gastronomía portuguesa, ofreciendo comida casera, asequible y de calidad. Como no podía ser de otra forma, el bacalao es la especialidad de la casa, con 18 recetas diferentes de este pescado y la curiosidad de que lo traen de Portugal. No en vano, es el rey de la gastronomía portuguesa. Tampoco faltan el cocido a la portuguesa o la carne de cerdo alentejana. Como entrantes destacan los embutidos asados tradicionales de allí (chorizo, morcilla, etc.) y de postre, la típica tigelada portuguesa, peras cocidas en vino de Porto (borrachas), tarta de nata, aletría (receta similar al arroz con leche pero elaborada con fideo), etc.

Con todo, preparan cualquier plato de cocina portuguesa por encargo y tienen también menú del día y concertados y un menú degustación que recorre la gastronomía de Portugal de norte a sur.

De Portugal importan también los vinos, tintos, blanco y verde, de todas las regiones, además de Oportos y varios tipos de licores, como el de almendra, así como cognacs portugueses.

Con simpatía, dicen los responsables del establecimiento que “hay que venir con mucha hambre”, dada la contundencia de los platos.