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Marcia Tambutti: “No era justo hacer una película sobre mi familia y quedarme detrás”

La realizadora Marcia Tambutti, nieta de Salvador Allende, presenta en Cannes un documental sobre la figura de su abuelo, en el que explora los secretos de su familia

Marcia Tambutti: “No era justo hacer una película sobre mi familia y quedarme detrás”EFE

cannes - La chileno-mexicana Marcia Tambutti ha conseguido lo que pocos logran. Estrenar su documental en Cannes. La Quincena de los Realizadores ha estrenado la primera película de Tambutti, Allende, mi abuelo Allende. En un evidente juego de palabras, la nieta de Salvador Allende indaga sobre la persona, más allá del personaje público, del derrocado presidente chileno. El hombre fiel a sus ideales e infiel a su mujer. DEIA ha hablado con la realizadora en el marco del Festival de Cannes.

El documental es sobre la búsqueda de su abuelo, Salvador Allende, pero se diría que puede se puede extender a cualquier familia que esconde secretos.

-Eso lo tenía muy claro desde un principio, quería hablar de mi abuelo Allende. Incluso pensé en no decirlo en los primeros minutos, para dejar muy clara que la búsqueda era algo como universal. Y eso le daba un giro más a la historia. Pero en fin?

Tras esta búsqueda, ¿Qué característica le sorprende más?

-Parte de sus características increíbles es que se relacionaba con gente 20, 30 o 40 años menor y luego era superamigo de sus hijos, tenía esa capacidad de comunicación intergeneracional y, para mi sorpresa, no hablé con tantos ancianos como cuando me planteé hacer el documental.

¿Cuándo le surge la necesidad de emprender esa búsqueda?

-Surgió a los nueve años cuando vine a Chile de visita, sola, sin mi familia. Y luego, en varios momentos de mi vida, pensé que cuando volviéramos a Chile toda la familia en el inicio de la democracia iba a aprender todo lo que no sabía de mi abuelo. Pero esas cosas no se daban, no sucedían. El documental lo que me dio fue la herramienta para insistir y no preguntar y luego evadirnos que era lo que ocurría.

Precisamente, el documental refleja esa resistencia de su familia a hablar. ¿Por qué ese ocultamiento?

-Más que por ocultamiento, está relacionado con esta sensación de dolor y de que uno no habla de los temas que son dolorosos. No era tanto ocultar como protegerse. Y sobre todo había que mantenerse fuerte por responsabilidad política. Mi familia se dio una tarea muy fuerte denunciando el atropello de los derechos humanos en Chile y el legado de mi abuelo por el mundo. Eso imponía quizás una autocensura, porque eran unos momentos muy difíciles.

El suicidio de su tía Beatriz Allende, cuatro años después del golpe, es importante en el relato. ¿Por qué?

-Creo que el suicidio de mi tía es lo que más marca a la familia. Ella, la revolucionaria que se exilia en Cuba, que parecía no romperse, tan dura y tan política, se permitió ser vulnerable y fue muy trágico. Seguramente hay una cosa inconsciente de no soltar más, de cerrarte más, permitirte menos la añoranza.

¿Por qué aparece usted también enfrente de la cámara, como una protagonista más?

-Decidí que si quería hacer una película honesta y transparente debía aparecer en cuadro, si no me parecía muy injusto ponerle el foco a mi familia de cosas que ni siquiera querían hablar y yo quedarme detrás. Era una manera de entregarme. Era, de alguna manera, más justo.

¿Y le fue fácil?

-Sufrí mucho. Es muy difícil lidiar con los pudores. Mi equipo me ayudó cuando me decían: Hay que mostrarse más, muestras mucho a tu familia pero no muestras tus emociones. Me empujaban. Fue algo que tomó tiempo, tuve que hacer terapia. No es fácil preguntarle a alguien que tiene 90 y tanto años si ha sufrido. No quería hacer más daño: es mi abuela y la quería.