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Premio a Frank Gehry y a la magia del 'efecto Guggenheim'

El arquitecto obtiene el Príncipe de Asturias por su obra "virtuosa e innovadora", donde destaca el museo bilbaino

Premio a Frank Gehry y a la magia del 'efecto Guggenheim'DEIA

bilbao - Le gusta que le consideren un "creador inacabado", y con ese afán de superación, aprendiendo sin cesar, ha logrado situarse en el olimpo de los arquitectos. El último reconocimiento a la labor de Frank Gehry llegó ayer, tras conocerse que le habían concedido el Premio Príncipe de Asturias de las Artes por su obra "virtuosa e innovadora" que, al margen de su excelencia estética, incluye edificios como el Museo Guggenheim de Bilbao, que han sido "generadores de una inmensa repercusión económica, social y urbanística en su entorno". Los jueces no van descaminados, porque el edificio que se asienta en la antigua Campa de los Ingleses es el símbolo de la transformación de Bilbao y de su puesta de largo en el escenario internacional.

Con el galardón, dotado de 50.000 euros y una escultura de Joan Miró, Gehry se ha convertido en el sexto arquitecto en obtener el Premio de las Artes. El jurado ha reconocido la relevancia y la repercusión de sus creaciones "con las que ha definido e impulsado la arquitectura en el último medio siglo", obras caracterizadas por un "juego virtuoso con formas complejas, por el uso de materiales poco comunes, como el titanio, y por su innovación tecnológica, que ha tenido repercusión también en otras artes".

Es obvio que se le premia por la obra de toda una vida, pero resulta difícil desligar a Gehry de Bilbao, ciudad en la que creó su edificio más enigmático, el Guggenheim. Con esta poderosa insignia, la capital vizcaina fue cambiando, para mostrarse al mundo con un semblante atractivo. Hoy en día, el Museo Guggenheim Bilbao está considerado como un icono de la arquitectura moderna y como un ejemplo de transformación urbana.

'milagro' bilbao Es cierto que Gehry ya era uno de los arquitectos más prestigiosos del mundo cuando recibió el encargo de diseñar el museo (ya había ganado el Priztker en 1989), pero fue este edificio el que le convirtió en una celebridad mediática y, en cierta medida, espoleó a otros políticos de diversas ciudades a confiar en los arquitectos para tratar de cambiar sus ciudades. No obstante, el propio Gehry ha considerado en infinidad de ocasiones un "milagro" conseguir repetir lo que él denomina efecto Bilbao, una ciudad que visita todos los años y que, curiosamente, le gustaba más como era antes de la transformación, ya que la "dureza industrial" se ha sustituido por jardines "demasiado bonitos", tal y como ha reconocido en alguna ocasión. Gehry siempre dice que el Guggenheim Bilbao fue un proyecto "especial" en el que contó con margen para "explorar con libertad ideas que no había podido explorar en el pasado".

Con esa libertad que le concedieron las instituciones vascas creó un edificio curvilíneo, revestido de placas de titanio. "Una de mis obras preferidas, que cuando se terminó me hizo exclamar, admirado: ¿Como he podido hacer esto?", apunta el propio arquitecto.

Ese edificio cambió el rumbo de Bilbao, convertida por fin en destino turístico, y el de la Fundación Guggenheim, reclamada por ciudades de todo el mundo, ávidas por tener también una sucursal museística de cierto peso. "Si fuera realmente listo me vendría a vivir a aquí, para disfrutar de la gloria", dijo Gehry sobre Bilbao una década después de la inauguración. Y la ciudad le ha reconocido esta contribución nombrándolo cónsul y agasajándole en su 85 cumpleaños, hace poco más de dos meses. Además, el puente que unirá la futura isla de Zorrotzaurre con el resto de la ciudad llevará su nombre.

Tras el Guggenheim Bilbao -elegido en 2010 por Vanity Fair y por la CNN como el edificio moderno más importante del mundo-, Gehry cuenta con otra obra en Euskadi, y tiene en construcción una tercera en Barcelona (la Torre de Sagrera). Son sus tres únicos proyectos en el Estado español. Su segunda construcción vasca fue el hotel de las bodegas Herederos del Marqués de Riscal, en la pequeña localidad alavesa de Eltziego, un edificio también con formas onduladas y revestido de titanio, aunque en este caso de tres tonalidades distintas: rosa (en alusión al vino tinto), oro (por la malla que cubre las botellas) y plata (en referencia a la cápsula que cubre el tapón de corcho). Este edificio, inaugurado en 2006, fue definido por su creador como "un animal galopando por el campo, un edificio que expresa movimiento".agradecidos Las máximas autoridades de Bizkaia se mostraban ayer felices por el galardón, además de agradecidas. "Estamos muy contentos por él, pero esta distinción es también un premio para el Guggenheim Bilbao", aseguraba el diputado general, José Luis Bilbao, que dijo admirar y respetar a Gehry por su "dedicación, implicación y genialidad". "Ha ayudado a poner el nombre de nuestro museo y territorio en el mundo", apostilló.

El alcalde de Bilbao, Ibon Areso, felicitaba también a Gehry y se mostraba agradecido "porque Bilbao le debe mucho, porque es amigo de Bilbao, además de cónsul de la ciudad: es uno de nuestros grandes embajadores en el mundo".

La diputada de Cultura de Bizkaia, Miren Josune Ariztondo, quiso ensalzar también "la fuerza creativa y visión de futuro" del arquitecto, y agradeció que erigiera su obra en un entorno de la ría en desuso. "Ha elevado la arquitectura a la cumbre de la creación artística", añadió.