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"No tengo el don de la imaginación y sí el de meterme en líos"

El rockero barcelonés edita un doble CD y DVD en directo, 'El creyente', con apoyo de Leiva y Ariel Rot

"No tengo el don de la imaginación y sí el de meterme en líos"

Bilbao - Orgulloso de "seguir vivo" y rockeando, a sus 53 tacos. Así se siente Jose María Sanz, Loquillo, ya El Loco, que edita El creyente (Wea), un doble CD y DVD que documenta su última gira con un concierto ofrecido en Granada con colaboraciones de Leiva y Ariel Rot. "En estos tiempos es un acto de fe mantenerse en esto del rock'n'roll", explica el barcelonés, que ultima su tercera novela. "Será autobiográfica porque no tengo el don de la imaginación; sí el de meterme en líos", apostilla.

¿Cómo estamos, 'Loco'?

-Vivos, lo que es importante.

Aquí todavía se recuerda su último paso por Aste Nagusia.

-Aquel día fue enorme (risas). ¡Madre mía! Ahora venimos de tocar en Londres para toda la gente que trabaja allí, y con todas las entradas vendidas.

53 años y muchas experiencias, no todas buenas, pero titula su disco 'El creyente'.

-En estos tiempos que corren, es un acto de fe estar y mantenerse en esto del rock'n'roll y tocar en Granada para 8.000 personas que se desplazaron desde diferentes partes del país. Vieron un supershow de rock de una banda española. Además, fueron tres días de restaurantes y hoteles llenos. Es la ciudad de Joe Strummer y una de las ciudades míticas de la historia del pop y el rock del país. El rock'n'roll sigue manteniendo una actitud en los tiempos difíciles.

Cuestión de firmeza, entonces.

-Yo no me planteo tirar la toalla, todo lo contrario. Soy uno de los músicos con más galas en los dos últimos años. Estoy en el punto más alto de mis últimos tiempos.

¿Tiene piel de rinoceronte?

-No, simplemente hago lo que me gusta, tengo oficio, me rodeo de los mejores y no soy un gandul (risas). Las cosas no son gratuitas, siempre hay algo detrás

La canción 'El creyente' habla de caballeros y escuderos. Usted es más caballero ¿no?

-No, una mezcla de ambas: maneras de caballero y sabiduría de escudero. Ese es el secreto cuando se llega a cierta edad. Si no, no has vivido nada o jamás has estado arriba o abajo.

Más de uno pensará: ¿Otro directo de Loquillo?

-Hace nueve años que no hacía uno. Es el primero sin Trogloditas.

Pero grabó 'Loquillo en Madrid' hace dos años.

-Pero ese era un disco de poesía, con Gabriel Sopeña y fruto de la gira de teatros. El actual es un disco de rock en directo.

Los discos en vivo suelen cerrar etapas?

-Este no. Es un reflejo de la gira del último año. En todo caso, abriría una etapa nueva, la del primer disco de Loquillo en directo con un equipo detrás. Ya no soy un artista al frente de un grupo, soy un concepto musical con gente involucrada como Jaime Stinus e Igor Paskual.

Defiende que estos son los mejores músicos con los que ha tocado nunca. ¿Mejores que aquellos cuando Loquillo y Trogloditas fueron los mejores?

-No, yo me fui de Los Troglos en 2007 con Hermanos de sangre, con honores, tocando con The Who y los Rolling, y tenía mis razones. Esto no tiene nada que ver, aunque parte de aquellas personas se vinieron conmigo.

¿Qué depara esa nueva etapa, la del futuro inmediato?

-La grabación de un disco nuevo a finales de año y seguir en la línea empezada con Balmoral hasta La nave de los locos. En este caso, el giro lo darán las canciones en las que trabajo con Gabriel Sopeña en los últimos cuatro años. El formato será rockero, claro.

Hay muchos Loquillos diferentes? y están todos en 'El creyente'.

-Es cierto, incluido el más poético. Es que, exceptuando a Paskual, el resto de músicos ya estaban allí, en el formato poético. Son músicos que me permiten hacer lo que quiero. Eso da mucha libertad a la hora de plantear proyectos.

¿Costó elegir el repertorio?

-Fue sencillo, es el del Loquillo actual.

Hay temas del reciente 'La nave de los locos', pero también viejos éxitos.

-No creas, suma y verás cuántos salen. El rompeolas, El ritmo del garage, La mataré, Cadillac solitario, Rock and roll star? y poco más. El repertorio es el de la última década.

La curiosidad del disco es que canta 'Spanish bombs', de The Clash, en castellano.

-Había que tener un detalle con Granada y la homenajeé a partir de la canción. Hablamos con Mick Jones y nos dio permiso. La adaptación es de Gabriel Sopeña y es la única autorizada que existe en todo el mundo. Esa canción forma parte del imaginario colectivo de nuestra generación.

Plantea un curioso debate sobre el papel del músico debajo y sobre los escenarios.

-Mi visión siempre ha sido la contraria a la de la mayoría de la gente. Si soy El Loco es porque he hecho las cosas muy diferentes. Ahora, los grupos buscan un director musical como Stinus, un guitarra que se parezca a Igor... Estamos creando escuela.

¿Con el micro es músico o estrella?

-Arriba, en el escenario, soy El Loco porque es mi casa. Ejerzo de estrella al bajar, naturalmente. Es mi coraza.

¿Un buen título de canción debe ser como un gancho y arrojarte a la lona?

-Exacto, y es algo que antes no podía hacer porque estaba sujeto a una directriz de banda. Aunque muchos crean que Trogloditas era una visión mía?

¿No mandaba tanto?

-No tenía por qué mandar tanto. Ahora todo es un traje a medida, es más yo que nunca.

Pocos colaboradores, pero ninguno cobarde.

-Sí, está Dani Ne.lo a los saxos, un histórico con Los Rebeldes, La Banda del Zoco y ahora con Mambo Jambo. Es el saxofonista más versátil del país y lo demuestra con nosotros al tocar soul, una balada nostálgica, un rock crudo? Y, como había estado de gira con ellos, están Leiva y Ariel Rot. En esa gira falló el promotor en el arranque, al poner entradas a 40 euros. Luego mejoró.

Creo que ultima su tercera novela. ¿También autobiográfica?

-Sí, saldrá en navidades y vuelvo a escribir sobre lo que he vivido. No tengo ese don de la imaginación, sí el de meterme en líos (risas).

¿Qué pagaría por escribir algo como 'Yo fui Johnny Thunders', de Carlos Zanón?

-Nada porque tengo la suerte de ser su amigo, salir de compras juntos y darnos el coñazo mutuamente. Por cierto, su último libro de poemas no es peor que la novela. Leyendo Yo fui? ves la Barcelona de los 80, algo muy cercano.