ESTE es el tercer año que la Sinfónica bilbaina pone en marcha este programa, impulsado por la Diputación foral dentro de sus actividades culturales estivales, para sacar a la orquesta de su sede habitual en Euskalduna y acercar la música a los melómanos y aficionados de todos los rincones del territorio vizcaino. “La buena acogida de la iniciativa, tanto por parte de los municipios como por parte del público, nos ha animado a repetir la experiencia, que tiene voluntad de convertirse en una cita veraniega habitual”, explica Borja Pujol, director técnico de la orquesta.

Durante este mes y el que viene, se han programado cinco conciertos en formato de orquesta completa acompañados de jóvenes solistas y directores vascos, cuyas carreras, ya internacionales, contaron con el empujón del departamento de Cultura de la Diputación, bien a través de becas o a través de concursos como el de Canto, que se celebra cada dos años en la capital vizcaina y del que han salido voces como la del tenor Francisco Casanova y la de la soprano Micaela Carosi, entre otras.

Precisamente en la pasada edición de 2012 quedó finalista la soprano donostiarra Miren Urbieta Vega, que ha protagonizado los tres primeros conciertos bajo la dirección de Iker Sánchez: el 2 de agosto en Plentzia, el 12 en Ondarroa y el ayer, en la basílica Andra Mari de Lekeitio. “No es la primera vez que colaboro con la BOS, canté con ellos en la iglesia de Balmaseda, pero siempre es un placer volver a trabajar con una orquesta como la de Bilbao. Y con un programa nada fácil, pero muy intenso, como el que hemos interpretado, que ha incluido piezas de Arriaga, Stamitz, Beethoven y Schubert. Cantar en las iglesias es una gran experiencia, se acerca gente que habitualmente no viene a los auditorios. Además sientes más la cercanía con el público. Para una soprano actuar en una iglesia tiene sus pros y sus contras. Puede aportar muchísima amplitud tanto a la voz como al sonido de las orquestas, pero a veces también demasiada reverberación. Aunque tengo que reconocer que las iglesias en las que hemos tocado durante esta gira tienen una acústica muy buena”, confiesa esta donostiarra de 31 años, que ha dejado de ser ya una joven promesa de la lírica para convertirse en una voz consolidada.

El concierto que se ofreció el martes en Ondarroa, al que asistieron más de 500 personas, tuvo además un componente especial. “Coincidía prácticamente con el bicentenario del nacimiento en este municipio, un 15 de agosto de 1814, del tenor Pedro María de Unanue. Y precisamente, yo quedé finalista en 2012 del Concurso Internacional de Canto de Bilbao, que lleva su nombre, lo que unido a otros premios como el que me dio la Asociación Musical Alfredo Kraus o la ABAO, me han abierto muchas puertas”, explica la soprano guipuzcoana.

aplausos Miren Urbieta Vega empezó a cantar con 6 años, cuando entró en la escolanía del Corazón de María, de la que pasó a la coral del mismo colegio. A los ocho, estudió txistu, pero cuatro años después lo cambió por el clarinete, del que hizo el grado medio a la vez que estudiaba Magisterio en Educación Musical porque, según confiesa, siempre le ha gustado la enseñanza.

Proviene del mundo de la coral, “donde hay muy buenas voces. Acabé dirigiendo el mismo coro en el que canté de niña y más tarde, el Orfeoi Txiki, la agrupación de niños del Orfeón Donostiarra, el coro Kup Taldea... Siempre he sabido que me quería dedicar a la música, es algo imprescindible para mí, aunque al principio, no tenía muy claro que quería ser cantante. Con el tiempo descubrí que esto era lo mío, que quiero estar aquí. Un aplauso del público te emociona, hace que sientas que esto merece la pena”.

¿Y proyectos para el futuro? En mayo la soprano debutó con la ABAO, tras ganar el premio de la asociación, en la ópera Turandot, de Puccini. En octubre, le espera La Traviata, de Verdi, en el Liceu de Barcelona, donde interpretará el papel de Anina. “Además, un proyecto que me hace también mucha ilusión es participar en la próxima temporada de la Sinfónica de Euskadi (OSE) en el reestreno en versión concierto de la ópera La Llama de José Mª Usandizaga en el centenario de su fallecimiento”, añade.

A Miren Urbieta Vega e Iker Sánchez les tomarán el relevo con la BOS en septiembre la violinista Sandra Stanculescu y el director Jon Malaxetxebarria. Será en dos conciertos, en Getxo el día 10 y en Santurtzi, el 12. La BOS continúa con su veraneo sinfónico.