MADRID. En una entrevista con Efe, el escritor en euskera más leído y traducido, confía en que "Días de Nevada", que escribe desde 2007, pueda estar acabado para el próximo mes de septiembre.

Atxaga, pseudónimo de Peio Irazu Garmendia (Asteasu, Guipúzcoa, 1951), se encuentra en Madrid por la presentación, con motivo del 25 aniversario de su novela más famosa, "Obabakoak", de una edición especial de la editorial Alfaguara, que incluye el libro "Un lugar llamado Obaba" con tres textos inéditos, así como un DVD del documental "Lugares vacíos, palabras llenas" y una serie de postales con ilustraciones de Marta Cárdenas.

"Me gustan las estructuras que son como collares de cuentas", asegura Atxaga, que explica cómo da cabida a diferentes atmósferas y construye un mosaico en el que pasa del cuento clásico a la biografía o a pequeños ensayos, al igual que hizo en "Obabakoak".

Siempre con un hilo conductor, un "pespunteado" que, en vez de ser el territorio imaginario de Obaba, ocurre en el estado norteamericano de Nevada, donde el autor vivió con su familia durante un año.

En este libro, explica Atxaga, aparece desde el primer mitin que dio Obama en Nevada mucho antes de ser presidente, a relatos relacionados con experiencias que vivió el autor en esa época, como un rapto y un asesinato ocurrido en el vecindario, o su descubrimiento del desierto, que le llevan a escribir un ensayo sobre Lawrence de Arabia, un personaje que de joven le llamaba mucho la atención.

Pero su percepción sobre los temas universales que abordó en "Obabakoak" ha cambiado mucho: "tengo una idea mucho más exacta de lo que es la soledad, más experiencia, he visto más cosas", señala.

"Hay escritores que pueden hacer un libro a partir de una hipótesis como ¿qué ocurriría si Sicilia fuera invadida por los osos? Yo no. Tengo que tratar de entender las cosas, poética o narrativamente" y por eso es "indudable" que si volviera a escribir la obra que le llevó a la fama "indudablemente cambiaría" cosas.

La estructura que utilizó en "Obabakoak" y la que usa en "Días de Nevada" es "extraordinariamente libre y permite muchos tonos", señala el autor para quien "el movimiento de la escritura es como el movimiento de un pintor: dar un paso atrás para ver el efecto del cuadro en literatura es revisar lo que has escrito".

Atxaga afirma rotundamente que nunca ha tenido tentaciones de reabrir el universo de Obaba, que cerró en 2004 con "El hijo del acordeonista".

No obstante, reconoce que el hecho de que su libro lleve 25 años en las librerías es en la actualidad "una feliz rareza", cuando hay novelas que duran un mes o dos.

La razón de esta permanencia y de que haya sido traducida a tantos idiomas (el último de ellos el coreano) es que "Obabakoak" es un libro "al margen de la historia. No tiene enlace con ningún acontecimiento histórico. No hay una sola fecha ni hay una sola referencia a Bilbao, Madrid o París...", cree Atxaga.

Y asegura que nunca pensó que esta obra alcanzara el éxito que ha tenido, especialmente porque estaba escrita en euskera: "nunca había ocurrido y la hipótesis más normal era que no iba a ocurrir nunca".