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“La comedia parece un género menor y es muy difícil hacer reír”

Karra Elejalde aún se pellizca para comprobar que en la gala de los Goya a él le dieron uno, el de mejor actor de reparto. No se lo esperaba porque cree que las comedias juegan en desventaja frente a otros géneros

“La comedia parece un género menor y es muy difícil hacer reír”

Bilbao - Cansado de que le llamemos pidiéndole entrevistas, se declara saturado en peticiones y llamadas perdidas en el móvil, aunque al final cede y habla con gusto. Con la resaca de un fin de semana intenso, y contento con su Goya entre la manos, da cuenta de sus opiniones y se duele de que el director de Ocho apellidos vascos, Martínez Lázaro, no estuviera nominado. No sabe cuándo van a empezar a trabajar en la segunda parte de la película (él todavía no tiene el guion). Guerrero pero feliz, reivindica el género de la comedia al mismo nivel que el drama o el thriller. “Que sepan que hacer reír es muy difícil”, dice con garra. A la hora de dedicar el Goya, miró hacia arriba y lo hizo por su aita, su tío Ramón (murió hace un mes) y por Álex Angulo.

¿Se esperaba el Goya?

-Me extrañaba, dudaba mucho. Si te soy sincero, no contaba con el Goya.

Hombre de poca fe...

-Es que es verdad, no sé si nos retrotraemos a las comedias de antes, a lo que fue aquella época dorada entrecomillas de la comedia española, los tiempos del landismo, de Ozores, etcétera, etcétera. No sé si nos avergonzamos de la comedia.

¿Usted cree?

-No lo sé, pero los premios no los da la gente, los damos los profesionales; y creo que, en ocasiones, los propios profesionales tratamos a la comedia como un género menor.

Podemos decir que ha sido una sorpresa para usted.

-Pues claro, esperaba que la comedia fuera castigada una vez más. Una película de la posguerra, un drama, no sale con los mismos mimbres para estar nominada y ganar premios que una comedia. No sabemos por qué. Considero que la comedia debe ser tratada con el mismo rigor que el drama.

¿Le gusta mucho la comedia?

-Me gusta el buen cine, al margen de que sea comedia o drama, y pongo la misma ilusión y la misma pasión. Es más difícil hacer reír que hacer llorar. Para hacer llorar hay resortes, pequeñas martingalas que puedes hacer para que la gente llore.

¿Qué hay que hacer para que la gente se ría?

-No solo un guion que tenga chispa, hay más cosas. Además, el cómico no siempre está sembrado. Que lo tengan claro: hacer reír es muy difícil. Por eso, no esperaba que me lo dieran.

Pero contento, ¿no?

-Claro que lo estoy, pero ahora. Soy de los que dicen: ¿Para qué te haces ilusiones? ¿Para llevarte disgustos? Así que si no me lo dan, no me he hecho ilusiones, y si te lo dan, bendito sea. Me he llevado una alegría, no lo voy a negar, pero no confiaba.

Hay que ser positivo.

-Pero está cayendo la que está cayendo; en nuestra profesión la mitad está poniendo copas por ahí. De todas formas, estaba por muchas cosas allí, yo ya me sentía pagado y premiado estando allí, no necesitaba más. Era suficiente, pero este Goya viene a ser la guinda.

No confiaba que le dieran el Goya, pero también se lo han dado a Dani Rovira y a Carmen Machi. No ha salido tan mal parada ‘Ocho apellidos vascos’, ¿no?

-En eso tienes razón, ya nos podemos dar con un canto en los dientes, de cinco hemos tenido tres, es una proporción maravillosa. En 2011, por También la lluvia, que era un peliculón, fíjate que estuvo hasta la terna final para los Oscar, estuvimos nominados a once y solo nos llevamos dos.

¿Ha echado de menos a alguien?

-Mira, Ocho apellidos vascos es un sainete, tampoco tiene más pretensiones. Lo que pasa es que ha engatusado y encandilado al público, a mucha gente. A quien sí he echado en falta es al director de la película, a (Emilio) Martínez Lázaro. Él creó el ambiente desde que llegó el guion, el campo de trabajo, el campo de cultivo para que germinara una historia, una comedia que ha gustado.

¿Una injusticia?

-Es que él creó un ambiente tan propicio para la película que es chaman de la queimada. Él ha hecho un grandísimo trabajo de director de actores. Con lo atípico que es que los actores de comedia nos llevemos Goyas y tres lo hemos conseguido. Fíjate si el director tenía mano o no. Sin embargo, él no estuvo nominado y lo reivindiqué cuando recogí el premio.

Fue usted el único que hizo caso a Dani Rovira y solo habló un minuto.

-Como parece ser que me tienen tan canallizado y criminalizado porque en el 2011 me pasé, solo use un minuto, fui el único formal porque fíjate todos los demás lo que se pasaron.

¿Cuándo comienzan a grabar la segunda parte de la película?

-No lo sé, no he leído el guion, no sé ni de qué hago todavía...

Se supone que volverá a ser Koldo, ¿no?

-Sí, pero el guion no está acabado, no está hecho, ni lo hemos leído. No sé si vamos a Barcelona o no vamos, y si vamos, a qué vamos. Tengo tantas incógnitas como tú y como todo el mundo. No sé a qué vamos a Barcelona los dos vascos, el padre y la hija, la extremeña y los andaluces; es que no tengo ni idea del guion, y si el guion no está acabado, dudo mucho que empecemos en abril.

Una dedicatoria muy emotiva la suya.

-A mi padre, a mi tío, que ha muerto hace un mes, y a Álex Angulo, que ha muerto hace unos meses. A cada uno por cosas distintas.

¿Por qué a Álex Angulo?

-Era la referencia en comedia que todos queríamos tener; eran él, Paco Obregón, Ramón Barea... Ellos eran los mayores y nosotros queríamos ser como ellos. Álex condicionó mucho mi manera de trabajar. Al aita y al tío Ramón porque eran un poco así, eran más de hablar en euskera. Mi personaje, Koldo, está hecho en homenaje a ellos. También se lo dedico a Emilio Martínez Lázaro, a la familia, a los amigos, a mi hija. Se me olvidó y me duele mucho, Lourdes, mi representante, que conmigo está haciendo un trabajo maravilloso.