bilbao
La nueva edición del BAD (Bilboko Antzerkia eta Dantza) ha retomado una senda que inauguró el 23 de octubre. Y lo ha hecho con tres funciones inquietantes. La primera aconteció ayer en La Fundición (19.00 horas) y corrió a cargo de Jon Koldo Vázquez, que asumió sobre sus espaldas el peso de la obra (es el guionista de la pieza y en la dirección le ayuda Marta Álvarez), titulada Elkarrekin bakarrik. Vázquez, que pertenece al colectivo MauMA 2012, aseguró que en el espectáculo se atreve "a decir las cosas a la cara". Lo dice con cierto punto de ironía, porque para ello se comunica por internet y a través de sendas pantallas con otros tres actores. La obra desvela así "el modus operandi de aquellos que utilizan solo las nuevas tecnologías para comunicarse".
La Fundición repetirá hoy, a las 21.00 horas, y lo hará con un espectáculo ligado a la muerte. La artista Catherine Froment interpretará ante el público las formas más bellas de morir. La performance Réquiem sin fin es en parte un fragmento autónomo de la creación La espectadora de la velocidad, escrita por la propia Froment y dirigida por Esperanza López. El origen de esta espectacular y turbadora performance es el final de la película de Robert Bresson, Mouchette, en la que la protagonista se quita la vida de una manera que se parece más a un juego de niños que a una muerte. A partir de esto, la artista francesa se lanza a una carrera contrarreloj, interpretando las maneras más bellas de morir.
Mañana el BAD se traslada al Teatro Arriaga, donde tres compañías teatrales vascas llevarán a escena una nueva versión de Hamlet, el clásico del británico William Shakespeare. Artedrama (Leioa), Dejabu Panpin Laborategia (Orereta) y Le Petit Théâtre de Pain (Luhuso) han decidido unir fuerzas y talento, tal y como hicieron hace unos años con Errautsak, y han adaptado el clásico literario, presentando a un Hamlet "actualizado".
Además, el atormentado príncipe de Dinamarca se expresa por primera vez en euskera. Así, la acción transcurre en el siglo XXI y en Euskal Herria, aunque la duda eterna (ser o no ser) sigue sin resolverse.