bilbao - En directo desde el Teatro Arriaga (Warner) es el título del doble CD-DVD que Fito y Fitipaldis ponen hoy a la venta y que recoge los conciertos ofrecidos a finales de 2013 a favor del Banco de Alimentos de Bizkaia, en los que se recaudaron casi 100.000 euros. "Fue un caos por la gran respuesta, pero bendito caos", señala Fito, quien este sábado estará en la FNAC de Bilbao para firmar ejemplares y tiene previsto grabar su próximo trabajo este verano.
Tres discos en vivo y todos ellos grabados en Bilbao.
-El primero fue con Platero y Tú, en el Kafe Antzokia; y los otros, ya en solitario, en Aste Nagusia. Y ahora el del Arriaga.
Cada uno de ellos muy especiales por sus ubicaciones.
-No lo había pensado, pero tienes razón. ¡Menudo trío, aunque los ambientes sean diferentes! El Antzokia es el sitio rockero por excelencia, lo de fiestas fue mágico porque hubo mucha gente y lo del Arriaga?
Un lujo, ¿no?
-¿Quién no quiere tocar allí? Lo comento con músicos de fuera y todos son buenas palabras, pero yo tengo el sentimiento de alguien de aquí. Nunca me planteé que podía actuar en él.
Bilbao ha respondido bien, pero usted también a la ciudad, ¿no?
-Bueno? puede ser. Si las cosas no son forzadas y te sientes bien en tu ciudad, la eliges para hacer las cosas. ¡Dónde mejor que en casa! Yo me siento querido aquí, en lo personal y artísticamente.
¿Este 'directo' del Arriaga es el más especial?
-Sí, creo que sí. Lo del Banco de Alimentos ha sido la guinda, la puntilla a una gira de teatros muy especial. Desde que salimos al escenario y vimos el ambiente tan diferente al de los últimos años, decidimos grabarlo. Luego, tras lo del Arriaga y el Banco de Alimentos, adquirió otra dimensión. Nos dimos cuenta rápido cuando se pusieron las entradas a la venta y ¡pum! Todo se colapsó, me llamaban los amigos que no conseguían entradas? Yo estaba fuera y me llamaron para contarme que esto era un caos; bendito caos, creo yo.
¿Qué ha sacado en conclusión tras esos conciertos?
-Muchas cosas. En lo musical, aunque rayando lo personal, creo que si haces lo que te apetece la respuesta de la gente es igual de sincera. No digo el disco, digo que la gira no venía a cuento (risas). Nos la inventamos porque no había disco nuevo y queríamos hacer algo pequeño y recuperar canciones olvidadas. Era una gira para nosotros, de tocar por tocar. Hubo dudas de si podía interesar al no haber canciones nuevas, pero lo trabajamos con cariño, y los teatros se llenaron.
¿Y desde el punto de visto humano qué ha aprendido?
-Me he dado cuenta del respeto que tiene la gente por lo que hago. Les doy las gracias porque nos dejan hacer versiones de las canciones y nos prestan atención. Eso es para tener en cuenta, el que te dejen una libertad artística que supera a la de la industria. Y en lo social, me ha gustado hacerlo en plena crisis. Las entradas de teatros no son baratas y me he encontrado en la calle con gente que me contaba que no iría al concierto porque no tenía dinero o estaba en el paro. Me gustó que me dijeran que querían ir. A mí me valía con ese deseo. Pasa lo mismo con San Mamés. Si no hay tela se ve en la tele.
¿Qué opina de esa visión casi generalizada que duda de los conciertos y proyectos solidarios?
-(Risas). Tal y como está todo, cuesta fiarse. Yo también soy de los que recelan de estas cosas. A mí me han llamado de muchos festivales? No digo que los demás lo hacen mal, pero nosotros tuvimos claro que no tenía que haber la más mínima duda del destino final de la recaudación íntegra para el Banco de Alimentos. Se explicó y se cuadró todo. Además, es más fácil si la iniciativa es de un grupo, no un festival donde hay decenas de músicos y bastantes intermediarios y problemas de logística. En nuestro caso se podía hacer muy bien y de manera transparente.
"Sangro todo lo que escribo", canta en una de sus canciones más célebres. ¿Ha sangrado algo en las últimas semanas?
-(Carcajada). Me gustaría tener una hemorragia, pero solo padezco ligeros cortes, algunas úlceras (risas). No, en serio. El otro día pusimos en orden las primeras hemorragias, ya que vino Carlos Raya (guitarrista y productor de Fitipaldis) a casa y estuvimos viendo varias ideas. Él me hace mucho bien porque tengo ideas y frases, no canciones. Carlos, cada tanto, viene a echarme una mano y me rescata, poniéndolo todo en orden. Me dejo guiar por él.
¿Qué le ha dicho en esta ocasión?
-No viene a casa para halagarme, porque hay confianza. Tampoco para decir que todo es una mierda, ¿eh? Somos amigos y enseguida estamos tocando y sé si le interesa. A mí me tranquilizan sus visitas y sin hablar sabemos si la cosa funciona, si hay magia y llegamos a algún lado. En esta visita me he quedado contento.
Entonces, ¿hay visos de un disco nuevo este año?
Sí? (duda). La idea sería, si todo va bien, y si Carlos puede, grabar en verano. Si no pones una fecha podría estar preparando canciones diez años. Ves reportajes de Fleetwod Mac de un disco que tardaron dos años en grabar? y yo haría lo mismo. Con Platero hacíamos un disco en cinco días, pero si nos hubieran dado un año lo habríamos aprovechado. Si no cumplimos la fecha no pasa nada, no iremos a la cárcel (risas).
¿Qué aire tienen las canciones nuevas? En el CD del Arriaga hay varios juegos y 'solos' de filosofía muy jazz.
-Es una cuestión de calidad musical. Es que los Fitipaldis son muy buenos y tengo que aprovecharlo. Lo que más me gusta del CD y DVD del Arriaga son ellos, yo me tengo muy visto. Hay momentos musicales tremendos porque los teatros te dan pie y puedes desarrollar los temas. Si hay 20.000 personas no se presta tanta atención. El teatro, en lugar de jugar a bailar, te da atención y silencio.
¡Cómo ha cambiado usted desde canciones como 'Imanol', de Platero! ¿Cómo se ve ahora, como músico y persona?
-Veo mucho cambio, tienes razón. Casi podría pensar que es otra vida, muy lejana. Aunque la recuerdo (risas). Jesús e Iñaki tocaban en la comparsa Moskotarrak cuando se grabó Imanol. Por eso tenía ese punto de txaranga. Los discos reflejan la realidad de lo que se es en cada momento. Éramos así, no tengo reparos en mirar atrás.
¿Cómo es el Fito de 2014?
-Uf, no lo sé? Quizá más pausado, pero tampoco me sale muy bien. Y lo intento, a mis 46 años. Ya no ando por Gernika o Barrenkalle a las tantas de la madrugada; aunque, en el fondo, al escribir las canciones, hay un punto en común, ahora y antes, que no se ha transformado. Ese momento solitario con la guitarra, en la cocina de tu puta casa, ese es el mismo.
Imagino que ahora se sentirá más valiente.
-Platero era un grupo sin debates, sabíamos lo que podíamos hacer y lo que nos gustaba a todos. Y había canciones que no les presentaba, claro. Y nunca aparecí en un ensayo con una mandolina, por ejemplo. Por eso surgió Fitipaldis, para dar salida a otras ideas de manera normal.