bilbao - La película La noche de los mayas, dirigida por Chano Urueta en 1939, no pasó a la historia por su gran calidad cinematográfica. Protagonizada por Arturo de Córdova, Stella Inda e Isabela Corona, la historia gira en torno a la vida de una joven maya que se enamora justo antes de ser elegida para ser sacrificada por el bienestar de su pueblo. La película tiene algunas escenas dramáticas, como el sacrificio ritual, junto a la pirámide de Uxmal, en Yucatán, y una gran aportación de Gabriel Figueroa en la fotografía, pero por lo que realmente es alabada por los críticos y por el público es por su banda sonora.
Fue Silvestre Revueltas quien creó esta música, altamente emotiva, dramática y brillante, y fue el compositor, también mexicano, José Ives Limantour, quien realizó años después la adaptación a suite sinfónica, convirtiéndose en una de las composiciones mexicanas más interpretadas en todo el mundo. “Pero lo más curioso es que José Ives Limantour fue director titular de la Orquesta Sinfónica de Bilbao (BOS) entre 1953 y 1957, por lo que es posible que comenzara a gestar esta obra, o al menos tenerla en la mente, mientras estuvo en la capital vizcaina.
Carlos Miguel Prieto se subirá al escenario del Auditorio de Euskalduna para conducir hoy y mañana a la BOS y ofrecer al público esta obra espectacular, compleja y de absoluto frenesí rítmico, en la que intervienen doce percusionistas. El director mexicano tomará también la batuta para dirigir previamente Danzón n. 2, de A. Márquez, y el Concierto para violín de S. Barber, que será interpretado por el violinista Paul Huang.
estreno en la bos Una crisis vocacional a los 27 años le cambió la vida a Carlos Miguel Prieto: de ingeniero a apasionado por la música. Aunque comenzó tarde su incursión profesional, a sus 49 años es uno de los directores de orquesta más reconocidos en el ámbito internacional. El brillante director de la Sinfónica Nacional de México viaja por todo el mundo, ofreciendo más de 120 conciertos al año. Prieto, quien ha dirigido agrupaciones en más de veinte países y ha tenido bajo su batuta a músicos de la talla de Yo-Yo Ma, Plácido Domingo y Lang-Lang, también se está convirtiendo en un asiduo de Bilbao. El marcado acento mexicano delata su procedencia, pero por sus venas corre sangre asturiana, francesa y vasca. “Una de mis abuelas, en realidad nació aquí, en Galdakao”, explica. Una cultura que también frecuenta en su país natal, donde tiene grandes amigos vascos. “Suelo jugar a pelota con Eneko Belausteguigoitia. Pero él sigue jugando a mano, tiene muchísima fuerza, y yo a pala”, comenta.
Ahora acaba de llegar de Nueva Orleans, para conducir este concierto tan especial, que incluye La noche de los mayas, una composición que se interpretará por primera vez en la historia de la orquesta. “Revueltas compuso la música para este filme cuando todavía no se hacía. Yo creo que no la creó con la mentalidad que se hace ahora. Limantour dio una forma dramática a la pieza. Es una obra muy importante del repertorio mexicano e iberoamericano”, apostilla.
¿Y qué fue de Limantour después de dejar la BOS? “Fue un compositor muy interesante; hijo de un ministro de hacienda de México, tenía muchos contactos gubernamentales y pudo hacer cosas muy interesantes. Hizo crecer mucho a la orquesta de Jalapa, la sinfónica a la que fue después de estar aquí. Pasó de cuarenta a más de cien músicos”, explica Prieto.
Desde 2002 Prieto es también director principal de la Orquesta de Jóvenes de las Américas, una organización que reúne a los más destacados músicos del continente americano. A esta orquesta dedica sus vacaciones, “su tiempo libre”.
“La disparidad en Latinoamérica es mucho mayor que en el sitio más desafortunado de Europa. Entonces, hay muy poca gente que puede pagar el precio normal por un concierto, pero hay mucho interés por la música. Por eso, hacemos conciertos a un dólar, por ejemplo. Y muchos de ellos los tenemos que repetir. Recuerdo uno que dimos en Natal, en Brasil. Tuvimos que recorrer más de ocho horas en coche y cuando llegamos allí, vimos que mucha gente se había quedado fuera. Estaban dando vueltas buscando entradas. Estábamos cansados pero los músicos no lo dudaron. Me dijeron: Maestro, no podemos dejar a toda esta gente sin el concierto. Y dimos dos sesiones. Nadie se podía quedar sin música”.