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Claudio Magris: "En estos tiempos difíciles, sigo siendo optimista por voluntad"

El escritor italiano Claudio Magris participa en el Festival de las Letras Gutun Zuria, en la Alhóndiga de Bilbao

Claudio Magris: "En estos tiempos difíciles, sigo siendo optimista por voluntad"J.M.M.

bilbao - El escritor italiano Claudio Magris (Trieste, 1939) está considerado uno de los más brillantes analistas culturales de Europa. Por sus libros como El Danubio, Microcosmos o A ciegas, y por encarnar en su escritura la mejor tradición humanista y representar la imagen plural de la literatura europea al comienzo del siglo XXI, consiguió en 2004 el Premio Príncipe de Asturias y su nombre suena todos los años en las quinielas de los Nobel.

Magris llegó ayer a Bilbao para participar en el Festival de las Letras Gutun Zuria, que se celebra estos días en la Alhóndiga de Bilbao bajo el título Relatos de frontera. Porque en la obra de Claudio Magris -natural de Trieste, ahora Italia, antes Yugoslavia o el imperio austro-húngaro y ejemplo de intersección entre culturas-, el tema de la frontera siempre ha tenido una gran presencia. "Yo he vivido la experiencia de la frontera directamente, soy de Trieste y en la postguerra la tenía muy cerca. La ciudad es muy pequeña y estaba muy cerca del centro de la urbe, así que era como vivir al lado de un telón de acero. Una frontera insuperable que no se superó hasta que Tito se desvinculó de Stalin. Era como una muralla china, totalmente desconocida. Y por otro lado, era mi mundo. En Trieste mucha gente tiene apellidos de muchos países. Una frontera, efectivamente, puede dividir y a la vez unir, porque puede ser un puente o un muro según se pueda ver. Y también puede dar lugar a obsesiones, por ejemplo, la obsesión por la pureza".

Para il professore, como todos le llaman en Trieste, existen fronteras de muchos tipos. Su libro El Danubio es un viaje para conocer una región, para conocer la historia de un río, la cultura y los personajes que vivían en esos pueblos, pero es también un viaje interior. Para Magris, tiene que ver con conocerse a sí mismo a través de un viaje exterior. "Yo no hubiera podido escribir El Danubio sin superar mis fronteras interiores, porque no solo se dan fuera, sino también dentro de nosotros".

Magris también se refirió a las fronteras morales, políticas, religiosas... "En Trieste, existe todo un crisol de gente de origen distinto, hay eslavos, alemanes, serbios... y ahora tenemos los nuevos emigrantes que representan otra frontera novedosa. Puedo conocer a algunos, pero no sé dónde viven, si tienen hijos... Las fronteras casi se han vuelto invisibles, ellos son extranjeros, pero a la vez yo también soy extranjero porque no conozco mi propio mundo".

literatura Tanto en El Danubio como en otros de sus libros aparece siempre un análisis sobre el totalitarismo, la relación entre identidad y violencia, el fascismo... Cuando el hombre está más cercado y oprimido, desarrolla formas de resistencia más perfectas, dice Magris. Y en estas circunstancias, ¿qué papel juega la literatura? "La literatura no es una forma privilegiada de escribir sobre la justicia ni de encontrar la verdad. Hay escritores de grandísima fama que exaltaron el fascismo, el nazismo, el estalinismo... Por ejemplo, Pirandello envió una carta a Mussolini con motivo de un atentado. Pero esto no significa que no debamos de leer a Pirandello y seguir disfrutando de su obra. El objetivo de la literatura es hacer comprender las cosas, no hacer propaganda. Puede servir para hablar de libertad o de justicia, pero relatando la vida sin sermones. Puede suscitar asco al lector, pero no es necesario que vea una función moral si no se lo propone".

denuncia Magris, que ha sido profesor de Lengua y Literatura alemanas en las Universidades de Trieste y Turín, es colaborador y ensayista en el Corriere della Sera y en numerosas revistas y periódicos europeos desde hace más de 48 años. "Como decía San Pablo, la denuncia requiere rapidez. Una vez escribí un artículo sobre la noticia de la muerte de una chica que ejercía la prostitución, que fue asesinada a mordiscos por sus chulos. Si hubiera escrito un libro, tendría que desentrañar la complejidad de sus vidas, pero la denuncia de una violencia requiere un cambio de estilo, más directo. Deseé que tuvieran el mismo final que tuvo esa chica".

El humanista italiano se ha manifestado en alguna ocasión crítico con los nacionalismos. "Amar tu propia diversidad no está mal, pero sin llegar a una diversidad salvaje. Yo soy de Trieste y hablo el dialecto, pero eso no significa que me sienta menos italiano y menos europeo. Un árbol también tiene hojas diferentes, y sin embargo, se trata del mismo árbol. Un escritor del Caribe, al que conocí hace tiempo, reivindicaba una forma de ser criolla; venía a decir que las raíces en lugar de ir hacia abajo, deberían quedarse en la superficie, extenderse en el suelo e ir estrechándose como si fueran manos".

Magris siempre ha manifestado unas fuertes convicciones europeístas. ¿Y en momentos difíciles de crisis, de corrupción política, cuando Europa vive sus momentos más bajos? El autor explica, citando a Antonio Gramsci, que hay que ser pesimista con inteligencia y optimista por voluntad. "El momento es muy difícil, pero personalmente soy optimista con voluntad, con ganas de hacer lo que pueda desde mi pequeño ámbito, porque si Europa llegara a la ruina, sería una catástrofe para todo el mundo. En este sentido, me siento como un boxeador y espero que, al final, no me hagan caer en la lona por knock out (KO)".