sI los bilbainos del pasado siglo pudieran mirarse en un espejo, se verían reflejados en los cuadros de Aurelio Arteta. Pincelada a pincelada, el artista bilbaino representó de una manera ideal la realidad de una época, de un Bilbao en pleno modernismo. Sin embargo, pocos trazos se conocen de la parte más personal de uno de los pintores vascos más importantes del pasado siglo. Ese halo de misterio es uno de los motivos que ha llevado al escritor y periodista José Fernández de la Sota a escribir la biografía de este creador, que tiene como resultado la publicación del tomo Aurelio Arteta, los trabajos y los días.
En el libro, perteneciente a la colección Bilbainos recuperados, editada por la Fundación Bilbao 700 y Muelle de Uribitarte Editores, el escritor narra la vida y obra de un hombre al que todos definen como un enigma. Nacido en 1879 y autor del famoso cuadro Diálogo en el campo de sport, en el que Pichichi aparece con su novia Avelina Rodríguez, Arteta “nunca daba por terminada una obra. Pintaba y repintaba sobre lo ya realizado”, subraya Fernández de la Sota, poeta y autor de numerosos libros, y galardonado en dos ocasiones con el Premio Euskadi de Literatura.
“Pensaba que Aurelio Arteta era más conocido entre los vascos y, sobre todo, entre los bilbainos de lo que realmente es. Yo había oído hablar de él, pero no era consciente de hasta qué punto habíamos olvidado a este pintor; de hecho, cuando empecé a investigar e indagar, vi que no había ni una sola biografía sobre él”, relata el escritor. Arteta, hombre discreto y de carácter humilde, dejó pocos datos personales, lo que dificulta la labor de documentación. “Se sabe que tuvo una vida muy aventurera, una vida de artista de su época”, explica Fernández de la Sota.
El pintor recorrió numerosas ciudades de todo el mundo. Se trasladó junto a su familia a Valladolid y después a Madrid, donde estudió en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando, hasta que, en 1902, la Diputación de Bizkaia le concedió una beca para estudiar en París. Tres años después tuvo la ocasión de recorrer Italia, y, en 1906, regresó a su Bilbao natal donde realizó su primera exposición personal en la Galería Delclaux. Más tarde se trasladó a México, donde murió en 1940 atropellado por un tranvía. “Fue un autor que dio a conocer Bilbao y el mundo vasco. Representa su tiempo, y su tiempo es el inicio de la modernidad en el País Vasco, un momento histórico clave. Sus cuadros son como ver en un espejo la esencia de toda una época”, recuerda Fernández de la Sota, a quien le costó un poco aceptar este trabajo. “Me propusieron este libro porque ya había llevado a cabo la biografía de Juan Larrea. En un primer momento no acepté. Yo no soy historiador ni crítico de arte, soy periodista y escritor, pero al final me lancé, porque me propusieron encontrar al personaje”, afirma.
Según fue escribiendo y uniendo sus palabras a obras como El puente de Burceña, la serie La mina, La fundición y El ferrocarril, el autor se encontró con un personaje que le “apasiona” y al que admira, y sobre el que le hubiera gustado seguir investigando, aunque se muestra satisfecho con su trabajo, “porque es un primer acercamiento a este personaje desconocido”.
arropado Javier Viar, director del Museo de Bellas Artes de Bilbao, quien quiso acompañar a Fernández de la Sota en la presentación del libro en Bilbao, en la librería Cámara, asegura que Aurelio Arteta “es todavía una incógnita a pesar de todo”. Para Viar, uno de los motivos de que el pintor siga siendo un enigma, es que “ha sido muy mal estudiado, ha caído en manos de un historiador que no ha dado la talla a la hora de explicar su vida y analizar su obra y, por ello, sus datos han tenido que sufrir muchas correcciones para poder acomodar mínimamente lo que Arteta pudo ser, tanto en la cronología como en sus obras”. El director subrayó la personalidad de este creador, “muy cerrado y tímido, nada sociable y nada proclive a imponer su criterio y su obra a los demás”.
“Hay muchos aspectos de este libro que son importantes y centrales para el estudio de la historia del pintor, hasta el punto de que gracias a que es un trabajo muy documentado y bien escrito, Fernández de la Sota descubre muchas cosas sobre él al penetrar en sus entretelas, en sus pensamientos y obras, e incluso en indagar en las dudas que hay sobre su figura. Es un libro que recorre la pregunta de quién era Arteta hasta el final”, afirma Viar, quien define a este artista como “un gran pintor que hizo una épica de la historia, una épica del momento histórico que vivió”.