Portugalete - La película Bendita calamidad se presentó ayer en Euskadi y su director, Gaizka Urresti, quiso que el evento fuera en su pueblo, Portugalete. Mañana se entrará en el circuito comercial. Se trata de una comedia que tiene una parte real trágica: su protagonista inicial era Álex Angulo, quien se dirigía al rodaje cuando tuvo el accidente de coche en el que falleció. Había rodado solo una semana y daba vida a un obispo.
Finalmente, el personaje fue asumido por el actor Luis Varela. “Esta película es un homenaje a Álex Angulo. Cuando acaba, sale una fotografía de él vestido de obispo, su personaje. Ha sido difícil pasar de las risas de la película a esa imagen, pero todo este trabajo se lo dedicamos a él”, señalan Gaizka Urresti y Varela.
La película está rodada en Tarazona (Zaragoza) y narra una divertida historia: incitados por un abogado sin escrúpulos, dos hermanos que se encuentran en graves apuros económicos intentan secuestrar a un rico constructor durante la fiesta del Cipotegato de Tarazona (Zaragoza), pero cometen un error y se llevan al obispo de la diócesis, con el que huirán por el Moncayo.
Gaizka Urresti y Luis Varela no pueden evitar la emoción cuando hablan de Angulo: “En lo artístico estoy encantado de hacer este personaje, de haber trabajado en Bendita calamidad, me alegro mucho de haber hecho esta película, lo digo como lo siento. Pero en lo personal, me hubiera gustado más que las preguntas se las estuviera haciendo usted hoy a Álex; que él estuviera hoy aquí. Personalmente para mí eso es una astilla, la vida es así de dura”, aseguraba ayer a DEIA Varela, un actor curtido en mil historias artísticas que abarcan desde la música, la zarzuela, el cine, el teatro o la televisión (es muy conocido por los telespectadores por serie de Telecinco Camera café).
“La película terminada es el resultado del trabajo de cuatro años. Después de lo que le pasó a Álex Angulo cuando iba al rodaje, tiene también un componente épico”. Urresti explica que está basada en la novela que escribió un amigo suyo, Miguel Mena, hace 23 años: “Lleva dieciséis ediciones. Cuando yo leí esta historia vi que estaba bien definida, vi unos personajes muy torpes, pero entrañables; un conflicto muy claro y la garantía de que había tenido muchos lectores a lo largo de los años y que estaban satisfechos”.
Ambos saben que es inevitable hablar de Álex Angulo: “Le recuerdo en los años 80, empezaba a hablarse de cine vasco como seña de identidad. Hice un cortometraje con él en el año 88. Le entrevisté para programas de cine cuando hizo El día de la bestia. Coincidíamos en Madrid”, comenta Urresti.
“En unos premios Goya le ofrecí el papel de obispo, le dije que él sería el ideal, quizá me influía el recuerdo de su papel mítico en El día de la bestia; le dije: Vas a prosperar, ya no eres un cura, eres un obispo. Recuerdo que estaba quemado, él me comentaba que en esta profesión siempre sentía que estaba empezando”. Gaizka Urresti añade que cuando empezaron la película, Angulo estaba en un momento muy bueno. “Pero la vida es así de cruel”.
Todo un reto Para Luis Varela fue todo un reto asumir el papel de obispo. “En apenas dos semanas tuvo que hacerse con el personaje y sin casi leer el guion, ponerse manos a la obra. Su interpretación ha sido genial”, remarcar Urresti. El actor quita importancia a las palabras del director sobre su trabajo y señala: “Era una emergencia que había que salvar, un proyecto que había tardado mucho en empezar. Comienza, y a la semana tienen la desgracia de lo que le ocurrió a Álex (Angulo). Me llamaron, me lo contaron y tenía entre manos una serie, Algo que celebrar”.
Cuando Álex Angulo falleció, automáticamente se paró el rodaje. “Al principio, piensas que todo ha acabado, eso te sucede siempre que pierdes a alguien muy importante en tu vida o en tus proyectos, pero cuando pasan los días te das cuenta de que la vida continúa. Había gente que había dejado de lado sus vacaciones u otros trabajos para estar en Bendita calamidad, era necesario seguir adelante”. Urresti recuerda el shock al recibir las noticias sobre lo ocurrido. “No me entraba en la cabeza, él evitaba siempre el coche, venía en tren o en autobús, no le gustaba mucho conducir”, recuerda.
A Luis Varela le apetecía la película y tenía entre manos el compromiso de la serie, pero en esta ocasión se aliaron los astros y la ficción que tenía pendiente con Antena 3 sufrió un retraso y pudo hacer los dos trabajos: “Cuando me incorporé, no sabía ni cómo era el papel, ni nada de nada. Hice una lectura del guion y al día siguiente empecé a rodar”. No se considera una máquina de la interpretación. “Esta profesión a veces es una gran familia y hay que ayudarse en lo que podamos”.
El actor nunca tuvo dudas ni reparos a la hora de aceptar el personaje de esta película, tampoco mal fario. “En absoluto sentí nada similar. Pero sí era un palo pensar que yo estaba sustituyendo a un compañero mío que tristemente se había matado”, dice. Considera que su papel es vistoso, precioso? Nunca había hecho de obispo. “En esta vida he hecho de todo, hasta de hélice de aviones. Hice, cuando era muy jovencito, Los cipreses creen en Dios, de Gironella, y yo era el curita joven que fusilan al final. A tanto como a obispo no había llegado, hasta ahora”, remacha Varela.