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James Taylor, de nuevo en la carretera

El cantautor revive éxitos antiguos con ‘Before this world’, su primer disco con canciones nuevas en 13 años

James Taylor, de nuevo en la carreteraFoto: DEIA

HAN tenido que pasar nada menos que trece años para que James Taylor (Boston, 1948), leyenda de la música de los años 70, haya vuelto a grabar canciones nuevas. Las ha agrupado en su décimo séptimo disco, Before this world (Universal), editado este verano, con el que reverdece antiguos éxitos con su agridulce fórmula de siempre: magníficas armonías vocales, inevitables dosis de nostalgia, píldoras antimilitaristas y odas al amor y a la naturaleza entre arreglos folk, country y r&b. “Cada una de estas diez canciones suena tal y como quería que lo hicieran”, asegura el cantante, que ha contado con colaboraciones de lujo como la de Sting.

La expectación ha concluido este verano con el regreso de Taylor al estudio de grabación. Ya tocaba, tras más de una década en la que ha recibido del presidente Obama la Medalla Nacional de las Artes y su actividad se ha limitado a salir de gira -Euskadi incluida- y editar diferentes recopilaciones y trabajos en directo, incluido el compartido con Carole King, Live at the Troubadour. Hacen falta canciones de maestros como el estadounidense, alguien capaz de describir emociones personales y proyectarlas convirtiéndolas en universales.

Auténtica leyenda viviente, Taylor, ha vendido más de 50 millones de discos y es uno de los músicos más respetados e influyentes de la música estadounidense del último medio siglo gracias a clásicos como Something in the way she moves, You´ve got a friend, Handy man, Carolina in my mind o Fire and rain. Ahora, ha decidido darle un hermano mayor a October road, su anterior álbum de inéditos (2002), y grabó Before this world antes de salir de gira por Europa, hace unos meses. Producido por el propio Taylor y Dave O’Donnell, incluye diez canciones, nueve nuevas composiciones y la otra, Wild mountain thyme, una versión de Francis McPeake.

El disco está grabado por los músicos habituales de Taylor: el guitarrista Michael Landau, el teclista Larry Goldings, el percusionista Luis Conte, el batería Steve Gadd y Jimmy Johnson al bajo. A ellos les acompañan colaboraciones de lujo y hasta familiares. Before this world, que cuenta con una versión que incluye un DVD con el proceso de grabación y entrevistas a colaboradores como Yo-Yo Ma y Sting, ha conseguido el beneplácito popular y de crítica en Estados Unidos, ascendiendo a altos puestos en las listas de venta y siendo calificado como una “evocación del mejor trabajo del artista desde los años 70”, según Rolling Stone.

No exagera la revista, ariete de la contracultura en el siglo pasado. El nuevo disco de Taylor incluye lo mejor de su autor -su cálida y emotiva voz, bellísimas armonías vocales, su estilo lánguido, notas virtuosas, sencillez formal, letras comprometidas con el ser humano y su entorno?- y lo traslada al presente sin abandonar el pasado. Hay nostalgia en estas canciones, que indagan en su juventud para situar al Taylor actual en 2015. “Los temas que de verdad me enganchan me siguen llevando hacia el pasado una y otra vez”, reconoce él, que rescata su juventud, a su abuela muerta y su pasión por el béisbol en Angels of Fenway.

A pesar de ello, el álbum suena a presente. Se constata desde su inicio con Today, today, today, canción de aire country folk en la que el violín y la armónica ponen lirismo a un tema en el que el amor al trabajo y a la música se alían, al igual que en Stretch of the highway, con la actualidad más plena. “Hoy, hoy, hoy, de nuevo en el camino/la campana está lista para sonar y yo no debo perder mi camino/mi corazón está libre de miedos”, canta en la primera, mientras que en la segunda indica “nací cantando? estoy en la carretera otra vez”, con arreglos de metales mecidos por un ritmo que recuerda al viejo J.J. Cale.

Autobiográfico Como en todos sus trabajos previos, Taylor usa los discos para confesarse. “Mi auto-expresión y el aspecto autobiográfico de mi trabajo es el hilo conductor que une todos mis discos. Creo que he crecido musicalmente, y creo que la gente puede escucharlo en lo que tocaba en el 68 y también en lo que estoy cantando ahora. Soy todavía yo, pero está evolucionando”, justifica al referirse a su nuevo repertorio, en el que lo mismo reconoce imperfecciones de aquella juventud de psiquiátricos y heroína o se vuelca con su momento amoroso actual, o en “un himno para agnósticos”, como el que titula el CD, unido a Jolly springstime. En ellas, con la ayuda de Sting a las voces y aires de folk celta, construye una oda a la naturaleza.

Taylor, un hombre de campo que reconoce su amor a la tierra en la canción Montana y dice sentirse feliz entre la nieve, como en la exótica Snowtime (con cierto halo de mambo y guaguancó), entrega en este disco una de esas canciones unidas al presente pero que tienen marchamo de clásico. Se titula Far Afganistán y es antimilitarista, como la lejana Soldiers, en la que criticaba la guerra de Vietnam. “En Indiana te enseñan a mantener a una mujer, un hijo y un arma, pero nadie te prepara para la lejana Afganistán”, canta.

“Cuando me siento a grabar un canción, tengo una idea de cómo debería sonar”, explica el músico en las notas incluidas en el disco. “Es raro que el producto terminado llegue a lo que imaginaba previamente. A veces, me sorprende hacia dónde lleva la canción. Esta vez estoy completamente satisfecho. Cada una de estas canciones suenan tal y como quería que lo hicieran”, apostilla Taylor.