UN portón de acero en el que se adivina un mensaje cifrado en código morse invita al transeúnte a atravesar un túnel y descubrir lo que puede ocurrir al fondo. Y lo que se percibe al final de ese túnel es el nuevo espacio galerístico de más de mil metros cuadrados, que busca agitar la escena artística vasca. Los artífices del proyecto son los galeristas Ignacio Múgica y Pedro Carreras que han decidido reciclar una antigua nave industrial, situada en la calle Heros de Bilbao, a pocos metros del Guggenheim, para iniciar una nueva etapa trasladando allí la veterana galería.

Desde su creación, hace ya casi dos décadas, Carreras Múgica - primero como galería Colón XVI- ha combinado la difusión de artistas internacionales con un empeño por promover el talento vasco emergente y con una activa presencia en ferias estatales e internacionales como ARCO, Art Cologne, Fiac París o MACO en México. Pero, sus propietarios buscaban mucho más: “Queríamos que fuera más allá de su actividad como galería privada, que fuera punto de encuentro de todas las personas interesadas en la cultura contemporánea”.

Una apuesta fuerte y arriesgada teniendo en cuenta que muchas galerías cierran sus puertas ante la falta de ventas y de público por la crisis. “Cuando entras en una etapa difícil económicamente como esta, hay dos opciones: o te apartas y te olvidas de todo o te metes a tope. Nosotros tenemos confianza ciega en el arte, siempre ha sobrevivido a todas las crisis y tenemos una colección de artistas excepcionales. La crisis es terrible, pero también hace que ciertos inmuebles como este sean más accesibles. Cuando en 2006 vimos esta nave industrial nos enamoró, pero tenía un precio demasiado alto, era implanteable para nosotros. Con la crisis, se ha reducido y hemos conseguido adquirirlo. Nosotros somos de la opinión de que, a pesar de la crisis, no nos podemos quedar parados”, explica Ignacio Múgica.

El proyecto, diseñado por el arquitecto Juan Herreros, quien también se encargará de proyectar el museo Munch de Oslo, incluye tres salas de exposición, además de dos showrooms y dependencias para el almacenaje de las obras, entre las que se encuentran obras de Chillida, Richard Serra, Txomin Badiola... “Los coleccionistas pueden conocer in situ la mayor parte de los fondos de la galería. El arte se suele comprar por impulso. No se les puede decir a unos turistas extranjeros que vengan a adquirir alguna obra que vuelvan dentro de dos o tres días”, señalan Ignacio y Pedro.

El nuevo espacio expositivo incluye también salas de reunión y de videoproyecciones, donde realizar mesas redondas y diversas actividades artísticas. “Queríamos romper esa dinámica de que una galería presenta una exposición cada dos o tres meses. Ahora, vamos a poder hacer más eventos, la gente nos va a poder visitar más y además podemos colaborar con artistas jóvenes”, explica Ignacio.

La Nave es el espacio expositivo más amplio, donde se celebrarán las grandes muestras de los artistas con los que trabaja la galería. Una sala, que como describe el arquitecto, “tiene algo de espacio público, de gran plaza luminosa en la que el arte es el gran argumento”. Destaca la iluminación con luz natural, procedente de seis lucernarios.

Para llegar a la Nave, desde la entrada es necesario atravesar el Hall de Intervenciones, un túnel que los artistas jóvenes y consagrados podrán reinterpretar o reestructurar con sus obras y propuestas multidisciplinares.

‘toma de tierra’ El encargado de dar el pistoletazo de salida a la nueva galería ha sido Asier Mendizabal (Ordizia, 1973), con la exposición Toma de Tierra, que incluye piezas en hormigón, madera o acero, materiales habituales en este artista con los que plantea una reflexión en torno al monumento público y a la figura de Miguel de Unamuno. En su trabajo, basado en la escultura del filósofo bilbaino que se encuentra sobre una columna de más de cuatro metros de altura -“posiblemente para evitar los casos de vandalismo, ya que en dos ocasiones fue arrojada a la ría”- se entrevé reflexiones en torno a la cuestión formal y el modo en que las ideas se articulan alrededor de ella, la relación entre estética y política, su recepción por parte de las masas y la forma en que se abrazan el texto, las imágenes y lo tridimensional.

“Asier Mendizabal está viviendo un gran momento, por ello queríamos que fuera él quien inaugurara este espacio”, explican los galeristas. La obra del artista guipuzcoano es una de los más profundas, complejas y coherentes de entre las realizadas por artistas de su generación. Mendizabal acaba de regresar hace unas semanas de la Bienal de Sao Paulo, donde ha presentado varias esculturas instaladas en diversos lugares en el pabellón de la Bienal, todas ellas basadas en el monumento al poeta peruano César Vallejo que Oteiza realizó en Lima en 1960.

Carreras Múgica representa también a otros exponentes de esta generación como Txomin Badiola, Pello Irazu, Itziar Okariz o Xabier Salaberria. Además desde sus inicios como galería en 1996 trabaja con Eduardo Chillida y, actualmente, con sus herederos. También representa a artistas de relevancia internacional como Rita McBride, Jessica Stockholder o Serra.