bilbao
EN el cuadro del Guernica aparecen cuatro mujeres con la boca abierta por un grito de terror. Las cuatro mujeres son la misma, Dora Maar, la compañera de Picasso en aquel tiempo. Ella no solo fue protagonista, modelo y musa, sino que también levantó acta con su cámara fotográfica del proceso de creación de este lienzo e incluso le ayudó a pintar varias rayas del caballo.
Porque Dora Maar (1907-1997) fue mucho más que la amante de Picasso. La historiadora del arte Victoria Combalía, que ha publicado el libro Dora Maar. Más allá de Picasso, explicará esta tarde en una conferencia, a partir de las 19.00 horas y en el Bellas Artes de Bilbao, que fue una fotógrafa de gran valía eclipsada por la gran sombra del creador malagueño. "Dora ha sido durante mucho tiempo la mujer que llora, a raíz de la serie de Picasso que la representa dramáticamente, torturada. Ha pasado a la historia como su amante y, sin embargo, fue una mujer con una fuerte personalidad, emancipada, una destacada fotógrafa surrealista, que dejó la cámara incitada por el pintor, que la empujó a la pintura. No fue una mala pintora, pero nunca consiguió dotarla de esa mirada tan personal que logró con la fotografía".
Tras varias citas telefónicas con ella y una profunda investigación en los archivos familiares, Victoria Combalía ha reconstruido la vida de esta fascinante mujer que formó parte de la intelectualidad parisina de los años cincuenta. "Tuve la suerte de poder hablar con ella en 1993. Fue una especie de gesta porque no quería hablar con nadie ni que la fueran a visitar a casa. Es más, la mayoría de los picassianos pensábamos que había muerto en un psiquiátrico".
Conoce a picasso
Antes y después
Fueron varias horas de conversación apasionantes, que Combalía consiguió alargar con tacto "porque tenía miedo a que me colgara y se negara a hablar más. Incluso me advirtieron de que no sacase a relucir a Picasso". Al final, el tema salió solo. "Creo que se dio cuenta de que me interesaba ella como artista, que me interesaban sus fotos. Y, poco a poco, también empezó a hablarme de él". ¿Y cómo era Dora Maar? En realidad, según esta historiadora, existieron cuatro Henriette Theodora Markovitch, como en realidad se llamaba. "Estuve incluso pensando en titular mi libro, Las cuatro vidas de Dora Maar. Era hija de un exitoso arquitecto croata, que tras vivir en Buenos Aires se afincó en París. Dora tuvo una infancia de una niña bien, pero a los 18 años se volvió una persona socialmente comprometida, de extrema izquierda. Fue entonces cuando se empezó a dedicar a la fotografía de una forma profesional. "Fue reconocida en los círculos surrealistas, muy buena en lo que se llama fotografía de calle, retratista de los desheredados de la sociedad, y en los fotocollages surrealistas", explica Combalía.
Maar conoció a Picasso en 1936. Ella tenía 29 años y él, 55. Ella arrastraba una tormentosa relación con el filósofo Georges Bataille y con el actor Louis Chavance. Él todavía estaba casado con Olga Khokhlova y compartía casa con Marie-Thérèse Walter. Fue un amor a primera vista. Estaba el pintor en el café Deux Magots de París con el poeta Paul Éluard y le llamó la atención que una joven jugaba con una navaja que hacía saltar entre sus dedos. Maar no detuvo el juego pese a que la sangre corría por su mano. Picasso quedó hipnotizado. "Vivió una gran pasión con Picasso, estuvo enamoradísima. Al principio, él también, pero fue una relación totalmente tormentosa. Llena de celos por parte de Dora, totalmente fundados, porque Picasso era polígamo", explica Combalía.
fotógrafa
Creación del 'Guernica'
Además de la pasión que vivieron, hubo un entendimiento intelectual que Picasso no alcanzó con ninguna de sus muchas amantes. A inicios de 1937, el Gobierno de la República española le encargó un mural para la Exposición Internacional de París, que iba a inaugurarse en el mes de mayo. "Por suerte, a Dora se le ocurrió hacer un gran reportaje fotográfico mientras Picasso pintaba. Además, sabemos que le ayudó a pintar algunas de las rayas del caballo", desvela esta historiadora del arte.
No sabemos cuándo le abandonó Picasso, pero lo cierto es que en 1943 conoció a Françoise Gillot. "El artista malagueño no dejó de ver de todo a Maar, porque ella me confesó que se siguieron viendo esporádicamente hasta el 46, aunque en el 45 a Dora Maar le dio un episodio psicótico y la tuvieron que ingresar en un hospital". Fue el inicio de su descenso a los infiernos, de las aplicaciones de electroshock, hasta terminar refugiada en la religión en su apartamento parisino. "¿Si consiguió superar la relación con Picasso? Yo creo que sí, aunque nunca retomó su profesión. Otras amantes de Picasso, como Marie-Thérèse Walter y Jacqueline, no lo superaron y se suicidaron. Ella siguió admirándole como artista. Nunca le criticó. Tan solo en una ocasión, cuando le pregunté si era machista, me dijo una frase lapidaria, pero genial: "Él era muy hombre, era detentador de sus derechos", una manera muy elegante y diplomática de llamárselo".
Victoria Combalía ha realizado ya varias exposiciones de la fotógrafa y prepara una para el Palazzo Fortuny de Venecia, en el mes de marzo.