BILBAO. En el caso de los óleos, se trata de retratos de fantasía -diez pertenecientes a una colección particular y uno a la Casa-Museu Medeiros e Almeida de Lisboa- pintados con la pincelada delicada y vibrante propia del autor.

Todos son del mismo tamaño y están fechados hacia 1768, por lo que es probable que fueran concebidos como una serie. Fueron pintados durante la estancia del artista en Madrid, a donde acudió con su padre y su hermano para pintar al fresco varios techos del Palacio Real. La muestra se completa con una docena de estampas, procedentes de la Biblioteca Nacional (Madrid).